Boletín No 69

ICCI

Editorial

La nueva geografía política del mundo


Las elecciones de noviembre en Norteamérica, son un signo pesaroso para la paz del mundo y para la estabilidad política global. La Administración Bush va a tomar su triunfo como un aval y una legitimación popular a su política guerrerista y violenta. Lo que significa que se abre un periodo de incertidumbre y se generan signos de interrogación sobre el frágil equilibrio internacional.

Tal como van las cosas, y luego de que se ha demostrado hasta la saciedad que los gobiernos norteamericano e inglés mintieron y manipularon la información existente para justificar su agresión a un país soberano como Irak, no sería impensable que esos mismos argumentos que justificaron la agresión e invasión a Irak sean ahora utilizados en contra de otros países que Estados Unidos ha reunido bajo su denominación de “eje del mal”.

Por lo pronto, la amenaza más directa ha sido hecha a Irán y a Siria. Una amenaza que en el contexto actual se parece más bien a la advertencia que va precedida antes del ataque. Si Estados Unidos se inventa el recurso fácil de que Irán o Siria poseen o están en camino de poseer armamento biológico, o nuclear, y habida cuenta de que ambos países han sido calificados como “países que protegen al terrorismo”, entonces la vía militar parece perfilarse sobre el horizonte del mundo.

Un ataque militar a estos países, puede cubrir de una cortina de humo a los evidentes fracasos norteamericanos en Irak y Afganistán. Si la intención de Norteamérica era presentarse en Irak como “salvadores” de una supuesta tiranía, el crecimiento de la resistencia a la ocupación extranjera hecha por tierra el argumento de la liberación y presenta a los norteamericanos como ocupantes de un territorio que ha perdido su soberanía. Es decir, otorga un argumento de legitimidad histórica a la resistencia y polariza el conflicto. De ahí que antes de las elecciones, Estados Unidos haya aplicado la táctica de tierra arrasada en Faluya. Se trataba en ese caso de generar un efecto demostración de que Estados Unidos está empeñado a derrotar militarmente a la resistencia irakí y que no hará concesiones.

Pero esa estrategia parece tambalear tanto a escala militar como política. Habría que recordar que Estados Unidos ha intentado utilizar el fantasma de la guerra civil para justificar su presencia en Irak, y que ha manipulado la división entre chiitas, sunitas y kurdos para provocar precisamente esa guerra civil, pero la población irakí no ha cedido a ese recurso fácil de entrar en guerra civil, y prefiere una lucha si no concertada al menos consensuada en contra de su principal enemigo: la ocupación extranjera en su país.

Al fracasar la estrategia de provocar una guerra civil en Irak, la probable invasión a Irán y a Siria bien puede constituirse en el argumento de regionalización del conflicto que legitime la presencia norteamericana en todo el Oriente Medio. Amén de otros efectos “indeseados” como el incremento de los precios de petróleo que esta vez y gracias a los efectos de la invasión americana en Medio oriente pondrían las mayores reservas estratégicas del petróleo directamente en manos de las corporaciones americanas.

La arquitectura del sistema de Naciones Unidas está seriamente resquebrajada por las decisiones americanas. Su obsolescencia demuestra con patetismo la necesidad de una nueva arquitectura de las relaciones internacionales. En esa arquitectura hay que someter al control democrático a instituciones que son altamente funcionales a las estrategias militares norteamericanas, como son el FMI y el Banco Mundial.

De otra parte, las denuncias de Abú Ghraib demuestran la perversidad de la invasión norteamericana a Irak y ha hecho tabula rasa de toda credibilidad del discurso de los derechos humanos. En un acto de cinismo que da cuenta del tiempo histórico que vivimos, Estados Unidos, decidió suspender por unas semanas el Informe de Derechos Humanos de su Departamento de Estado. Abú Ghraib y Guantánamo se habían convertido en el símbolo moderno de las perversidades del poder imperial y de su cinismo político.

Estados Unidos, es ahora el principal centro de la incertidumbre mundial. Utiliza su enorme poder económico, militar y político para chantajear a Estados pequeños para que acompañen en sus aventuras bélicas en el mundo y para que le otorguen un mínimo de cobertura jurídica y legitimidad internacional. Los chantajea con prebendas comerciales: les obliga a participar con contingentes militares para su invasión a Irak (como es el caso de El Salvador y Honduras en Centroamérica), de no hacerlo pondrían frenos a las remesas que los trabajadores migrantes envían desde Estados Unidos a sus países; o limitaría los accesos preferenciales de bienes y servicios que los países pobres exportan a Norteamérica.

Bajo esta política los obliga a que renuncien o desconozcan los acuerdos previamente adquiridos al tenor de la Corte Penal Internacional, porque sabe que su política guerrerista está reñida con los principios más elementales de la Carta de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, y que sus mandos militares son susceptibles de enfrentar juicios por genocidio.

El discurso del presidente Bush II, de luchar en contra del terrorismo, inaugura, asimismo, una época de incertidumbres para la vigencia de los más elementales derechos civiles y ciudadanos en los mismos Estados Unidos. En efecto, gracias a la ley Patriot, ahora los norteamericanos tienen que demostrar su inocencia.

La parafernalia tecnológica de las agencias de seguridad ha convertido en sospechoso de terrorismo a todo ciudadano norteamericano, y con más razón a los habitantes de otros países, y ha establecido mecanismos de control y vigilancia ciudadana que echan al traste con los derechos civiles, sobre todo aquel de la privacidad y la libertad individual. Estados Unidos, enfermo de paranoia persecutoria de terroristas camuflados en cualquier esquina, se parece cada vez más a ese Estado totalitario y panóptico que Orwell describía en su novela “1984”. Y extiende su paranoia al resto del mundo.

Esa paranoia, manejada hábilmente desde las Corporaciones que controlan los medios de comunicación americanos (que también son globales), generó una situación de miedo creciente e inseguridad, que hicieron que el norteamericano medio sea presa fácil del discurso violento y agresivo de la administración Bush II.

Una sociedad paralizada por el miedo, es una sociedad fácilmente controlable, predecible, manipulable. Para la administración Bush II, la construcción de consensos y la administración de disensos son claves para su política guerrerista.

Sin embargo, cabría pensar que la violencia y el belicismo de la política internacional del gobierno norteamericano, de una u otra manera son funcionales e incluso necesarios para la conservación de su hegemonía mundial, pero los prosaicos intereses en los que se mueven los principales cuadros de la administración Bush II, más bien hacen pensar que el belicismo en realidad no es el correlato de la necesidad de expansión y control político, sino el correlato del control y dominio económico.

Así, detrás de la invasión a Irak, y de la probable invasión a Irán, más bien existan motivos económicos de las corporaciones transnacionales que un interés geoestratégico mundial. En efecto, la presencia del grupo Carlyle al interior del gobierno (grupo al que pertenecen tanto las familias Bush cuanto la familia Bin-Laden), o la presencia de Corporaciones como Halliburton, o Bechtel, dan cuenta son lo que el profesor Huberman llamaba los “intereses terrenales del hombre” los que en el capitalismo mueven al mundo.

Es el acceso a las reservas de petróleo más grandes del mundo, en Oriente Medio, el motor principal de la política belicista de la administración Bush II. Luego vendrán las justificaciones políticas e incluso éticas. Por ello, el resultado de las elecciones americanas, dejan un sabor amargo, y la impotencia de que no es justo de que el destino de la humanidad esté, en el fondo, en las decisiones de personas tan frágiles, tan egoístas, tan asustadas con perder un mínimo de su comodidad, tan soberbias como para pensar que su mundo privado es más importante que toda la humanidad, como son los norteamericanos medios.


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“El poder esta en la comunidad”

Luis Macas


¿Cómo analiza la situación actual del movimiento indígena en especial de la CONAIE?

El movimiento indígena en su conjunto está atravesando una situación muy difícil, de dispersión, desorientación, confusión. Desde ese reconocimiento debemos someter a un proceso de análisis, y de evaluación al conjunto del movimiento indígena. El primer paso para ello es mirar al interior para ver qué está sucediendo con cada una de las organizaciones, incluso con otros sectores indígenas organizados de nuestro país, y no tan solo la CONAIE.

Por ejemplo, en el caso de la FEINE (Federación Ecuatoriana de Indígenas Evangélicos), su dirigencia nacional se ha identificado totalmente con los intereses no solo del gobierno sino incluso con aquellos del imperio norteamericano. También ha caído en la misma situación de hacerle juego al gobierno, la misma FENOCIN (Federación Ecuatoriana de Organizaciones Campesinas Indígenas y Negras). La voz combativa de una organización histórica, como se ha caracterizado la FENOCIN, se ha acallado ante este gobierno; y me atrevería a decir que no se trata solamente de la intervención del gobierno sino también del imperialismo que está intentando ejercer un control a las organizaciones indígenas del Ecuador.

Por ello considero urgente y prioritario someter a una evaluación muy seria al conjunto del movimiento indígena y, en especial, creo que es fundamental hacer una revisión muy sostenida de cuáles son realmente los elementos que hacen que el movimiento indígena organizado dentro de la CONAIE esté tan debilitado en estos últimos tiempos, hay que aceptar que existe un debilitamiento, una situación crítica dentro del movimiento indígena, porque sino lo aceptamos, no podemos plasmar la realidad en una evaluación seria y objetiva y a partir de ella hacer las rectificaciones necesarias, que es lo más importante.

¿Si aceptamos el hecho de que la organización indígena está debilitada puede decirse que este debilitamiento sería solamente en el ámbito de la dirigencia de la CONAIE o también incluye a sus bases?

Es un proceso complejo que involucra tanto a la dirigencia como a las bases. De una parte, están las debilidades en la orientación política que debió hacer la dirigencia nacional; se puede decir que hay una especie de confusión, de desorientación, la cual nace desde lo interno, sobre todo desde la dirigencia; yo no quiero ser drástico pero considero que hay que decir las verdades, definitivamente, ha habido una pasividad increíble desde la dirigencia de la CONAIE; sobre todo en momentos tan dramáticos de la política nacional como los actuales; no ha habido una orientación, una dirección política, ideológica de parte de la dirigencia nacional, en este sentido, esta posición obviamente confunde a las bases, crea un desconcierto, una desorientación a las bases; lo que sucede arriba incide abajo, naturalmente.

Sin embargo, en estos últimos tiempos hemos vivido un proceso de recuperación organizativa y política, me refiero a nuestra organización regional Ecuarunari (Confederación de Pueblos de la Nacionalidad Kichwa), y hay que reconocer que en el caso de nuestra organización regional la relación de la dirigencia con las bases ha sido parte de un ejercicio histórico, es decir, siempre había existido esa vinculación, lo que este momento está haciendo la Ecuarunari es una recreación de ese proceso histórico y eso es lo que queremos para la CONAIE: una vinculación permanente con las bases, un acompañamiento permanente a los procesos comunitarios.

¿Cómo entender la crisis de liderazgo en la CONAIE?

A mi modo de entender puede decirse que últimamente no ha existido un ejercicio de liderazgo colectivo, ha existido un liderazgo más individualizado, más personalizado y ese tipo de liderazgos es más bien extraño a nuestra forma de organización.

En las décadas de los 70’s y los 80 hubo un ejercicio colectivo de la dirigencia de nuestra organización nacional, debo indicar que para nosotros desde nuestra visión de la lógica indígena, el liderazgo es siempre un asunto colectivo. Efectivamente, en la lógica de nuestras comunidades siempre la dirección y la toma de decisiones ha sido colectiva, no es asunto de un individuo, por más inteligente que sea, por más comprometido que sea. Todas las decisiones pasan por el control de la comunidad, de la organización comunitaria, de la participación de las bases, solo así las decisiones que asume la dirigencia son legítimas y serán respaldadas por las bases.

Aquí me permito hacer una pequeña reflexión, yo pienso que es por ello es que hay una contradicción con las formas de tomar decisiones desde la democracia liberal, o democracia formal como la llaman, porque en la democracia se elige a una persona y una vez que se la ha elegido no hay más participación social ni comunitaria, ni siquiera para fiscalizar a esa persona electa, por eso es que una vez que esa persona ha sido electa toma el camino que sus propios intereses, le señalan.

Obviamente, en el mundo indígena hay liderazgos y a esos liderazgos hay que fortalecerlos pero son siempre liderazgos colectivos. Todo el mundo se queja de que no hay liderazgos, pero desde la visión occidental el liderazgo se traduce en caudillismos, y es eso lo que queremos evitar para el movimiento indígena.

Ahora bien, con respecto a los liderazgos nacionales de la CONAIE, hay que decir que la dirigencia que está por culminar con el compañero Leonidas Iza, cometió varios errores y es necesario reconocerlos y ser autocríticos, y quizá ni él tenga la culpa de esos errores de liderazgo, quizá sea necesario realizar una evaluación incluso anterior a su gestión, cuando metió la mano en nuestra organización el ex presidente Abdalá Bucaram en 1996 a través de asaltos, a través de allanamientos, de robos de los documentos de la CONAIE, en ese entonces presidida por el compañero José María Cabascango.

Podemos ubicar la crisis de liderazgo de la CONAIE desde el congreso de Shindar, en la provincia de Loja, en 1996, cuando el gobierno de ese entonces intentó meter mano y destruir nuestra organización; el debilitamiento organizativo nace desde allí, por tanto, no es tanto una cuestión reciente que se ha producido el debilitamiento del movimiento indígena, viene desde esas épocas. ¿Qué es lo que sucedió? Creo que caímos ingenuamente desde 1996 cediendo desde la Ecuarunari la dirección estratégica del proyecto político del movimiento indígena, para que Antonio Vargas dirija la CONAIE: en realidad, fue un error poner a un tipo sin principios, sin fundamentos y sin la mínima base política para dirigir un movimiento social de tanta trascendencia como la CONAIE; de tal manera que desde ahí viene ese debilitamiento, y cuando entró Antonio Vargas a la CONAIE empieza el descalabro y ya hemos visto el rol que está cumpliendo este señor como peón del gobierno y del imperio para destruirnos, para destruir el proyecto político de la CONAIE.

Caemos ingenuamente en la elección de Vargas, pero caemos con ideas absolutamente sanas, con ideas que el movimiento indígena ha tenido siempre en su estrategia, caemos porque queríamos salvar a la CONAIE de la división y defendernos del ataque del gobierno de Abdalá Bucaram. Luego de Vargas viene la elección de Leonidas Iza y lastimosamente viene esta misma tendencia: el populismo indígena metido en la CONAIE, con una visión desarrollista, es decir, pensar que desde los proyectos de desarrollo se pueden solucionar los problemas de la pobreza, de la miseria, de la exclusión, de la explotación; esa tendencia gana lastimosamente y por una campaña abierta hasta por los propios dirigentes de mandos medios en las provincias convencidos por Vargas y obviamente convencido por las fuerzas armadas y convencidos por el imperio.

No nos olvidemos que el imperio tiene muy clara su película en relación a los pueblos indígenas del mundo y con mayor razón con los pueblos indígenas de su patio trasero; por ejemplo, en Santa Fe IV, dice muy claramente que uno de los peligros en América Latina es el movimiento indígena y uno de ellos es el movimiento indígena ecuatoriano; de tal forma, que ese designio de derrotar a un enemigo político del imperio, como es el movimiento indígena, es lo que cumplen a cabalidad Vargas y compañía.

¿Qué debemos hacer para recuperar a la CONAIE?

Hay que ir a las bases porque no hay ninguna otra alternativa, recuerdo las palabras pronunciadas por Túpac Amaru, por Atawalpa, en sus últimas expresiones cuando fueron torturados, cuando fueron sacrificados por el poder, ellos dicen que regresarán, y que cuando regresen serán millones, es decir, regresarán como pueblo, es decir, dicen que el poder está en las masas, en el pueblo; y nosotros diríamos que como pueblos indígenas nuestro poder está en la comunidad, el poder está abajo, no está arriba compañeros; hay que pensar que el poder se construye desde abajo, hay que empezar a hacer una gran minga, hay que empezar a establecer liderazgos colectivos, desde las bases, desde las comunidades, desde las organizaciones de segundo grado, hasta las organizaciones regionales y la organización nacional.

Otra de las tareas fundamentales que debemos pensar y que debe ser una tarea de la CONAIE es el reestablecimiento de las políticas de alianzas políticas y sociales, no hemos trabajado absolutamente nada, hemos hecho muy poco en materia de establecimiento de alianza con sectores sociales populares de nuestro país. A este país no solamente va a salvar el movimiento indígena, este país será salvado en cuanto podamos establecer estas alianzas estratégicas políticas por la identidad política y de objetivos comunes en un estado plurinacional, en una sociedad intercultural.

Es importante reflexionar sobre esa materia también, con lo que tiene que ver con la reflexión del futuro por parte del movimiento indígena, es indispensable revisar si permanecemos o no con este famoso movimiento político Pachakutik, el cual nos dicen que nos permite la lucha institucional. Creo que la lucha institucional hoy por hoy, lastimosamente, se ha reducido nada más a un instrumento no de lucha sino instrumento de aprovechamiento de gente que no tiene ninguna posición política, salvo algunos casos, más bien se ha instrumentalizado al sistema. De tal forma que yo sí creo que el movimiento Pachakutik tiene que ser revisado, tiene que ser reformulado; el movimiento indígena tiene que replantear su lucha política, su lucha al interior de la institucionalidad, con un proyecto claro, con una estrategia coherente. El movimiento Pachakutik está a la deriva, sin una clara política de alianzas, está a la cola de las decisiones de las oligarquías, sin un norte, sin una visión clara.

¿Qué elementos o cuadros deben estar al frente de la CONAIE?

Es necesario que para las próximas elecciones de la CONAIE, se constituya un Consejo de Gobierno que sea una entidad que acompañe, que aconseje, que esté siempre presente y al lado de las bases, que recupere el sentido original del proyecto político de la CONAIE que es la construcción de un Estado Plurinacional y una sociedad intercultural. En ese sentido, creo que no quedaría mal una combinación de lo que pueden ser algunos dos o tres dirigentes indígenas con experiencia y con la percepción muy clara del proyecto histórico del movimiento indígenas, y una mayoría de gente joven en la nueva dirigencia, y sobre todo, debe haber una participación de la mujer, porqué no pensar en una presidenta para la ECUARUNARI, una presidenta para la CONAIE?, de tal forma que solo así podremos trabajar para recuperar nuestro espacio histórico y nuestro proyecto político: cambiar al país, y porqué no, cambiar también al mundo.


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¿El Acuerdo Multilateral de Inversiones:
intento fallido o agenda en marcha?

María Sara Jijón C.


Introducción

La historia del acuerdo multilateral de inversiones (AMI, por sus siglas en español), incluyendo el fracaso de su negociación en el seno de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico -OCDE, en 1998 es simplemente fascinante.

Por un lado parecería ser que aún existen gobiernos o entes supranacionales (como la Unión Europea) interesados en impulsar un acuerdo multilateral sobre inversiones, ya sea ligado a los acuerdos de la Organización Mundial del Comercio -OMC, o a otra plataforma multilateral. Quienes estarían detrás de estas intenciones son las grandes corporaciones multinacionales (y sus Lobby), para quienes un acuerdo de esta naturaleza sería beneficioso, constituyéndose casi casi en una «Constitución para una economía global única.« (1)

Por otro lado, parecería ser que no existe un argumento fuerte y convincente para que los gobiernos utilicen sus limitadas oportunidades de negociación multilateral en un acuerdo innecesario.

Con esto último quiero decir que de todas maneras (con o sin el AMI, y a pesar de su intento fallido) los gobiernos (particularmente de los países en desarrollo) continúan dando pasos agigantados hacia una integración total a los mercados internacionales (tanto comerciales como financieros), y -como consecuencia lógica- emitiendo normativas absolutamente beneficiosas a la inversión extranjera directa -IED.

Adicionalmente, las estadísticas nos muestran que la IED ha tenido un importante crecimiento sostenido en los últimos lustros, inclusive luego del fracaso de las negociaciones del AMI, justamente como resultado de las reformas unilaterales de muchos países que han ido eliminando las restricciones a la inversión extranjera directa.

Así, el «argumento» más fuerte a favor de un conjunto de reglas multilaterales de protección a las inversiones perdería peso. Quienes propugnan por un acuerdo multilateral dicen que : «estas reglas podrían ayudar a eliminar, o al menos a reducir, las distorsiones que afectan el valor global de la actividad económica creada por la inversión extranjera y, en particular, la inversión directa.» (2)

Luego de una lectura y re-lectura (a través de la mirada de sus detractores) del AMI, podremos concluir si este es un acuerdo que conviene o no impulsar a futuro. Dicen que siempre se aprende más de los fracasos que de los éxitos. El análisis de las razones por las cuales fracasaron (y siguen fracasando) las negociaciones del AMI (tanto en el seno de la OCDE como de la OMC), nos darán las pautas para entender acuerdos y procesos de integración como el ALCA y los acuerdos bilaterales que Estados Unidos están proponiendo a varios países del mundo, bajo la figura de los Tratados de Libre Comercio (TLC’s), como una forma de mantener su hegemonía política, económica y militar. De otra parte, hay que entender que la noción jurídica de «inversión e inversionista», en realidad se refieren a las Corporaciones Multinacionales, quienes son los principales sujetos jurídicos detrás de este acuerdo.

¿En qué consiste el AMI?

A partir del año 1995 hasta 1998, los países miembros de la OCDE y la Comisión Europea invirtieron ingentes cantidades de recursos (tiempo, esfuerzo, dinero, capacidad diplomática, etc.) en las negociaciones encaminadas al desarrollo del AMI. Con esto se buscaba elaborar un primer marco comprensivo para las inversiones con altos estándares de liberalización de los mercados de inversión y protección a las inversiones, con un sistema efectivo de resolución de conflictos, y al cual puedan acceder países no miembros de la OCDE.

En 1997 varios países desarrollados, impulsados por las duras críticas de ONGs internacionales y de varias agencias públicas de cooperación para el desarrollo (como es el caso del DFID en el Reino Unido), incluyeron en la agenda de discusiones temas que no habían sido considerados con la suficiente seriedad en el texto inicial, tales como asuntos relacionados con la protección del medio ambiente y las condiciones de los trabajadores. Estos temas altamente políticos no solamente dilataron las negociaciones sino que ocasionaron en parte el fracaso de las mismas.

En 1997 las negociaciones sobre el AMI se hicieron públicas en Europa y Estados Unidos, gracias a una filtración de la información a medios de comunicación críticos y a ONGs, y ello desató una increíble movilización social en Europa y Norteamérica, fue tan fuerte esa movilización que finalmente dio al traste con las pretensiones de aprobar este acuerdo de protección a las inversiones. Sin embargo, es necesario estudiar los aspectos más conflictivos de este acuerdo porque sus marcos teóricos y jurídicos se trasladarán casi íntegramente a los nuevos acuerdos de protección a la inversión que se negocian bajo el ALCA y los Tratados de Libre Comercio.

Como fuera mencionado antes, la idea era la de obtener un marco global con reglas claras, consistentes y transparentes en temas de liberalización de mercados y protección a los inversionistas. Particularmente el AMI buscaba:

  • Establecer un régimen legal no discriminatorio para el tratamiento a inversionistas e inversiones, con los principios fundamentales de trato nacional, trato de nación más favorecida (TNF) y transparencia (que ahora constan casi con los mismos términos en los TLCs);
  • Cubrir todos los temas posibles en relación a inversionistas e inversiones, extendiendo los principios a temas especiales tales como privatizaciones y monopolios, y estableciendo mecanismos para una ulterior liberalización;
  • Brindar la primera codificación multilateral de altos estándares de protección a las inversiones;
  • Reflejar un acercamiento equilibrado en relación a las inversiones, al asociar el texto de las Línea Guia para las Empresas Multinacionales de la OCDE, que contiene estándares voluntarios en relación a la manera de comportarse de los inversionistas extranjeros.

Uno de los elementos fundamentales del AMI es el tema de resolución de conflictos, que establece una interesante combinación entre mecanismos de país-país y de inversionista-país, trasladando la resolución de conflictos por fuera de la normativa de cada país y creando un espacio jurídico transnacional que estaría en lo fundamental controlado por las Corporaciones. Hay que indicar un hecho fundamental: el AMI era un acuerdo discutido al interior de la OCDE pero sus pretensiones de aplicabilidad eran universales y vinculantes para casi todos los países y regiones del mundo.

Veamos entonces cuales son las características del AMI:

A. Tratamiento y Protección a Inversionistas e Inversiones

  1. El AMI fue diseñado para cubrir todas las posibles medidas que pudieran tomar los gobiernos (a todos lo niveles) y que pudieran afectar a todas las formas de inversión, de inversionistas AMI (empresas o individuos). La definición de inversión va más allá de la tradicional inversión extranjera directa, para abarcar también la inversión en títulos y otros instrumentos financieros y activos intangibles.
  2. Las obligaciones fundamentales del AMI son el trato nacional y el Trato de Nación más Favorecida (TNF). Ambas son aplicables en todas las fases de inversión, incluyendo el establecimiento de nuevas empresas. Interesantemente, estos principios cubrirían no solamente la discriminación de jure (a través de normas), sino también de facto. Los signatarios del AMI se obligarían a publicar todas las leyes, reglamentos o prácticas administrativas que pudieran afectar el cumplimiento del acuerdo.
  3. Características innovadoras del AMI:
    • Facilitar la entrada, permanencia y trabajo temporal de inversionistas y su personal clave;
    • Prohibir los requisitos de nacionalidad para administradores, ejecutivos y miembros de consejos directivos;
    • Prohibir ciertos requisitos de niveles mínimos de desempeño, tales como exportar un porcentaje de bienes o servicios producidos, contenido local, transferencia de tecnología;
    • Asegurar que las privatizaciones también estén cubiertas por los principios de trato nacional y TNF, y que se realicen transparentemente;
    • Asegurar que los monopolios designados den un tratamiento no discriminatorio en sus operaciones;
    • Confirmar la aplicabilidad del AMI a las autoridades de regulación,
    • Aplicar los principios de trato nacional, TNF y transparencia a los incentivos a la inversión.
  4. Inspirándose en las provisiones de los acuerdos bilaterales de protección a la inversión, el AMI establece reglas acerca de la expropiación y compensación, protección en caso de disputa, transferencia de fondos o subrogación.
  5. El AMI se aplicará a los servicios financieros, incluyendo actividades de banca, mercado de valores y seguros. Las autoridades financieras podrán tomar medidas prudenciales para proteger a inversionistas, depositantes, y para evitar un riesgo sistémico.
  6. Las obligaciones del AMI se extienden también a la política fiscal. Los países signatarios deben mantener un trato no discriminatorio en materia de impuestos a los inversionistas extranjeros y sus inversiones.
  7. La protección y conservación del medio ambiente, del desarrollo sustentable y de los estándares laborales, han sido tratadas de varias maneras. Ejemplo: asociar el AMI a las Líneas-Guía para las Empresas Multinacionales.

B. Resolución de Conflictos

  1. El AMI establece varios mecanismos de solución de conflictos. En primer lugar, se busca justamente evitar el litigio, favoreciendo procedimientos informales, tales como consultaciones bilaterales o multilaterales. Para aquellas disputas que no pudieran ser solucionadas amigablemente, se establece el mecanismo del arbitraje.
  2. El mecanismo del arbitraje en las disputas país-país se establece en el mismo AMI.
  3. También se establece un mecanismo de arbitraje para las disputas inversionista-país (en el que tanto el inversionista como el país tienen el mismo status de soberanía política).

C. Excepciones

  1. Dado que el AMI busca constituirse en un marco comprensivo, las excepciones son limitadas.
  2. Dado que la definición del término «inversión» es sumamente amplio, el AMI contiene una provisión que permite que no se apliquen los principios de trato nacional y TFN cuando se pudiera afecta a las balanza de pagos, o el país en cuestión tuviera problemas financieros, o cuando los movimientos de capital pudieran causar serios problemas monetarios.
  3. El AMI busca la ulterior liberalización, en tal sentido, se puede establecer un marco para que los países puedan gradualmente llegar a una mayor liberalización.

D. Otras Provisiones

  1. Las Líneas-Guía para las Empresas Multinacionales (OCDE 1976) formarían parte del paquete AMI. Se trata de estándares voluntarios de conducta de las empresas multinacionales, como un mecanismo de responsabilidad de las inversiones hacia los países en las cuales operan.
  2. El AMI mantendría su compatibilidad con otros acuerdos y arreglos internacionales, como el FMI y la OMC.
  3. El AMI estaría abierto a la participación de países no miembros de la OCDE, que estén dispuestos a cumplir con las obligaciones del acuerdo. Estos países podrían negociar las condiciones de adhesión al AMI, así como la lista de excepciones específicas.

Cuales son los peligros del AMI

Revisemos ahora con ojo crítico algunos de los temas más controvertidos del AMI.

  1. Y comencemos por el principio, la definición tan amplia de «inversión extranjera».
    «Todo tipo de activo que, directa o indirectamente, sea de propiedad de un inversionista o esté bajo su control.»
    Lo cual traducido a la práctica significa que cualquier norma o medida que tomara un gobierno y que pudiera poner en peligro lo establecido en el AMI en relación con cualquier tipo de activo de un inversionista extranjero, inmediatamente podría ser considerado discriminatorio y -por tanto- sujeto a desafíos.
  2. Pero sigamos ahora con los principios fundamentales del AMI (que van en concordancia con lo estipulado en los acuerdos de la OMC), y veamos lo que puede significar la aplicación del principio de trato nacional. Traducido a la práctica significa que un país no podrá discriminar en contra de un inversionista extranjero, es decir, si trata de una manera al inversionista nacional, deberá tratar igual (o mejor) al inversionista extranjero. Esto significa que un país signatario del AMI no podría imponer ciertas condiciones específicas a los inversionistas extranjeros, como por ejemplo: obligación de reinvertir, o establecer restricciones a la inversión extranjera en medios de comunicación o en territorios fronterizos, etc.
  3. Vamos a otro tema álgido: la prohibición que se impone a los países de establecer niveles mínimos de desempeño a los inversionistas extranjeros. ¿Como así? Estas son medidas que los países toman para asegurarse que los empresarios (nacionales o extranjeros) realicen inversiones que vayan en beneficio de la comunidad. Adicionalmente, ¿qué tal si un país ha establecido estos niveles mínimos de desempeño para los inversionistas locales? Pues estos requisitos no podrían ser impuestos a los inversionistas extranjeros. Esto implicaría una discriminación a favor del inversionista extranjero, y en contra de la industria nacional.
  4. Veamos el tema de la expropiación. En primer lugar se establece que cuando un país deba expropiar (por razones justificadas y en interés público), deberá pagar el precio del mercado. Aparte de que este precio puede resultar muy alto para un país, existe el peligro adicional de que no se trata solamente de la expropiación pura y simple, sino de lo que en inglés se llama «creeping expropiation» o expropiación sigilosa, es decir, medidas de política económica, social (laboral, protección al consumidor) o ambiental que pueda tomar un gobierno, y que tengan repercusiones altamente negativas en el nivel de retorno del inversionista, o que el inversionista (la Corporación), pueda considerar como lesiva a sus intereses y emprender acciones legales en contra del Estado demandándolo por aquello que la Corporación designe como «expropiaciones sigilosas». En estos casos, el inversionista podría considerar estas medidas como expropiación y exigir la compensación correspondiente. Un ejemplo claro sería el caso de que se endurecieran las leyes ambientales, y los nuevos requisitos impuestos a las empresas exigieran un gasto importante que tuviera un efecto en la tasa de retorno esperada por el inversionista. Esta normativa sería tremendamente peligrosa, pues significaría que los inversionistas extranjeros podrían en principio oponerse a cualquier política o acción gubernamental que altere (o potencialmente amenace) su nivel de ganancias. El problema radica en que esta cláusula consta también en los acuerdos del ALCA y del TLC.
  5. Otro tema altamente discutido (y criticado) es el de la absoluta libertad de los movimientos de capital. El AMI no permitiría que los países pongan restricciones a la velocidad y a los montos que puedan ser ingresados o sacados del país. Esto podría poner en peligro la estabilidad económica y financiera de un país. En muchas de las recientes crisis económico-financieras, uno de los agravantes fue justamente el de los famosos «capitales golondrina» y la inexistencia de frenos a la salida de capitales (tal es el caso de la crisis mexicana de 1994).
  6. Realmente se trata de un Acuerdo Internacional en donde los inversionistas extranjeros (que seguramente serán principalmente grandes corporaciones multinacionales) tienen todos los derechos pero ninguna obligación. No existe ningún mecanismo en el Acuerdo que permita a los Estados o a sus ciudadanos exigir a los inversionistas extranjeros el cumplimiento de obligaciones para con dicho Estado, sus ciudadanos, las leyes de dicho país, o -inclusive- los compromisos adquiridos en contratos relacionados con dicha inversión.
  7. A pesar de que el AMI fue concebido y prevalentemente negociado entre los países miembros de la OCDE (los cuales en su mayoría son países desarrollados), la intención fue siempre la que tener un texto aceptable para los países desarrollados y luego «invitar» a los países en desarrollo a adherir a dicho texto. Claro que les salió mal la jugada, pues inclusive entre los países miembros de la OCDE algunas de las características de este Acuerdo son simplemente inaceptables. Ejemplo: un inversionista alemán compra una empresa siderúrgica italiana, de la cual depende el ingreso y la productividad de todo un pueblo en la región central-sur de Italia (Le Marche). Si el AMI hubiera sido firmado, el inversionista alemán no solamente hubiera podido traer a la plana mayor de la gerencia, sino también a otros empleados «clave» desde Alemania (técnicos siderúrgicos, supervisores, gerentes de área, etc.), y no seguir empleando a los trabajadores calificados y experimentados italianos, creando así desempleo, depresión y descontento en el pueblo y en la zona. Este tipo de riesgos pondrían al gobierno italiano en graves dificultades para con sus ciudadanos.
  8. El texto del AMI, tal como fuera discutido en el seno de la OCDE, rompe con una serie de principios fundamentales que se encuentran aceptados y protegidos por una serie de acuerdos internacionales, como son el principio de precaución estipulado en la Convención de Estocolmo (Naciones Unidas, 1972), que fuera reforzado por la Carta Mundial de la Naturaleza (1982), que establece que las acciones de las naciones deberán ser tomadas con prudencia, considerando las potenciales consecuencias al medio ambiente.

Hemos revisado solamente algunos de los argumentos esgrimidos por ONGs internacionales (la gran mayoría ambientalistas), pero con esto ya tenemos una idea del tipo de documento que estuvo a punto de ser aprobado en el seno de la OCDE, y que muchos quieren que se negocie y apruebe como parte de los acuerdos de la OMC, del ALCA y también de los Tratados de Libre Comercio que Estados Unidos presiona a varios países del mundo para su aprobación.

Notas

1. Ruggiero, Renato, Director General de la OMC, citado por Caputo Leiva, Orlando, El MAI y su aplicación anticipada en Chile, CETES, Santiago, Mayo de 1998.

2. Institute for International Economics, Multilateral Investment Agenda – Fighting the Wrong Enemy, Chapter 7: Where Doest the Multilateral Investment Agenda Go From Here?, www.iie.com


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