Boletín No 77

ICCI

Editorial

La amazonia y las petroleras


A mediados del mes de agosto la Asamblea Biprovincial de Sucumbíos y Orellana respaldados por los municipios, consejos provinciales y organizaciones sociales, iniciaron un paro indefinido de actividades, con la ocupación de los aeropuertos, el cierre de vías, posos, puentes, áreas y estaciones petroleras, demandando al Estado ecuatoriano el cumplimiento de compromisos y obligaciones, y la exigencia a las compañías petroleras que operan en la amazonía la rescisión de los contratos y su retiro inmediato, como la asistencia a las necesidades más apremiantes de aquellos pueblos olvidados.

El paro amazónico que convocó a autoridades, pobladores, campesinos, indígenas, es totalmente justo y por razones absolutamente evidentes. No es congruente que en un país petrolero como el Ecuador, los recursos generados por la producción petrolera no hayan aportado al bienestar y a lograr mejores condiciones de vida de la población amazónica. No es comprensible que mientras las compañías petroleras se llevan de la amazonía miles y miles de millones de barriles de crudo el 41,8% de los niños amazónicos menores de 6 años sufran desnutrición crónica, que el 16,7% de niñas y niños amazónicos trabajen y no estudien; en la amazonía existe un 23% de indigentes y 40,3% de la población vive en condiciones de hacinamiento.

En Sucumbíos el 81,73% de la población vive en condiciones de pobreza, en la provincia de Orellana el 86,6% de la población en la misma condición de pobreza por necesidades básicas insatisfechas.  La actividad petrolera ha sido devastadora, la afectación al medio ambiente ha acabado con la vida de los animales, plantas y pueblos, ha alterado la convivencia de la región, la población es víctima de atropellos, vejaciones, persecuciones, muerte, se ha afectado profundamente la cultura y la supervivencia de las Nacionalidades.  Mientras que solo la compañía Occidental aprovecha 120 mil barriles diarios de petróleo de los cuales el 80% se lleva la compañía y el 20% queda para el Estado.

Sin embargo, la respuesta a la justa lucha de los amazónicos por parte de las autoridades es la declaratoria del Estado de Emergencia y la violencia consecuentemente, la brutal represión del ejército y policía defendiendo los intereses de las compañías petroleras y del imperio; la detención de autoridades y dirigentes del paro amazónico, los allanamientos a domicilios, las capturas, los niños y ancianos asfixiados por las bombas lacrimógenas, las heridas de bala en la salvaje represión, a pesar de todo ello no lograron frenar las marchas y la digna lucha del paro amazónico.

Al margen de los logros alcanzados en este paro amazónico es necesario puntualizar algunas apreciaciones nacionales. Las compañías petroleras que operan en la amazonía se convirtieron en punta de lanza del nuevo modelo geoestratégico de los Estados Unidos, pues la Oxy y la petrolera Chevron Texaco no solo han influido muy notoriamente en las decisiones de los últimos gobiernos ecuatorianos, sino son piezas claves en el control de los recursos naturales y el petróleo en la cuenca amazónica y, de su participación en el Plan Colombia y en el fraccionamiento de las organizaciones sociales y particularmente de las Nacionalidades indígenas.  Con gobiernos débiles y entreguistas como los nuestros, las compañías petroleras y los Estados Unidos consolidan su hegemonía.  El Congreso y los políticos tradicionales han sido incapaces de resolver con dignidad el conflicto amazónico con una actitud de que no pasa nada en la amazonía.  El gobierno de Palacio sometido a de los intereses ajenos no ha sido capaz de resolver ni los problemas domésticos sociales, ni la dignidad para defender los intereses nacionales.

Por otro lado el papel de los movimientos y partidos de izquierda, identificados con los problemas nacionales se ven menguados, reducidos y enredados en su propia incapacidad, sin connotación política frente a los graves problemas del país, cada quien por sus propios intereses, no están preparados para construir una unidad ni al menos de carácter coyuntural.  Han desaprovechado una vez más momentos importantes como la lucha de las provincias amazónicas para convertirla en una lucha por la dignidad y defensa de la Soberanía Nacional contra las compañías petroleras y conformar un gran frente nacional para robustecer las propuestas políticas nacionales: de no firmar el TLC, rechazar la Base de Manta, la no participación en el Plan Colombia, contra las privatizaciones de áreas estratégicas del Estado.

El movimiento indígena con raíces en las nacionalidades amazónicas ha estado junto a su lucha y a través de la CONAIE ha liderado movilizaciones con sectores sociales y populares fundamentalmente contra la OXY, exigiendo al gobierno que declare la caducidad del Contrato con la petrolera, y Petroecuador asuma las operaciones del bloque 15 y otros en torno al proceso de nacionalización del petróleo como es la propuesta del Movimiento Indígena.

En momentos difíciles para la sociedad ecuatoriana es necesario articular ideas y perspectivas históricas e ir trabajando en la construcción de una propuesta que permita verdaderamente transformar las caducas estructuras y sistema, responsables de la pobreza y desigualdad social en el Ecuador. Es responsabilidad de las organizaciones y la honestidad y compromiso de sus líderes el soñar en la concreción de una sociedad justa, digna y soberana.


© Los artículos del presente Boletín pueden reproducirse citando la fuente

Las autonomías regionales
Propuesta para la reestructuración del territorio nacional y reforma del modelo de estado

Alfredo Lozano Castro1


La “cuestión regional”, y correspondiente polémica regionalista, es una de las asignaturas pendientes de la nación ecuatoriana, aquella que se forjo o esta forjando, a partir del nacimiento de la república (1830). A decir verdad, entrar en esta polémica, o si prefieren «conflicto regional», plantea entrar con pasión y reflexión, a un debate que ha sido soslayado durante muchos años (se perdió la oportunidad en la pasada Asamblea Nacional, 1998), y el tema últimamente (desde la crisis institucional de 1997), se ha convertido en arma arrojadiza por parte de ciertos sectores políticos, que buscan consolidar su hegemonía regional, pasando claro esta, por las pretensiones personales de los políticos de turno.

Aparte de estas pretensiones, la “cuestión regional”, aparece como una gran oportunidad para plantear en profundidad soluciones innovadoras a la histórica frágil gobernabilidad del país (en la década reciente 1995-2005, se han sucedido 9 gobernantes), al modelo económico que favorece a determinados grupos de poder y genera  inequidades territoriales que se expresan en la satisfacción de las necesidades básicas, dotación de equipamientos, e incluso ejercicio de ciertas competencias de gobierno.

Una breve mirada al turbulento pasado, de la actual república del Ecuador, incluido por supuesto, el gobierno colonial, que sentó las bases político-administrativas, socio-económicas y culturales de la república, permite constatar que la división geográfica y cultural, entre sierra, costa, y amazonía, debido a la implantación del gobierno colonial, centrado en la exportación de las riquezas nativas, configuró una particular jerarquía urbana, que tenía como cabezas principales a: Quito y Guayaquil, donde se han concentrado las principales instituciones del poder del Estado; las mayores inversiones de los gobiernos de turno y por supuesto el capital económico-financiero, respectivamente. Es por ello, que cuando algunos sectores políticos, caen en la tentación de manipular las causas de la crisis socio-económica, jurídico-política, administrativa-institucional, y cultural, que recurrentemente vive el país, achacándola exclusivamente al “centralismo”, requiere una rigurosa reflexión, que trasciende hasta la existencia misma de las primeras naciones que han habitado (MANTAS, PUNAS, HUANCAVILCAS, TUMBES, QUITUS, PURUHAES, CAÑARIS, PALTAS, CAYAPAS, SHUARAS, HUARONIS, etc.), y habitan este territorio, conocido, cada vez más, no sólo por la línea que lo atraviesa y divide el planeta, semántica anodina, que dice mucho de los precursores de la patria ecuatoriana, sino también por su ingobernabilidad, sus frecuentes escándalos políticos y corrupción. Lacras que han postrado en la miseria a la mayoría de población, y que infunden un ánimo derrotista, haciendo olvidar que somos un país rico en recursos naturales y talentos humanos, y poseedores de una vasta diversidad regional.

Precisamente esta diversidad regional, fruto de una naturaleza privilegiada y de las singulares características físico-geográficas, que permiten recorrer el país en una jornada diaria, sintiendo, percibiendo y constatando costumbres, olores, sabores, formas de ser, sentir y actuar, combinadas de paisajes maravillosos que van desde los fríos paramos nevados, pasando por los valles interandinos, para luego descender al caluroso trópico amazónico, o llegar a sentir la brisa del mar y calor de las playas costeras, es desaprovechada, y despilfarrada, por la visión miope e ignorancia de gobernantes de turno (locales y nacionales), más preocupados a dar soluciones  inmediatistas y clientelares, antes que a plantear, planes, programas y proyectos que aprovechen estas potencialidades y que contribuyan a mejorar el bienestar de todos los ecuatorianos.

Por otra parte, en este territorio privilegiado, se han desarrollado configuraciones étnico- culturales, que al calor del proceso cultural ecuatoriano, es decir, de la existencia de dos matrices culturales, la indígena-andina y la hispana-europea, han dado lugar (siguiendo a Darcy Ribeiro), a PUEBLOS ANTIGUOS O HISTÓRICOS, donde perviven las raíces ancestrales y formas de ser propias de las primeras culturas, las cuales se debaten en una fuerte pugna con las formas impuestas por la colonización hispana/europea. Aquí subsisten blancos e indios, estos últimos mayoritariamente, más un gran contingente de mestizaje, aunque todos marcados por la fuerza telúrica del pasado ancestral que se resiste a ser mero espectador del proceso cultural y reclama con la autoridad de miles de años de experiencia en la culturización del territorio, tener en consideración sus formas productivas, costumbres, creencias, valores, tradiciones y festividades, en definitiva su singular relación con la naturaleza y el cosmos. Ejemplos de estos pueblos los encontramos a lo largo del callejón interandino, en provincias como Imbabura, Pichincha, Cotopaxi, Chimborazo, Tungurahua, Cañar, Azuay y Loja.

Luego tenemos los PUEBLOS NUEVOS, mezcla de indios, blancos, y negros, más una representativa migración interna y externa, esta última proveniente del Oriente Medio, África y Asia. Son pueblos que por su ubicación geográfica tienen un dinamismo económico, y absorben fácilmente la influencia de culturas foráneas, lo cual les imprime un novedoso carácter que se manifiesta en sus costumbres y formas de ser extrovertida. Ejemplos de estos pueblos los encontramos en las provincias de Esmeraldas, Manabí, Guayas, Los Ríos, y El Oro, es decir todas las provincias de la costa.

Finalmente encontramos a los PUEBLOS EMERGENTES de reciente colonización, habitado por indios y blancos, los primeros durante siglos se mantuvieron al margen del proceso civilizatorio occidental, pero en estas últimas décadas, el descubrimiento y explotación de sus recursos naturales (petróleo fundamentalmente), ha impactado fuertemente en sus estructuras tradicionales integrándolos a la fuerza al estado nacional. Ejemplos de estos pueblos los encontramos principalmente en las provincias orientales de: Pastaza, Napo, Sucumbíos y Morona Santiago

Estas características que definen el TERRITORIO (Condiciones físico-geográficas), y la TERRITORIALIDAD (Configuraciones étnico-culturales), parece ser, como ciertos sectores de forma maniquea pretenden presentar, han entrado en fuerte contradicción de intereses y bienvenida la ocasión para plantear algunas interrogantes:
¿Cómo ha sido entendida y gestionada la diversidad regional desde el mismo nacimiento de la república?.
¿Quiénes son los responsables de la implantación de los modelos económicos y sucesivas crisis  políticas del país?. Dicho sea de paso, los modelos de crecimiento económico, entre otras cosas, privilegiaron la bicefalia urbana que hoy se traduce en rivalidad y pugna de las dos ciudades más pobladas del país, como son: Quito y Guayaquil, donde se concentra el capital económico-financiero.
¿Cuáles son las causas del fracaso del Estado centralista, y como han manejado sus arcas fiscales los gobiernos de tumo?. Aunque, ahora los oportunistas y revoltosos de nuevo cuño, achacan al mal entendido regionalismo, el fracaso del Estado, soslayando las responsabilidades y buscando chivos expiatorios para convertirse en los paladines de un nuevo orden jurídico, y político-administrativo, que por cierto es necesario, y por lo mismo merece ser tratado con la mayor sabiduría y objetividad posibles. En este contexto, los políticos oportunistas que reclaman autonomía (aunque todavía no se ponen de acuerdo, si esta es cantonal o provincial, olvidándose que los gobiernos seccionales autónomos: municipio y provincia, gozan de autonomía), y los regionalistas por naturalización, (algunas cabezas visibles son emigrantes de segunda generación, que no sienten y peor conocen la historia de la nación y muchos de ellos, son acérrimos defensores del libre mercado), por ahora, tienen como denominador común, el reclamo de las rentas fiscales generadas en cada entidad territorial, dejando de lado temas de fondo, como la asunción de nuevas competencias, y principalmente el modelo de Estado, que tradicionalmente ha preconizado la existencia de la nación única, bajo el paraguas del libre mercado, que hace tabla rasa de la diversidad regional, y de sus tres poderes: ejecutivo, legislativo y judicial, ejercidos de forma centralista.

En este orden de cosas, las propuestas de autonomía, a nuestro juicio regional, para aprovechar las potencialidades y diversidad biológica y cultural del país, deben sustentarse en un proyecto que sirva para poner en práctica un nuevo modelo de Estado, en base a la reestructuración político-administrativa del territorio nacional, y ello exige ciertas condiciones indispensables que se citan a continuación:

  • CONCERTACION Y PACTO POLÍTICO, que involucre a todos los partidos políticos y movimientos sociales, sin exclusión de ninguna clase, para identificar los grandes ejes del nuevo Modelo de Estado y de Gobierno, (bien sea un Estado de regiones autónomas, lo que implica una profunda reforma constitucional, o Estado federal, que requiere una nueva constitución), que permita el desarrollo integral del territorio nacional.

 

  • AUTONOMIA Y DESCENTRALIZACIÓN DE LOS PODERES DEL ESTADO Y NUEVA INSTITUCIONALIDAD PARA SU PLENO EJERCICIO.
  • IMPLEMENTACION DE LA NUEVA ESTRUCTURA TERRITORIAL DE REGIONES AUTONOMAS BASADAS EN LAS NACIONES INDÍGENAS ANCESTRALES. La autonomía para cada nación ancestral, implica tomar partido por la regionalización del país, e identificar a partir de consideraciones histórico culturales, las naciones ancestrales que serían el sustento del Estado plurinacional; al respecto, las principales naciones ancestrales que han habitado y habitan el país, son: MANTAS, HUANCAVILCAS, QUITUS, QUIJOS, PURUHAS, CAÑARIS, y PALTAS (SARAGUROS), a ellos se sumarían las actuales nacionalidades asentadas en la Amazonía, como los: SHUAR, ASHUAR, SIONA SECOYAS, AWAS, EPERAS, HUAORANI, y COFANES. Con estos antecedentes, atendiendo al proceso de culturización del territorio, se pueden plantear 10 regiones autónomas, que se corresponderían con las naciones ancestrales, en algunos casos, estas naciones representan la mayoría de población, lo cual  marca una fuerte identidad, y en otros, la minoría, aunque serían el sostén fundamental de la identidad regional, dichas regiones, con el ánimo de iniciar la discusión sobre la propuesta, tentativamente podrían ser:

 

  1. REGION MANTA, conformada por la actual provincia de Manabí.
  2. REGION HUANCAVILCA, conformada por las provincias del Guayas y Los Ríos.
  3. REGION CARANQUI, conformada por las provincias de Imbabura, Carchi, y Esmeraldas.
  4. REGION QUITU, conformada por las provincias de Pichincha y Napo.
  5. REGION PURUGUAY, conformada por las provincias de Cotopaxi, Chimborazo, Tungurahua y Bolívar.
  6. REGION CAÑARI, conformada por las provincias del Azuay, Cañar, y Morona Santiago.
  7. REGION SARAGURO, conformada por las provincias de Loja, El Oro y Zamora Chinchipe.
  8. REGION SHUAR, conformada por las provincias de Morona Santiago y Pastaza.
  9. REGION QUIJO, conformada por las provincias de Orellana y Sucumbíos.
  10. REGION INSULAR, conformada por la provincia de Galápagos.

Esta propuesta, tiene la virtud de unificar algunas provincias, con lo cual se tienen en consideración simultáneamente los aspectos histórico culturales, económicos, y político administrativos. (Ver, Mapa Anexo).

  • MODERNIZACIÓN DE LAS INSTITUCIONES ESTATALES, hace falta una reingeniería de las instituciones, que suprima, fusione o crea nuevas entidades, principalmente aquellos que tienen que ver con la administración pública y el ordenamiento territorial, por ejemplo: Ministerios de : Obras Públicas; Desarrollo Urbano y Vivienda; Ambiente; Turismo; y Gobierno.
  • NUEVAS LEYES EN MATERIA DE ORDENAMIENTO TERRITORIAL, que permitan elaborar normativas y definir competencias que hagan viable la estructura territorial propuesta, así como, la dotación de los correspondientes instrumentos para su gestión.
  • FORTALECIMIENTO INSTITUCIONAL Y REORGANIZACIÓN DE LOS GOBIERNOS SECCIONALES AUTÓNOMOS, ENTIDADES DEL GOBIERNO NACIONAL Y ORGANISMOS DE DESARROLLO REGIONAL.
  • PARTICIPACIÓN DE TODOS LOS ACTORES SOCIALES, Universidades,
    Sindicatos, Organizaciones sociales, FFAA, Iglesia, ONGs, etc., a través de veedurías para el control del gasto público y endeudamiento externo.

En este marco, antes de sacar precozmente de la manga, mapas de divisiones regionales, con cierto sesgo tecnócrata desarrollista y marcado carácter instrumental, es preciso garantizar la cohesión social a nivel interno de manera que permita enfrentar en óptimas condiciones, no sólo, el reto de la construcción del moderno estado ecuatoriano, sino también, el de la Comunidad Andina de Naciones, en donde las particularidades regionales, sin duda, jugarán un papel importante pues desde un ámbito territorial de mayor escala, la elaboración de directrices y estrategias territoriales pasan por el rol protagónico de las regiones.


Notas

[1] Dr. Arquitecto. alozan@mixmail.com Universidad Intercultural Amawtay Wasi


© Los artículos del presente Boletín pueden reproducirse citando la fuente

Leave a reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *