Boletín No 67

ICCI

Editorial

Una historia infame


El 12 de octubre de 1492, fecha del “descubrimiento” a Abya – Yala, por Cristóbal Colón y la posterior “Conquista” da inicio a una historia infame e indigna por la presencia de la corona española y sus ejércitos mercenarios que a sangre y fuego inició un feroz exterminio de las culturas y civilizaciones originarias.

Con el Sable y el Arcabuz, con la cruz y en nombre de Dios fueron esclavizados millones de indígenas, sin importar edad, sexo; las vírgenes del sol violadas y convertidas a la fuerza en mujeres de los bárbaros “conquistadores”; más de tres siglos de permanente saqueo a nuestra riqueza; se impuso una forma de producción y vida muy diferente a las nuestras y se ejerció una total dominación por parte de los imperios extranjeros que a su turno han hecho lo suyo de nuestras tierras, recursos y culturas.

La muerte de Atahualpa (chaupi punchapi tutayarca), anocheció en medio día, inicia una heroica y tenaz resistencia armada contra la dominación española.

Los ejemplos de dignidad y rebeldía de Rumiñahui; Tupak Amaru, Tupac–Katari; Micaela Bastidas, Bartolina Sisa y cientos de dirigentes indígenas que soportaron las torturas, vejaciones y derramaron su sangre contra la dominación de la corona, ha sido la semilla que ha fecundado la resistencia que desembocó en la gesta independentista impulsada por Espejo y el ulterior triunfo del ejército Bolivariano, compuesto por indios y criollos. Los anhelos de construir la patria grande indoamericana con capacidad de autodeterminación de su destino, digno y soberano, se vieron truncados por intereses particulares desde una visión localista individualista y eurocéntrica. Con justa razón el pueblo haciendo referencia a la derrota de las fuerzas de dominación española sentenció: “Ultimo día de despotismo y primero de lo mismo”. Y así fue, porque la vida republicana de los pueblos liberados por el ejército bolivariano trascurrió bajo el mandato y los dictámenes de los imperios, primero los ingleses, luego los norteamericanos, de una servil oligarquía que heredó lo más nefasto del domino colonial, y la instauración de un régimen de injusticia y exclusión por la dominación criolla.

En fin, han transcurrido 512 años de resistencia a todo tipo de dominación interna y externa, para poder llegar al presente histórico y demostrar que las culturas originarias de Abya–Yala, han asombrado al Mundo; demostrando que ya no son los sin alma, los menores de edad, aquellas que se vendían como animales en las haciendas, su presencia hoy se manifiesta en entidades sociales, culturales, económicas, políticas y jurídicas derivadas en propuestas amplias y sociales.

Y lo ha demostrado, sobretodo el movimiento indígena ecuatoriano en la década de los 90 con su capacidad organizativa, con su presencia histórica tangible como el día que a través de su poderosa CONAIE irrumpió en la escena política nacional como una organización sólida y de perspectivas históricas, con posibilidades de liderazgo y con decisión política propia. Es decir, un nuevo actor hasta entonces dominado, oculto, olvidado, menospreciado, el movimiento indígena, determinó para siempre su presencia en el devenir económico, político, social, cultural, nacional y universal. Despertó la conciencia de los suyos, de los blancos negros y mestizos y dijeron: ¡Aquí estamos y somos millones!. Hicieron temblar a la institucionalidad, a las clases dominantes y preocupó a los imperios, porque su proyecto político histórico camina dialécticamente a la transformación social y a la instauración de una sociedad digna y soberana.

Su legitimización en lo universal ha sido el resultado de un proceso largo y tenaz de resistencia y rebeldía a las pretensiones políticas a desaparecerles.

Confiamos de que el movimiento indígena ecuatoriano y latinoamericano en unidad con todos los millones de explotados inmersos en un mundo unipolar, brutal y globalizante nos brindará nuevas gestas heroicas.

Rendimos también en este octubre un ferviente homenaje a uno de los grandes revolucionarios de estos tiempos, al de la boina negra con su estrella solitaria de cinco puntas; al quijote americano; aquel que dijo “que en todo hombre honesto hay un germen de revolucionario”, al ejemplo de heroísmo y desprendimiento, de entrega total; al asesinado el 8 de octubre por militares bolivianos y mercenarios norteamericanos, que creyeron que con su eliminación física mataban los grandes y hermosos ideales que portaba el “Che Guevara” aquel que sigue cabalgando en rocinante en un viaje hacia el futuro de la nueva sociedad, de estas tierras indo americanas.

La historia de los acontecimientos colectivos, así como la historia de un héroe fortalecen el proceso indefectible hacia los grandes cambios y reafirman la lucha hacia nuevos retos, porque nuevos, más sutiles y sofisticados son los instrumentos de sometimiento neocoloniales, cual es la aplicación de un modelo económico neoliberal de hambre y pobreza extrema. La apropiación de nuestros recursos a través de la ineptitud y traición de los gobiernos criollos y la vergonzante postración de los felipillos del movimiento indígena.


© Los artículos del presente Boletín pueden reproducirse citando la fuente

Encuentro después de la decada de los pueblos indígenas


La década de los pueblos indígenas que fuera asumida por los Estados, Gobiernos, el sistema de Naciones Unidas y los Pueblos Indígenas, obviamente que jamás se auto convocó para trazar una línea de acción coordinada o conjunta; peor aún si se tratara de elaborar una agenda conjunta para su aplicación. Es la evidencia a todas luces de que la década transcurrió y se agotó en una simple declaratoria. Demuestra que no existe voluntad de los Estados, Gobiernos y el Sistema de Naciones Unidas para su cumplimiento; más denota una mirada discriminatoria hacia los pueblos indígenas.

Por otra parte la falta de un horizonte común y orientación política colectiva de los pueblos indígenas han generado dispersión en las exigencias y presión a las partes involucradas. Visto este contexto advertimos la necesidad de gestar un proceso de construcción o reconstrucción de instituciones propias a nivel del continente desde las iniciativas y experiencias locales. Es urgente que las organizaciones indígenas de carácter nacional delineemos una agenda internacional con miras a conformar una organización con presencia continental, considerando las realidades regionales y sus proceso de lucha y organización: Sudamérica, Centroamérica, El Caribe y Norteamérica.

En fin, es la oportunidad de difundir los criterios más amplios en materia del Decenio de los pueblos indígenas, como hacemos con la declaración realizada por los líderes y liderezas de las américas y el mundo reunidos en Tepoztlán – Morelos, México, convocados por la Fundación Rigoberta Menchú y la Universidad Nacional Autónoma de México.

DESPUES DE LA DÉCADA DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS:
RECUENTOS Y HORIZONTES
Tepoztlán, Morelos 12 de octubre de 2004

Desde el sitio sagrado de Tepoztlán uniendo nuestros corazones, pensamientos, sueños, experiencias y luchas; comprometidos con la fuerza de la sabiduría de nuestros antepasados, mujeres y hombres de pueblos indígenas de América, convocados por la Fundación Rigoberta Menchú y la Universidad Nacional Autónoma de México, expresamos:

Haciendo uso de la soberanía y libre determinación de nuestros pueblos, en el contexto de la lucha de los 500 años de resistencia, y determinados a promover transformaciones estructurales profundas, declaramos la Década de los pueblos indígenas en 1993, que fue asumida por los Estados, Gobiernos y el Sistema de Naciones Unidas en 1994.

Afirmamos que aunque estábamos conscientes que una década no es suficiente para cambiar las relaciones históricas de colonización y opresión, ni erradicar las prácticas racistas y de marginación a los cuales han sido sometidos nuestros pueblos; lo consideramos como un significativo primer paso, en el establecimiento de una nueva relación entre los pueblos indígenas, los Estados y las sociedades nacionales.

La Década fue concebida como una oportunidad, para generar y practicar nuevas relaciones equitativas sociales, económicas, políticas y culturales entre Estados, pueblos indígenas y sociedad en general. Sin embargo, el obstáculo mayor se reflejó en los desencuentros conceptuales sobre pobreza, democracia, ciudadanía, poder-gobernabilidad, desarrollo, seguridad que dan cuenta de la subordinación colonial que sigue caracterizando a los Estados.

Diez años después reconocemos la tarea inconclusa en la plena materialización en el reconocimiento y ejercicio de nuestros derechos en el Sistema de las Naciones Unidas; mientras los Estados y Gobiernos no asumieron su compromiso. Por su lado las corporaciones transnacionales monopólicas, lejos de construir un compromiso social, amenazan la vida y los derechos colectivos de nuestros pueblos, al privilegiar sus desmesurados intereses particulares, legitimados por los procesos de negociación de tratados comerciales, que subordinan a las propias soberanías de los Estados.

Acogiendo el persistente planteamiento de los pueblos indígenas, durante la Década, se estableció el Foro Permanente sobre cuestiones indígenas en el seno de las Naciones Unidas, con una representación paritaria de pueblos indígenas y Estados. Se designó, además, el Relator Especial sobre derechos humanos de los pueblos indígenas, debiendo en el futuro realizar esfuerzos que incorporen las perspectivas y fortalezas de los pueblos indígenas.

No obstante los primeros avances que se han dado, lamentamos la serie de obstáculos que han limitado el cumplimiento de otros objetivos que se establecieron en la Declaratoria del Decenio. Los pueblos indígenas hemos aceptado, que el contenido aprobado por la Subcomisión de Prevención y Discriminación de las Minorías sobre el Proyecto de Declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas en la ONU, constituye las normas mínimas para defender la vida de nuestros pueblos. Entre estos derechos colectivos fundamentales constan el de la libre determinación, derechos territoriales, de los conocimientos colectivos y recursos naturales, reconocimiento de los tratados y acuerdos suscritos entre pueblos indígenas y Estados, entre otros. La no adopción de la Declaración durante la 1ª Década, revela la falta de voluntad política de los Estados por continuar desarrollando normativas internacionales de derechos humanos relacionados con los pueblos indígenas. La ausencia de un instrumento internacional de esa envergadura, alimenta la dispersión en la ejecución de políticas en el seno de las agencias e instancias del Sistema de las Naciones Unidas, los Estados y Gobiernos; lo cual ha sido una constante a través de la Década.

A pesar de algunos avances jurídicos- constitucionales en gran parte de los países latinoamericanos, en la práctica no se han traducido en políticas públicas, y menos aún en políticas de Estado, lo cual ha dado lugar en algunos casos a retrocesos en la implementación de los derechos, revitalización de las políticas indigenistas, prácticas racistas y nuevas formas de exclusión.

Al finalizar la década, continua siendo un desafío, la construcción de Estados democráticos, inclusivos, interculturales, equitativos sobre la base de un pacto social genuino, que reconozca el derecho a la libre determinación de los pueblos indígenas expresado a través de las diversas formas de autonomía o autogobierno que los pueblos indígenas promueven, en el marco de los nuevos modelos de Estado. Estas transformaciones requieren de la voluntad política de los Estados que se expresa a través de la redistribución del poder político y reorientación de los recursos presupuestarios, que permitan el desarrollo y el ejercicio pleno de los derechos colectivos de los pueblos indígenas, especialmente la libre determinación.

El proceso de lucha y el establecimiento de la Década, nos ha dejado a los pueblos indígenas lecciones y nuevas perspectivas. El nuevo escenario internacional demanda de los pueblos indígenas, un reforzamiento de sus estrategias, la rearticulación de espacios de concertación y reconstrucción de nuevos paradigmas, desde los niveles comunales-locales, nacionales y globales, garantizando la generación y ejercicio de autoridad, cohesión territorial, reconstitución de pueblos, que en conjunto constituyen la fortaleza de los autogobiernos; considerando el rol de las mujeres indígenas y el compromiso en la formación integral, espiritual y política de las nuevas generaciones.

Afirmamos que los avances que se han dado en la Década se deben a la lucha y presión ejercidos por la participación y las capacidades propositivas de los pueblos indígenas. El liderazgo de nuestros pueblos, desde las comunidades hasta el nivel internacional, se ha colocado como una esperanza para la continuidad de la lucha. Desde esa fortaleza, planteamos las siguientes recomendaciones.

RECOMENDACIONES PARA EL SISTEMA DE NACIONES UNIDAS

  1. Que la Asamblea General de la ONU ratifique la 2da DECADA DE LOS PUEBLOS INDIGENAS, recomendada por ECOSOC.
  2. Que el Foro Permanente sobre cuestiones indígenas en la ONU, con la plena participación de los pueblos indígenas, contribuya en la vigilancia y monitoreo para el cumplimiento de las metas de la Década.
  3. Que la Declaración Universal sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas sea adoptada por la Asamblea General en los primeros años del segundo Decenio, tomando en cuenta el proyecto que ya ha sido aprobado por la subcomisión para la prevención de la discriminación y la protección de las minorías de la ONU, y aceptada por miles de pueblos indígenas del mundo, constituye las normas mínimas aceptables para la vida, dignidad y bienestar de los pueblos indígenas del mundo.
  4. Consideramos como metas mínimas centrales para la 2da Década las siguientes:
    • Fortalecer los mecanismos de protección y promoción de los derechos humanos de los pueblos indígenas.
    • Seguimiento y monitoreo de los avances de la 1era Década.
    • Que en el proceso de cumplimiento de las Metas de Desarrollo del Milenio, los Estados, las agencias y órganos especializados de las Naciones Unidas asuman e incorporen los criterios y definiciones de los pueblos indígenas, asegurando la plena participación de dichos pueblos.
  5. El Sistema de Naciones Unidas y los Estados deben asegurar los recursos necesarios para el efectivo funcionamiento de las instancias de participación de los pueblos indígenas, así como la misma participación de los pueblos indígenas en las actividades definidas en el Plan de Acción de la Década.

RECOMENDACIONES PARA LA CUMBRE IBEROAMERICANA

  1. Exhortar que los Jefes de Estado y de Gobierno en la próxima Cumbre Iberoamericana a celebrarse en Costa Rica, rindan un informe sobre el cumplimiento de los compromisos y metas alcanzados en el marco del Decenio Internacional de los Pueblos Indígenas.
  2. Que los Jefes de Estado y de Gobierno, honren su palabra a la mayor brevedad, en la capitalización del Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de América Latina y el Caribe.


RECOMENDACIONES PARA EL SISTEMA INTERAMERICANO

  1. Que la Organización de Estados Americanos OEA, en su próxima Asamblea declare el Decenio de los Pueblos Indígenas de América.
  2. Exigir la creación de un Foro Permanente de los Pueblos Indígenas en el Sistema Interamericano como un espacio de debate, diálogo, negociación, concertación y mediación a escala continental.
  3. Tomar las medidas inmediatas para el cierre definitivo del Instituto Indigenista Interamericano y la derogación de la Convención de Pátzcuaro.
  4. Que en el proceso de discusión y aprobación de la Declaración Americana de Derechos de pueblos indígenas, asegure la participación plena y efectiva de los pueblos indígenas en términos de igualdad y dignidad, y señalamos que los pueblos indígenas, no aceptaremos una Declaración que reduzca nuestros derechos mas allá de las normas mínimas consensuadas por los pueblos indígenas y aprobada por la Subcomisión en el Proyecto de Declaración de la ONU.

RECOMENDACIONES PARA LOS ESTADOS

  1. Que los Estados adopten con la participación plena y efectiva de los pueblos indígenas, planes de acción de la Década, estableciendo mecanismos de monitoreo y evaluación de forma conjunta.
  2. Que los Estados, agencias y órganos especializados definan en conjunto con los pueblos indígenas procedimientos, perfeccionamiento técnico de los criterios y boletas censales para recopilar información estadística desagregada sobre pueblos indígenas (basados en identidad, idiomas, autoadscripción) para el monitoreo efectivo de los programas desarrollados durante la Década.
  3. Conformar comités tripartitos (pueblos indígenas, Estado, Agencias del Sistema de Naciones Unidas), para la formulación, monitoreo y evaluación de los planes del Decenio, respetando la diversidad específica de cada uno de los pueblos.
  4. Los Estados deben implementar e informar sobre el grado de cumplimiento de las recomendaciones, observaciones y planes de acción referidas a pueblos indígenas, establecidas en:
    • Órganos de monitoreo de los Pactos y Convenios Internacionales como el Comité de Derechos Humanos y la Comisión para la eliminación y prevención de la discriminación racial.
    • Las Cumbres Iberoamericanas
    • La Conferencia Mundial contra el Racismo
    • La Cumbre Mundial sobre el Desarrollo sostenible
    • La Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información
    • La Conferencia Mundial de Mujeres
    • La Conferencia Mundial sobre Población y Desarrollo
    • Otras Conferencias
  5. Exigir a los gobiernos divulgar y cumplir con las recomendaciones emitidas por Relatores Especiales de la ONU como resultado de sus visitas, en temas relativos a los pueblos indígenas; por lo tanto, exhortamos a los Gobiernos de Colombia, México, Guatemala y Chile, cumplan con las recomendaciones emitidas por el Relator Especial de los Derechos y Libertades Fundamentales de los Pueblos Indígenas.

RECOMENDACIONES PARA LAS INSTITUCIONES DE EDUCACION SUPERIOR DE AMÉRICA

  1. Exhortamos a las Universidades e Instituciones Académicas a desarrollar programas y proyectos de formación, investigación y difusión que contribuyan a la transformación de nuestras sociedades en naciones equitativas e interculturales, fundamentado en los avances de los derechos colectivos y conocimientos indígenas.
  2. Que las Universidades e Instituciones Académicas establezcan un vigoroso programa de becas para jóvenes mujeres y hombres indígenas para garantizar su plena formación, acompañado de procesos de transformación curricular que aseguren la incorporación de enfoques interculturales desde los conocimientos y derechos de los pueblos indígenas.

RECOMENDACIONES PARA LOS PUEBLOS INDÍGENAS

  1. Fortalecer y potenciar los espacios de comunicación y solidaridad entre los pueblos indígenas para desarrollar e implementar sus estrategias comunes en función del horizonte político que permita ejercer, de manera plena, sus derechos colectivos.
  2. Aprovechar las tareas de la Década para consolidar y fortalecer la participación de los pueblos indígenas en los diversos escenarios internacionales como la ONU y la OEA, asumiendo responsabilidades con honestidad, transparencia, socializando las informaciones a través de diversos medios con las comunidades y, practicando los principios indígenas de solidaridad, ética y lealtad.
  3. Fortalecer el liderazgo internacional indígena, a través de un programa de capacitación y formación de cuadros indígenas; definir estrategias, metodologías y formas de comunicación haciendo uso de medios propios y el acceso a medios masivos.
  4. Definir estrategias para la recuperación, sistematización de la sabiduría de las y los mayores, transferencia de conocimientos, cultura y espiritualidad a nuevas generaciones a través de programas propios de educación y capacitación.
  5. Invitar a representantes e instituciones de otros sectores de la sociedad civil; profesionales, intelectuales, artistas, a sumarse al proceso de visibilización de los pueblos indígenas y a la construcción de sociedades interculturales equitativas.
  6. Que las organizaciones asuman sus derechos y ocupen los espacios que legítimamente les corresponde en todos los niveles sociales y redoblen sus diversas formas de lucha para la defensa y protección de sus derechos.
  7. Que en la participación de los pueblos indígenas se respeten los principios de equidad de género, valorando la lucha y saberes de las mujeres indígenas.
  8. Intensificar el trabajo con la juventud y la niñez en lo referente a la identidad, participación e involucramiento en la defensa de los derechos humanos y libertades fundamentales de los pueblos indígenas.
  9. Desarrollar procesos de evaluación del impacto de la Década, y formular planes de acción integrales a llevar a cabo en la 2da Década.

RECOMENDACIONES PARA EL SEGUIMIENTO

  1. Invitamos a todas las organizaciones, entidades, redes e instituciones de los pueblos indígenas en los niveles locales, nacionales y continental a impulsar iniciativas que contribuyan a materializar los objetivos de la 2da Década de los pueblos indígenas.
  2. Que la Iniciativa Indígena por la Paz, la UNAM, CITI, Fundación Rigoberta Menchú, Fondo Indígena y Enlace Continental de Mujeres Indígenas colaboren para una amplia convocatoria, para la elaboración del Plan de Acción Indígena para el decenio 2005-2015.
  3. Procurar la constitución de un Observatorio Internacional, integrado por personalidades no indígenas e indígenas, para el cumplimiento de los derechos de los pueblos indígenas.
  4. Reactivar y fortalecer el espacio de Iniciativa Indígena por la Paz, con el mandato que fue creado inicialmente, para el seguimiento de pueblos indígenas en zonas de conflictos.
  5. Diseñar a través de un trabajo conjunto entre la UNAM, FRMT, otras universidades y el FI un Sistema de Evaluación del Decenio (SED) desde el punto de vista de los pueblos indígenas que permita una comparación de evaluaciones nacionales, regionales y continentales, cuya ejecución funcione en las zonas: mesoamérica, andina y amazónica.

En este 12 de octubre, día de movilizaciones y resistencia de los pueblos indígenas del Continente, nos comprometemos a ser ejemplos de unidad, a fortalecer la cohesión y consolidar nuestras propias instituciones, concertar nuestros horizontes políticos; definir, identificar y concretar renovados niveles de alianzas estratégicas que se sumen al proceso de transformación que nos permita avanzar hacia una nueva Década de Pueblos Indígenas.

Dado, en nombre de nuestros heroicos antepasados y nuestras futuras generaciones.


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La Globalización del Desarrollo y el Desarrollo de la Globalización

José de Souza Silva


En el principio era el imperio de Dios, según la Iglesia Católica. Pero Dios hizo el hombre, que inventó su concepto de imperio y lo camufló en la “idea” de desarrollo. Esta idea fue disfrazada en varios nombres (progreso, modernización), oculta bajo muchos rostros (civilización, desarrollo), adornada con lindas promesas (paz, bienestar), ofertadas hipócritamente (ayuda, cooperación), bajo un enfoque evolucionista (fases, etapas), a través de diseños globales que prevalecen sobre las historias locales (colonización, globalización), asegurando resolver problemas universales (hambre, pobreza), para institucionalizar y legitimar sus consecuencias (desigualdad, injusticia), mientras persigue a cualquier costo apenas uno objetivo: el crecimiento económico. Este trabajo hace una descolonización de la “idea de desarrollo” para demostrar que todavía somos rehenes del pensamiento subordinado al conocimiento autorizado por el más fuerte, y proponer “otros” términos para el debate sobre globalización y desarrollo.

Marco interpretativo: el derecho del más fuerte. Para facilitar su dominación, el más fuerte institucionaliza relaciones asimétricas de poder para controlar factores materiales y simbólicos, usando la Ley como el crimen absoluto y perfecto, y vende la dominación como el orden natural de las cosas, con un discurso y una moralidad que justifican, esconden e instauran la inmoralidad. Marco histórico: La idea de desarrollo, del colonialismo imperial al imperialismo sin colonias. La falta de escrúpulos para cometer injusticias es la característica común a los imperios, sean civilizados o desarrollados. Para civilizar a los primitivos, Europa disfrazó sus invasiones como descubrimientos, y promovió la colonización como un imperativo moral y la superioridad europea como condición natural. Para desarrollar a los subdesarrollados, los Estados Unidos hacen invasiones como guerras preventivas, promueven la globalización neoliberal como la única posible y sustituyen la etiqueta del “comunismo” por la del “terrorismo” para inventar un enemigo global. Marco ético: la globalización de la indignación y la solidaridad. Sin indignación colectiva no hay solidaridad ni, por lo tanto, revolución social. La esperanza emerge con los movimientos étnico-socio-culturales para implodir la hipocresía organizada que banaliza la injusticia, y para promover la relevancia de lo humano, lo social, lo ecológico y lo ético—hoy tratados como obstáculos a la mercantilización de la naturaleza y de las emociones humanas para la acumulación de riqueza y poder. Sin embargo, si la vulnerabilidad global emerge de problemas antropogénicos—creados por la acción humana—, la sostenibilidad solo puede emerger de nuestra solidaridad, y no de la premisa neoliberal que asume la existencia como una lucha por la sobrevivencia a través de la competencia, donde el derecho del poder prevalece sobre el poder del Derecho, creando el mundo del cada uno por sí, Dios por nadie y el Diablo contra todos.

¿Qué es “desarrollo”, cuando las reglas nacionales son vistas como “barreras” a ser derrumbadas para el éxito de las nuevas reglas transnacionales del capitalismo global?. Usando la mentira como filosofía de negociación pública y el miedo como estrategia para el acceso a materia prima abundante, mano de obra barata, mentes dóciles y cuerpos disciplinados, el más fuerte define reglas del juego lejos del escrutinio público y de la participación ciudadana, creando un gobierno mundial sin Presidente ni elecciones donde los que deciden no son electos y los electos no deciden. No aceptemos que “lo relevante” es creado apenas por ciertos actores, existe solo en ciertos idiomas y llega solamente de ciertos lugares; no seamos meros receptores de valores y conceptos creados lejos de nuestro contexto y sin compromiso con nuestro futuro. No hay “desarrollados” ni “subdesarrollados”; todos fuimos, somos y seremos “diferentes”. El debate oficial sobre la globalización sufre de indigencia epistémica porque el climaterio intelectual de los economistas neoliberales no les permite crear más allá de lo que les dicta el mercado. El debate sobre el futuro empieza con criterios humanos, sociales, ecológicos y éticos, para permitir una “otra” globalización. Por ejemplo, en caso de conflicto, el “principio del bienestar inclusivo” decide a favor de propuestas que benefician el mayor número de individuos, grupos sociales, comunidades, sociedades y formas de vida. Sin eso, el neoliberalismo—la ideología de la explotación con exclusión—impondrá la institucionalización global de la desigualdad, una iniciativa cínica que siempre llega oculta en la “idea” de desarrollo, que ahora se presenta como desarrollo sostenible, y disfrazada en lindas promesas que nunca son cumplidas, como los recién anunciados Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODMs). ¿Hasta cuándo?. ¿A qué costo?.


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