Boletín No 101

ICCI

Editorial

LA CONAIE: ¿Una fuerza social que decayó?


El pasado 29 de junio del presente año a instancias del lanzamiento, del libro: “Rafael Correa un extraño en Carondelet” del periodista uruguayo-ecuatoriano Kintto Lucas, que se realizó en uno de los auditorios de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) en la ciudad de Quito, el expositor invitado Hugo Barber de la empresa encuestadora Datanálisis lanzó la hipótesis de que el movimiento indígena ecuatoriano (y refiriéndose en específico a la CONAIE) estaría sufriendo un proceso similar al que vivió el movimiento sindical a fines de la década de los 90. Otro expositor señaló, en cambio, que se trata de una fuerza social latente que no está “liquidada” como algunos interesados quisieran.

Aunque el tema central de dicho encuentro giró en torno al actual presidente del Ecuador, no dejó de inquietar y hasta de perturbar la idea de que la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador CONAIE estuviera en un proceso como el señalado por uno de los expositores.

Barber fue más allá y dijo que existe una “sobrestimación del movimiento indígena ecuatoriano, que existe sobre éste una visión distorsionada sino exagerada”. A la sazón el domingo 12 de julio de este mismo año el redactor Santiago Zeas escribía en el diario El Comercio, confundiendo al movimiento político-social (LA CONAIE) y al movimiento político-electoral (EL PACHAKUTIK), “que los errores de su dirigencia y los cambios del tablero político desgastaron a la otrora poderosa Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador”. En la mencionada nota adjudicaba que “a las puertas de una nueva Constituyente, la agrupación luce decaída y a la sombra del presidente Rafael Correa”.

Otras voces también se han levantado para expresar opiniones en similar sentido y queremos creer que son de buena fe porque al menos quedará (al movimiento) la tarea de mirarse hacia adentro. Pero para precisar el momento histórico bien vale decir que también está obrando la desmemoria en perjuicio de los indios y de los pobres que hace pocos meses derrotamos con nuestra lucha a la mayor amenaza neoliberal: el Tratado de Libre Comercio (TLC) con los Estados Unidos y provocamos la caducidad del contrato con la poderosa transnacional petrolera OXY. Dos estrategias vencidas con dos multitudinarias movilizaciones indígenas y sociales encabezadas por la CONAIE en noviembre del 2005 y marzo del 2006.

Los hitos de la lucha indígena y social son incontables desde 1990, año en el que emergió el movimiento y la CONAIE, organización que ha devenido en el protagonista político gravitatorio de estos años. Tampoco se puede desconocer que más allá de los errores y el desfase entre el protagonismo social-político y la participación político-electoral, la mayoría de los votos con los que ganó las elecciones el actual Presidente de la República provinieron de los sectores sociales pobres (del campo y la ciudad) que tradicionalmente han respaldado y continuarán respaldando la lucha consecuente de los indios. Recuérdese las limitaciones del discurso (en la primera vuelta) y del sector social al que representa verdaderamente Correa (la clase media y media alta).

El movimiento y en concreto la CONAIE atraviesa sin duda problemas derivados de largos años de aplicación de una política multilateral de desgaste de la organización desde afuera y desde adentro por aquellos intereses que siempre la vieron como una peligroso referente para lucha social en el Ecuador como en el continente. Las consecuencias de esas políticas que están presentes deben ser identificadas discutidas y debatidas por sus organizaciones de base y sus dirigentes en poco tiempo, para leer los nuevos contextos y reconstituir nuevas formas de protagonismo social.

En el mismo acto de lanzamiento de la obra de Kintto Lucas y reforzando la posición de éste el sociólogo Alejandro Moreano defendió el rol histórico jugado por la CONAIE y el movimiento indígena y social ecuatoriano, al reivindicar que éste fue y -de algún modo sigue siendo- el actor social fundamental y decisivo en la derrota del TLC y de la OXY. Recordemos que el dubitante gobierno de Alfredo Palacio se vio obligado a tomar estas decisiones muy a su pesar, como lo admitió, en declaraciones para el semanario Lideres, el propio Secretario de Comunicación de aquel entonces, José Toledo, quien tomó como cierta la advertencia del dirigente social Eduardo Delgado y de la dirigencia de la CONAIE: “TLC firmado; Palacio derrocado”.

El periodista Kintto Lucas, argumentó que el movimiento indígena ecuatoriano “está presente de otra manera” en la actual coyuntura política del país, a través quizá de una “presencia difusa” y acaso “utilizada simbólicamente”, pero sin que en ningún momento haya dejado de ser el actor social y político de estos tiempos, cuya trascendencia rebasa las fronteras.

El director del Centro de Acción Popular (CAP), Francisco Rhon, (según la nota de prensa citada) anota que la CONAIE “llega sin la misma fuerza porque en la actual Constitución ya lograron su reconocimiento”. “Perdió fuerza porque gran parte de reivindicaciones ya han sido recogidas”. Rhon añade también que “el movimiento ha tenido líos en procesar sus acercamientos con el poder”.

Rhon pretende explicar la falta de fuerza del movimiento indígena por un presunto desinterés relacionado con las conquistas ya logradas en la Asamblea Constitucional de 1998, pero desconoce las luchas incluyentes, amplias desarrolladas por la CONAIE, que mantienen una visión intercultural y una agenda que no se reducen a lo indio o indigenista.

En relación a la segunda afirmación del director del CAP relacionada con los problemas para procesar los acercamientos con el poder, es un asunto de debate interno y que cuestiona principalmente al Pachakutik (que no ha reflejado el acumulado histórico del movimiento indígena). Lo real es que las prácticas político-electorales del Pachakutik lo apartaron cada vez más de la agenda mantenida por el movimiento indígena, social y popular.

Finalmente, (y en el marco de aquella nota de prensa) el Presidente de la Ecuarunari, Humberto Cholango afirmó y responsabilizó a la derecha oligárquica por haber estigmatizado a los indios como los “bloqueadores”, olvidando que “todos los logros es gracias a nuestra lucha”.

José Luis Bedón A.
Septiembre 2007


Coordinación General: José Luis Bedón
Consejo Editorial:
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Patricio del Salto
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Floresmilo Simbaña
Edición Electrónica: Marc Becker

Kawsaypak parlanakuy


Patricio Del Salto G.
Sistematizador del encuentro

INTRODUCCIÓN

Con motivo de la conmemoración del XIX Aniversario de la Resurrección de Taita Leonidas Proaño, nos reunimos convocados por el Presidente de COMICH compañero Delfín Tenesaca, 15 personas, con la finalidad de reflexionar sobre la “Espiritualidad Indígena”. Se empezó haciendo mención a los años que algunos compañeros trabajaron junto a Monseñor Proaño en Riobamba, y recordando que existían dos objetivos claves, a saber: La constitución de una Iglesia Indígena y de la Sociedad Nueva. En pocas palabras concluyeron los compañeros que el proceso ha sido truncado por jerarcas de la Iglesia, y en palabras sencillas se expresó: “… nos quedamos acorralados”. No estamos de acuerdo con esta sociedad que nos ha marginado. Queremos algo diferente.

¿ESPIRITUALIDAD INDÍGENA?

Se reflexionó lo que se entiende por “espiritualidad indígena”, ante lo cual hubo un largo silencio. Luego se sugirió que no utilicemos palabras que llevan a confusión. Hablar de “espiritualidad” puede significar algo solamente para el “espíritu”. Se hace un llamado a sincerarnos. ¡Nos estamos mintiendo a nosotros mismos! Se precisa que miembros de la jerarquía no temen que los indígenas tengan reuniones para reflexionar sobre la espiritualidad, en cambio cuando se habla de reflexionar sobre la vida religiosa indígena se ponen a temblar. Ante esta reflexión se recuerda que el Papa actual Benedicto XVI, en su mensaje a los obispos del CELAM reunidos en Brasil alerta sobre los peligros que significaría que los pueblos indígenas pretendan recuperar sus religiones originarias. Por lo que se sugiere que debemos recurrir a nuestros propios conceptos y saberes para no confundirnos. Antes que espiritualidad más bien deberíamos utilizar la palabra kawsay puesto que abarca toda la vida. En el Kawsay nos re-ligamos todos, nos unimos todos

RELIGIÓNES DOGMÁTICAS Y NO DOGMÁTICAS

Sobre la opinión que se tiene sobre la “religión”, se reflexionó sobre la importancia que los pueblos dan a la misma. Concluyendo que los pueblos han desarrollado sus religiones por la necesidad de explicar la existencia de los seres, por buscar una unión con las fuerzas creadoras de la vida y entre los seres humanos, por expresar de manera religiosa sus creencias. De esto se han aprovechado los opresores para manipular nuestra conciencia religiosa, de tal modo que crearon religiones que sirvan para sus planes de conquista y usurpación de las riquezas de los pueblos. Se recordó que el trabajo que realizó Mons. Proaño y los indígenas fue combatido con la incursión de sectas y por la falta de comprensión de miembros de la jerarquía católica; es decir se produjo una gran división que ahora se quiere superar, luego de haber analizado tanto católicos y evangélicos conscientes que fue una estrategia del imperialismo y del Vaticano.

Se precisó que existen religiones dogmáticas y religiones no dogmáticas. La s religiones dogmáticas tienen tres elementos fundamentales: Dogmas, doctrina y ritos. Se debate sobre lo que significa un dogma y sus repercusiones, concluyendo en que un dogma es una creencia que se la impone como “única verdad”, sin posibilidad de que sea debatida, es propiamente impuesta por las jerarquías. Por ejemplo se recuerda la afirmación de la Iglesia Católica que antes del Concilio Vaticano II enseñaba que “Fuera de la Iglesia no hay salvación”. Las repercusiones de este dogma fueron nefastas para la humanidad puesto que en base a esto se realizaron las “Cruzadas”, la Conquista de Abya Yala para “salvar a los infieles indios”. De igual manera en una iglesia evangélica que sostiene que solo bautizándose en su religión se salvará. Es decir una posición dogmática de por sí es excluyente. Se recordó la posición dogmática de Hitler, que pretendía la eliminación de los judíos para imponer sus creencias a todo el mundo. Lastimosamente en la actualidad miembros de la jerarquía eclesiástica católica y evangélica están con una actitud retrógrada dogmática, incluso el Papa actual da muestras claras de una actitud dogmática excluyente.

Se analiza de que no solo existen dogmas religiosos, sino también culturales, políticos y económicos, por lo que se hace indispensable luchar por liberarnos de posiciones dogmáticas a todo nivel, puesto que ellas nos mantienen divididos y por tanto débiles, confrontados. Se enfatiza en que no solo las instituciones pueden ser dogmáticas, sino que nosotros mismos en ocasiones actuamos de maneras dogmáticas cuando creemos que nuestra verdad es la única, y no nos abrimos al diálogo para descubrir la verdad en comunidad. Vimos que existe también el peligro de que los pueblos y nacionalidades indígenas adquieran posiciones dogmáticas, y pretendan que la única verdad es la suya, o que sus verdades “sólo sirven para ser vividas por indígenas”. Que “runas son solo los indígenas”, cuando todos somos seres humanos. Al tomar estas actitudes se estaría reproduciendo lo que hicieron los opresores. Por lo que deberíamos estar atentos cada uno de nosotros para descartar de nuestras vidas toda actitud dogmática, puesto que éstas nos separan entre los seres humanos.

Se analiza además que todo dogma lleva siempre a una actitud de conquista. Por lo que una religión dogmática no persigue la justicia, la verdadera paz, la vida plena para todos, sino el dominio de sus conquistados. Es irrespetuosa, puesto que se cree la única dueña de la verdad. Así lo hicieron los conquistadores hace 514 años, así lo hacen los nuevos conquistadores de las religiones dogmáticas hoy, puesto que se creen los únicos poseedores de la verdad que deberán imponer inculcando miedos y creando dependencia.

Se analizó brevemente que nuestros antepasados fueron pueblos que habían desarrollado ampliamente sus saberes religiosos, pero sus religiones no eran dogmáticas al punto que quisieron intercambiar saberes religiosos con los que luego descubrieron que eran conquistadores disfrazados de creencias religiosas. Sus religiones cumplían el objetivo de una verdadera religión, es decir el hecho de re-ligarse entre los seres humanos, volverse a unir con la Pacha Mama, a los seres humanos con hacían lo que significa su pala

¿QUÉ HACER?

Vemos que en la actualidad no se pretendería acabar con las religiones existentes, esto no es posible porque nuestros pueblos están ya vinculados a ellas. Que nuestra lucha no tiene que ser interreligiosa, puesto que caeríamos en los vicios y efectos desastrosos de los conquistadores, es decir dividirnos aún más. Nuestra tarea debería ser la de extirpar las actitudes dogmáticas de nuestras comunidades, organizaciones, de la sociedad y de las religiones.

LA FE DE DIOS: Nos preguntamos si Dios tiene fe. Debatimos ampliamente y concluimos que sí tiene fe. Tiene fe en nosotros. Nos enseñaron al revés, que debemos tener fe en Dios. No creer en su obra es no creer en Dios que está presente en su obra. Y la obra más grande es la Pachamama y los seres humanos. Nosotros tenemos un cerebro que es la obra magistral desarrollada por Dios a través de la evolución durante millones de años. Se dice que grandes científicos como Einstein utilizó de manera extraordinaria un área de su cerebro en un 15 % más que lo que utilizan los demás. Qué hubiera sucedido si este científico utilizaba el 100% de su cerebro. Jesús el Cristo y otros seres considerados en las diversas religiones como encarnaciones eminentes de Dios, utilizaron sus cerebros al 100%. Podemos entender por qué Jesús dijo, el que tenga fe no solo esto hará, sino cosas mayores. La pregunta que nos hicimos es: ¿Cuánto de nuestro cerebro estamos utilizando?

Si Dios cree en nosotros, a nosotros nos falta creer en nosotros mismos. Esta sería la mejor manera de rendir culto a Dios, creer en su obra magistral.

RECUPERAR NUESTROS SABERES

Los conquistadores vieron que lo primero que tenían que hacer es matar a nuestros sabios, es decir a los que sabían como se debe vivir bien. Tenían que eliminarlos para que los pueblos queden sin brújula. Luego de esto tenían necesariamente que infundir miedo para poder crear dependencia. De este modo hemos pasado 514 años muertos de miedo y dependientes de los patrones de turno. De esto se han aprovechado las los sectores oligárquicos, las religiones y el imperialismo.

Es indispensable que cambiemos el sistema de vida. La alternativa es poner en práctica nuestros saberes y para ello hay que recuperarlos. Nosotros somos como un collar muy valioso, pero que nos han desparramado, nos han dividido con tantas creencias dogmáticas extrañas a nuestras culturas. La sabiduría milenaria que ha resistido por siglos y el verdadero mensaje de Jesús es el HILO DE PLATA Y ORO que deberá unirnos. Este Hilo entretejido es YACHAY; que se manifiesta en el RUNA YACHAY (Sabiduría del ser humano), PACHA YACHAY (Sabiduría del tiempo), KAWSAY YACHAY (Sabiduría de la vida). Con esto iniciamos una nueva etapa mediante la práctica de runa pedagogía, runa religión, runa teología, runa tandanakuy, runa poder, sin dogmatismos y desde una conciencia intercultural y plurinacional.

Esto es posible, si somos valientes para destruir dentro de nosotros los dogmas que nos separan. Debemos dejar de ser tibios y decidirnos a ser auténticamente libres. Para iniciar los grandes cambios no se necesitan masas conscientes, se necesitan unos pocos hombres y mujeres valientes, dispuestos a romper las cadenas dentro de sus propias mentes y de sus corazones. No se requieren grandes recursos económicos, las grandes obras empiezan con pocos recursos económicos y con corazones grandes, valientes. De este modo damos continuidad al proceso de insurrección de nuestros pueblos.

¡ACHIL TAITICU, ACHILL MAMITA!


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¿Se debe nacionalizar la biodiversidad?
Patrimonio estatal o libre acceso a la biodiversidad


Elizabeth Bravo – Acción Ecológica

A diferencia del petróleo y la minería, el debate sobre si la biodiversidad debe ser nacionalizada o no, no es tan sencillo.
 
El término biodiversidad fue acuñado en los años 1980, y desde su definición ya es problemática.
 
En 1992 se adoptó el Convenio sobre Diversidad Biológica (CBD), e incluyó entre los componentes de la biodiversidad, a la variabilidad que existen en los genes dentro de un organismo, a la diversidad de especies y de ecosistemas.
 
Al tratarse de cuestiones tan diferentes, y con implicaciones sociales y culturales de tan diversa índole, cualquier intento de regular bajo una misma norma a lo que se reconoce como biodiversidad va a ser muy complicado.
 
Por ejemplo, el concepto de biodiversidad incluye tanto a la variabilidad de semillas de un cultivo como el maíz (al que el CBD llama recursos genéticos) como a nuevos conceptos de manejo de la biodiversidad como son los corredores biológicos, que incluyen ecosistemas compartidos por más de un país, pasando por las especies migratorias que visitan nuestros mares territoriales en alguna época del año.
 
Para complejizar aun más la cosa, los conocimientos de los pueblos indígenas, comunidades negras y otras poblaciones locales, están también contempladas en el Convenio de Biodiversidad.
 
Entonces volvemos a preguntarnos ¿debe nacionalizarse la biodiversidad?
 
Este no es un debate nuevo en el seno de las organizaciones sociales en el mundo, y se originó en la diferente forma de mirar esta problemática que tienen dos organizaciones que forman parte del sistema de las Naciones Unidas como son la FAO y el CBD.
 
La FAO, que trabaja con aquella biodiversidad relacionada con la agricultura y la alimentación, y que la FAO llama recursos genéticos, estableció que la biodiversidad es un patrimonio común de la humanidad. Este principio, que pudo tener una base altruista, provocó que empresas relacionadas con el negocio de las semillas y el fitomejoramiento, hicieran un uso abusivo de la biodiversidad, pues la usaron como base para el desarrollo de nuevas variedades a las que luego les aplicaron derechos de propiedad intelectual. Y fue así como estas empresas ganaban ingentes cantidades de dinero, las poblaciones que crearon y conservaron esa biodiversidad no recibían nada a cambio.  Surge el concepto de biopiratería.
 
Es bajo ese razonamiento que en el seno del Convenio de Biodiversidad, los países que poseen altos niveles de diversidad biológica, demandaron que se reconozca la soberanía de los Estados sobre su biodiversidad.
 
Este fue un proceso de negociación entre los países que poseen y los que no poseen biodiversidad. Porque el CBD reconoce el derecho soberano de los Estados sobre la biodiversidad (y de los recursos genéticos), pero también establece que ningún país puede negar a otro el acceso de estos recursos.  La negociación continuó en un tira y afloja, hasta que los países del Sur, consiguieron que se establezca que este acceso debe ser hecho bajo términos mutuamente acordados, y que debe haber una repartición equitativa de los beneficios que genere esa biodiversidad.
 
Se reconoce además la posibilidad de establecer derechos de propiedad intelectual de esa biodiversidad, lo que en la práctica significa una sesión de la soberanía.
 
El CBD además incluyó una cláusula sobre conocimientos tradicionales, que establece también que su uso comercial debe incluir una repartición de beneficios a las comunidades que han generado ese conocimiento.
 
Aquellos que han dado seguimiento a las negociaciones de la FAO consideraron que estas resoluciones de la CBD son abominables, porque limita el acceso que debe tener toda persona o nación a la biodiversidad. El análisis que se hace es que a través de sus derechos soberanos, lo que hace el Estado es ceder esa soberanía a empresas privadas (en la mayoría de casos, empresas transnacionales), y de esa manera se abre la puerta para la privatización de la biodiversidad.
 
Sin embargo, con el sistema del régimen abierto (es decir el que establece que la biodiversidad es patrimonio de la humanidad) también es posible la aplicación de derechos de propiedad intelectual. Este sistema es defendido tanto por empresas privadas ligadas sobre todo al sector de las semillas, como por el gobierno de Estados Unidos, que no es parte del CBD.
 
Pero no son solo ellos quienes defienden el régimen abierto. También lo defiende la Vía Campesina, la más importante organización campesina del mundo, y se sustenta en el hecho que las semillas, deben ser compartidas como siempre lo ha sido desde los orígenes de la agricultura hace diez mil años. Es en este flujo donde la biodiversidad se recrea, se incrementa y se conserva.  Lo que no fluye, se erosiona.  Lo mismo sucede con los conocimientos asociados a esa biodiversidad.  
 
Luego de analizar este principio a la luz de que las semillas han sido objeto de propiedad intelectual, la Vía Campesina amplió su principio en los siguientes términos. “Semillas patrimonio de la humanidad, al servicio de los pueblos”.  Al incluir en el principio que las semillas deben estar al servicio de los pueblos, están dando por sentado que no es para el servicio de las empresas.
 
Sin embargo, la biodiversidad no se limita a las semillas. 
La biodiversidad incluye además por ejemplo a las plantas medicinales, muchas de ellas con importantes principio activos que son ambicionados por la industria farmacéutica.
El conocimiento sobre el uso de estas plantas está con frecuencia en las manos de shamanes, taytas, yachas, que por la forma misma como se genera y se conserva ese conocimiento, no puede ser compartido sino por un pequeñísimo número de miembros de la comunidad, quienes son los custodios de esos conocimientos.
 
¿Debe ser este conocimiento y la biodiversidad asociada, patrimonio de la humanidad?
 
¿Debe ser patrimonio de la Nación, sobre el cual el Estado ejerce derechos soberanos?
 
Las respuestas no son tan simples.
 
Movámonos ahora a analizar lo que pasa con lo que se llama la vida silvestre, es decir animales salvajes que cumplen un papel muy importante en las economías de susbsistencia de muchas comunidades locales. Hay muchas comunidades que completan su dieta alimenticia en base de la cacería y la pesca. Están además los pescadores artesanales que viven del extractivismo de vida silvestre, y están las concheras, los cangrejeros…
 
¿Qué sucederá con la recolección, pesca y caza si se nacionaliza la biodiversidad?  ¿Qué pasará con esas poblaciones que han vivido tradicionalmente de esas actividades?
 
¿Se puede nacionalizar los cardúmenes de peces que pasan frente a nuestras costas? ¿Qué sucede cuando el cardumen deja nuestros mares y se van al Perú?
 
La biodiversidad, ha diferencia del petróleo y los minerales, son la base de sobrevivencia de esas comunidades.
 
Pero el problema no termina ahí. La biodiversidad incluye además a los ecosistemas, y con el desarrollo de los llamado corredores biológicos, ecorregiones o otras formas de manejo de grandes espacios que pueden llegar a cubrir extensiones mayores al tamaño de países pequeños como Costa Rica, y que atraviesan a más de un país (como es el caso del corredor Chocó Manabí, que cubre más de 50.000 Km2 y que es manejado por Conservación Internacional).
  
¿Cómo ejercen soberanía los Estados sobre estos corredores, propuestos y manejados por organizaciones internacionales de conservación? o ¿deben ser patrimonio de la humanidad? Organizaciones como Conservación Internacional, defienden el libre acceso a la biodiversidad y régimen abierto.
 
¿Qué pasa con la conservación privada, donde organizaciones extranjeras compran grandes superficies del territorio de un país, para su preservación? Es especialmente preocupante el programa “adopte una hectárea” en los que individuos privados del primer mundo compran hectáreas de ecosistemas críticos para su conservación. Hay reservas que pueden tener entre 10.000 y 15.000 Ha.
 
¿A quien pertenece esa biodiversidad?, o aun más, ¿cómo el Estado Ecuatoriano ejerce soberanía sobre esa biodiversidad, cuyo dueño es un grupo de individuos no diferenciado y difuso?
 
¿Quién toma las decisiones sobre esos amplios espacios de territorio nacional?
 
Pero la cuestión de los ecosistemas es aun más complejo, porque frente al escenario descrito arriba, sería muy fácil decir que en ese caso si procede la nacionalización de la biodiversidad.
 
Pero en los ecosistemas viven poblaciones humanas, que dependen de ese espacio para su reproducción material y espiritual.
 
Y es en esos ecosistemas donde el ambientalismo de mercado crea los llamados servicios ambientales, los mismos que pueden ser vendidos, negociados, transados.
 
Si la biodiversidad es nacionalizada, al igual que el petróleo puede ser vendida, cedida, etc.  
 
En ese escenario, ¿qué pasa con las comunidades que pierden el derecho de uso de ese “servicio ambiental”?.  Al igual que el petróleo, la venta de servicios ambientales puede generar rentas para el Estado, pero a costa de la sobrevivencia de las comunidades locales que precisamente han cuidado y conservado ese ecosistema bajo unas condiciones tales, que debido a ello, su territorio puede brindar los servicios, que luego son vendidos.  
 
El debate sobre la nacionalización debe ser hecho junto con el debate sobre las autonomías. Algunas comunidades sobre todo de la amazonía defienden el concepto de soberanía sobre su territorio y recursos, incluyendo la biodiversidad.
 
En ejercicio de los derechos colectivos reconocidos en la Constitución, algunos líderes han negociado todo su territorio con empresas o individuos a quienes les entregan el derecho de negociar su territorio y biodiversidad con terceros (incluyendo la venta de servicios ambientales, bioprospección, extracción de recursos, etc.) a cambio de una suma de dinero.  
 
Los impactos sobre otros miembros de la comunidad y las futuras generaciones que tienen derecho a ese territorio y a esos recursos, pueden ser enormemente perjudiciales.
 
Con estos antecedentes es necesario preguntarse
 
¿El reconocimiento de los derechos de soberanía de los Estados sobre la biodiversidad y los recursos genéticos, constituyó un avance o un retroceso en el proceso de la comercialización de la vida?
 
Todo depende de la interpretación que demos a la soberanía. Esta puede entenderse como:
La existencia de un Estado que organiza el acceso de los recursos genéticos a las transnacionales que industrializan la vida.
Un Estado que defienda la soberanía nacional, pero que ve en la biodiversidad una fuente para mejorar sus rentas.
Un Estado que, en representación de toda la nación, obedece a los intereses colectivos, incluyendo los derechos de las futuras generaciones, la seguridad alimentaria, la salud pública, el mejoramiento de la calidad de vida y la conservación de los recursos naturales.

Dado que he planteado demasiadas interrogantes, solo quiero presentar aquí un par de certezas:
 

LA VIDA NO PUEDE SER OBJETO DE MERCANTILIZACIÓN
 
NO PUEDE SER PRIVATIZADA NI A TRAVÉS DE DERECHOS DE PROPIEDAD INTELECTUAL, VENTA DE SERVICIOS AMBIENTALES, BIOCOMERCIO Y OTRAS FORMAS QUE PUEDAN SURGIR.


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