Boletín No 63

ICCI

Editorial

ENTRE LOS REMORDIMIENTOS
Y EL ANÁLISIS DEL LEVANTAMIENTO
DEL SIETE DE JUNIO DEL 2004


Los símbolos fueron escondidos, tras de ellos surgieron nuevos significados y significantes, el discurso de clase se impuso y la argumentación de la plurinacionalidad perdió su fuerza y consistencia, las nacionalidades y pueblos zozobraron en el carácter hegemónico de la propuesta, el “otro” impuso nuevamente su argumentación occidental con la redacción de un documento que deja al margen la propuesta del movimiento indígena, que “recrea” una postura sindicalista y el cual sostenía que luego de la caída del Presidente Lucio Gutiérrez se construiría un “Gobierno Popular”.

Entonces ¿los indios no fueron capaces de sostener su propuesta frente a las otras organizaciones fraternas?, ¿o enceguecidos por “la traición” no midieron adecuadamente la coyuntura y se lanzaron en una lucha que tenía razón, pero que no fue muy bien confrontada con la realidad? Con el objetivo de profundizar la discusión alrededor de la temática de una teoría política indígena planteamos la siguiente pregunta: ¿El movimiento indígena no a construido una teoría política “propia”?.

El problema que se plantea alrededor de la construcción de una teoría política del movimiento indígena, es si existe la posibilidad de deconstruir y reconstruir teóricamente el hecho social, desde una mirada diferente, entonces el proceso de decosntrucción de la teoría occidental pasa por un proceso de descolonización del conocimiento que es un proceso eminentemente subversivo, contestatario, pero al mismo tiempo construye dinámicamente nuevas formas de mirar el hecho social desde perspectivas diferentes, no desde lo subalterno, no desde lo ancestral, no desde lo inferior, sino desde “lo nuestro”, dando sentido a cada uno de los conceptos y definiciones que nos guían apropiadamente en la práctica social y política.

La práctica política del movimiento indígena desde la conquista, luego la colonia y la república ha tenido como base la resistencia, es en este espacio construido cultural, social, religioso, político y epistémico donde se han dado las mejores batallas, unas veces teniendo como referentes importantes la organización comunitaria y otras veces superando los temores y miedos a la persecución y el asesinato, porque los procesos de dominación tenían como práctica el exterminio de las expresiones culturales, sociales, religiosas, políticas y epistémicas. Pero lo que podemos ver a lo ancho y a lo largo de Abya-Yala son los levantamientos, expresiones de las luchas de los pueblos originarios que han logrado perennizar la actitud del movimiento indígena frente a una realidad.

Esta práctica estuvo y está respaldada por una teoría política, no se puede pensar de otra manera “desde lo occidental”, la razón no pide fuerza, si un movimiento social realiza movilizaciones, detrás de esto existe una propuesta teórica y sobre esta se expresa la práctica social.

Entonces la realidad exige ser interpretada, no existe otra manera de hacerlo, es con la construcción teórica como resolvemos una parte importante de los conflictos o por lo menos como iniciamos la confrontación de la construcción de conceptos y juicios que son un paso fundamental para resolver los problemas fundamentales que se desarrollan al interno de las sociedades.

La realidad política y su teorización esta atravesado por tres operaciones mentales básicas, que son: “el comprender, el explicar y el predecir”; el comprender tiene íntima relación con el de apropiación conceptual que el individuo realiza interiormente de los hechos y acontecimientos y el explicar es una operación que pone en juego la capacidad de sistematizar en forma ordenada y propositiva los hechos y acontecimientos que se suceden para poder comunicarlos coherentemente a las demás personas y el propósito fundamental es determinar prácticas conscientes.

En la construcción de la teoría, sea esta política o científica, existe un tercer elemento fundamental que es la predicción, no es de ningún modo un proceso de adivinación del futuro, es ante todo un análisis serio y riguroso de las condiciones presentes del fenómeno en estudio y sobre estos resultados se toman iniciativas teóricas-prácticas para enfrentar de manera adecuada y en ventaja los problemas que nos plantea la realidad.

Este es un elemento fundamental que tiene que ser resuelto por el movimiento indígena de lo contrario las alianzas se hacen sobre propuestas teóricas “ajenas”, que no son del todo consecuentes con una realidad que se encuentra sustentada sobre un componente simbólico importante, teniendo como base el componente cultural, tanto en sus manifestaciones como en sus representaciones, que son los que marcan los procedimientos y las actuaciones del ser humano como actor individual y colectivo. ¿Es suficiente en estos momentos la interpretación de la realidad a través de teorías venidas de occidente?. Acaso no será propicio en la actualidad pensar en la posibilidad de reconstruir teóricamente principios de los pueblos originarios que nos permitan enfrentar la universalidad del pensamiento que nos ha guiado nuestra práctica social por mucho tiempo. ¿Todavía seguimos sosteniendo que las teorías de la modernidad y posmodernidad son las que resuelven los problemas de la sociedad actual?. Y esto nos está costando caro, al interno de la organización indígena.

La organización indígena ha sufrido un estancamiento y esto se ha evidenciado en el poco o casi ningún poder de convocatoria para el levantamiento del 7 de junio, las estructuras organizativas del movimiento han sido desnudadas, descubiertas, entonces han sido intervenidas unas veces en forma abierta y otras en forma soterrada, los “felipillos” no han faltado, se han vendido, han transado y pretenden vender todo el pueblo. Existe otro factor que paralela y temporalmente se ha manifestado, que es la nula conducción política de las organizaciones cantonales, provinciales, regionales y nacionales; el alejamiento casi programado de consulta a las comunidades y actores locales que construyen canales de comunicación y sobre todo de acción, obtuvo como resultado que únicamente en algunas provincias se diera la medida de hecho conocida como “EL LEVANTAMIENTO”, sin tener ninguna influencia en el País.

Los imaginarios que construyeron los medios de comunicación alrededor de los levantamientos indígenas desde 1990, son imaginarios que giran en torno al indio alzado, indio ignorante, indio vengativo, indio impredecible, que no se sabe que va hacer; así como también a la fuerza orgánica de los indios, la unidad, el sacrificio, esta manera de estar dispuestos a todo, y a la posibilidad cierta de construir poder desde los “pobres del campo y la ciudad”, entonces los levantamientos fueron en un determinado tiempo el punto orientador por donde debían transitar los sectores pobres de la sociedad para construir una sociedad más justa y solidaria.

Entonces lo que sucedió el mes de junio, y que es de conocimiento general: el poco o casi nada poder de convocatoria de las organizaciones nacionales, regionales, provinciales y locales fue un hecho que no puede ser ocultado. Se le puede atribuir el “fracaso del levantamiento” a la actual dirigencia del movimiento indígena, porque las comunidades no acataron las resoluciones de la CONAIE y en su debido tiempo las de la ECUARUNARI. Acaso la dirigencia está más preocupada por cumplir compromisos de una agenda nacional concertada con las organizaciones y movimientos sociales del país y por este hecho dejó de lado las reivindicaciones de las comunidades y organizaciones cantonales y provinciales.

El alejamiento de la dirigencia y de los representantes del movimiento indígena en los gobiernos locales de su fuente primigenia es evidente, a nosotros nos “parece” (no debemos hacer ningún tipo de afirmación) que la dirigencia, así como prefectos, alcaldes, consejeros y concejales vuelven a repetir los males que veníamos presenciando con los anteriores detentadores del poder local (existen excepciones) como es el clientelismo, la ausencia de planificación, el dejar intacto la administración de prefecturas y municipios, talvez lo más grave no tener una orientación política adecuada para construir desde el poder seccional una propuesta de un nuevo Ecuador.

Nosotros entendemos que hay factores más graves que deben ser analizados, y queremos pensar en “voz alta” y hacernos estas “autocríticas” cuando se detenta el poder se tiende a pensar desde el dominante y sobre ese pensamiento construimos la práctica política, pensamos que somos infalibles, que la nuestra es la última palabra, que nuestro pensamiento es el mejor argumentado y nos damos la razón a nosotros mismos o con cuatro o cinco amigos más, las consultas a nuestros compañeros/as que nos eligieron simplemente no existe, o las hacemos únicamente para justificar nuestros logros o fracasos.

Nos creemos en la capacidad de tomar decisiones por otros, de determinar como van a participar nuestros compañeros y compañeras, de definir iniciativas y estrategias, comportamientos, alianzas y hasta de elegir las aspiraciones de los “otros”, nos convertimos en seres superdotados por obra y gracia de nuestra posición de dirigentes o porque entendemos de manera arbitraria que nuestra misión está predestinada, que somos las personas encargadas de dirigir los destinos de nuestra gente para alcanzar el bienestar individual y colectivo.

Todavía nos quedan los “remordimientos” palabra que encierra la posibilidad de autocriticarnos, palabra que a pesar de tener una connotación cristiana, la aceptamos como propia, y responde a nuestra forma de actuar y pensar, además nos facilita la construcción de categorías conceptuales que nos permite comprender la dinámica de la sociedad.

Las categorías de análisis se van construyendo en forma independiente en la medida en que somos capaces de desconstuir el discurso oficial y el pensamiento oficializado; en un lenguaje, en una habla, en un pensamiento auténtico que recoja nuestros imaginarios y nuestras realidades y que tenga la capacidad de expresarnos en lo histórico, político cultural y socialmente en este mundo moderno. Y que se constituya en la base para la construcción de una propuesta alternativa y de cambio desde el Movimiento Indígena.


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“CONFLICTOS ÉTNICOS” SON LA BASE DE LOS PROBLEMAS DE GOBERNABILIDAD EN ECUADOR, BOLIVIA Y PERÚ

Javier Lajo*


En Ecuador, desde el Lunes 07 de Junio, y desde hace mas de una semana antes en Bolivia, gobiernos y oposición están enfrascados en “levantamientos” indígenas que amenazan con derrocar a ambos presidentes; y por lo que se refiere al Perú, el 14 de Julio también se viene un Paro General que va a cuestionar la gobernabilidad del país.

Aunque en este último país el movimiento opositor no esta liderado mayormente por “los pueblos indígenas”, podemos afirmar que este es un país de mayoría indígena, y de fuerte tradición incásica, y que por los eventos de Ilave (Puno) y secuelas, así como también por las últimas marchas de los cocaleros, y la aparición de movimientos como el de “los Humallas” (las últimas encuestas le dan un 09% a la preferencia nacional de voto por su líder, un oficial en retiro del ejército, para variar); todo esto sumado a la demagógica pose electorera de Toledo sobre su presunto “origen indígena”, (que es muy usado por su esposa, Eliane Karp, para fundamentar su indigenismo militante), nos hacen ver que en el Perú también los conflictos políticos, entre OPOSICIÓN vs. GOBIERNO, ya no tienen las mismas características clasistas o las tradicionales de la etapa republicana: entre una oposición criolla, llámense partidos criollos de izquierda o de derecha, contra los gobiernos de turno; sino mas bien estos problemas de gobernabilidad vienen tomando cada vez mas un carácter de CONFLICTOS ÉTNICOS, entre los ESTADOS CRIOLLOS y los movimientos populares, cada vez mas identificados con “los pueblos indígenas”.

En el Perú, este proceso está mas atrasado, pues las cúpulas que controlan los gremios y partidos de la izquierda, todavía sufren de la fuerte ANOMIA y ACULTURAMIENTO (Tal es el caso de los dirigentes “indígenas vergonzantes” de la CGTP, de la CCP, de la CNA, de la CTP y de otros gremios menores) o sufren el fuerte control político y dependencia -en la mayoría de los casos, económica- por parte de los partidos criollos, sean estos de izquierda o de derecha. En Bolivia y en Ecuador los dirigentes indígenas ya han superado este PONGEAJE POLÍTICO, y han aparecido dirigentes como Leonidas Iza, Luis Maldonado o Luis Macas; en el norte, y Evo Morales o “El Mallku” Felipe Quispe, en el sur. En el Perú debemos esperar la pronta aparición de líderes indígenas de igual o mayor talla, pues nuestro país está bullente de luchadores indígenas que han ofrendado su vida (como es el caso de Macedonio Lirio y Pedro Huillca Tecse) en estos últimos veinte o veinticinco años de guerra interna. Pero, ¿qué características principales tienen estos nuevos CONFLICTOS DE GOBERNABILIDAD INTER-ÉTNICOS?.

Este es un buen tema para los analistas «oficiales» de la clase mediática criolla que censura estos temas étnicos, por su tácito racismo. Lo que ES INDUDABLE, es que ya han cambiado los parámetros e indicadores antiguos que ocasionaban o aparentaban ocasionar los problemas de gobernabilidad. En primer lugar, LOS PROBLEMAS DE GOBERNABILIDAD ESTÁN TOMANDO CADA VEZ CON MAYOR NITIDEZ UN MATIZ POLÍTICO ÉTNICO. Pues, en el Ecuador la oposición está dirigida por el Movimiento Pachakutik, cuya base principal es la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE); y en Bolivia el protagonismo indígena se ha diversificado, pues “El Mallku” Quispe del pueblo AYMARA, y su grupo político el Movimiento Indígena Pachakuti (MIP) está en la oposición con una postura radicalmente indígena, no así el Movimiento al Socialismo (MAS) del QUECHUA Evo Morales, que con una táctica que unos califican de “vacilante” y otros de “audaz”, lo encontramos apoyando al gobierno de Meza, tratando de ayudar a sostener un gobierno y un Estado CRIOLLO, que se cae a pedazos.

De estos datos ya podemos ir sacando algunas conclusiones, pues, los quechuas en Bolivia aparecen con una actitud muy moderada frente al dilema indígena de “sustituir o no sustituir” los viejos Estados criollos corruptos y saqueadores de nuestros países. Pero al parecer las diferencias y matices entre los indígenas aparecen cuando quieren definir a qué velocidad tendrían que sustituir el actual estado de cosas en los gobiernos, pues hasta el Banco Mundial, viene apurando carísimos “cursos de gobernabilidad” (1) para líderes indígenas, en tele-conferencias simultáneas que cubren los cinco países andinos, con la intención franca y sincera de ir preparando a los futuros gobernantes de los Estados y gobiernos. En estos cursos, departen líderes indígenas radicales y moderados juntos, pues con una mentalidad práctica los funcionarios del BM deben pensar que mas temprano que tarde “las mayorías deben gobernar”.

En segundo lugar, los analistas políticos del área andina que quieran actualizarse, deberán incluir seriamente otras variables étnico-religiosas que imponen día a día los movimientos indígenas. Por ejemplo: El sector evangélico ha colocado en el tablero de la nueva geopolítica interna del Ecuador y Bolivia (y porqué no adelantar, también en el Perú) una ficha que el movimiento indígena no se lo esperaba: Los autoproclamados “Pueblos Evangélicos Indígenas”, y que son una verdadera “pica en Flandes” de occidente en el mundo indígena; y cuyas herramientas políticas en el Ecuador se llaman FEINE y CONFENIAE, ambas organizaciones amazónicas, y que actualmente con el Sr. Antonio Vargas, ex -dirigente de la CONAIE, a la cabeza (como flamante Ministro de Bienestar Social), están en franco y desesperado apoyo al Presidente Lucio Gutiérrez, contra la CONAIE y el levantamiento indígena.

Otro tanto sucede en Bolivia. Como se sabe una de las organizaciones indígenas mas fuertes, es la CIDOB del oriente boliviano cuyos líderes han sufrido una fuerte cooptación por parte de la Iglesia Evangélica. Estas “Fichas políticas” presuntamente “indígenas” ya van tomando por asalto el concierto internacional, pues comienzan a ser usadas por sus auspiciadores y hasta “creadores” (los poderosos capitales de las iglesias evangélicas y católicas, direccionados por no menos poderosas ONG´s internacionales, que digitan a conocidas organizaciones indígenas), como podemos notar claramente en el comportamiento de la Coordinadora de Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (COICA), apoyando abiertamente al gobierno reaccionario, proimperialista y antipopular del coronel Lucio Gutiérrez. En el Perú, la COICA tiene entre sus afiliadas y fundadoras a la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (AIDESEP), que debería pronunciarse al respecto. Así las cosas, de los avances del movimiento bíblico, entre los indígenas, podemos esperar también la pronta aparición con los “financiamientos islámicos” de los “indígenas de Alá”, con todos sus matices, “sunitas”, “shiítas” y porqué no, hasta indígenas “Al Qaedas”; tal como algunos sectores Aymaras ya lo han anunciado, aunque metafóricamente, que ellos son los “palestinos” de América y que desean un “país Aymara con territorios de cuatro países sudamericanos”.

Pero al margen de los análisis coyunturales de estas “novísimas” contradicciones interétnicas y de “gobernabilidad”, creo que se trata de un tema que debe ser analizado profunda y extensivamente, porque es una relación extraña, de “desencuentro” e “incomunicación”, llamada “brecha cultural” entre los dos mundos Indígena y Occidental, y que siempre ha resultado en una solución desfavorable para el indio, ya que siempre Occidente le ha impuesto una dominación total, negando su existencia plena, impidiéndole hablar en primera persona y no reconociéndolo como un pueblo pensante y con capacidad para el diálogo científico. Para ciertos intelectuales TODAVÍA, la civilización indígena y su cultura es algo del pasado, no tiene vigencia actual ni futuro. Y estamos hablando de prestigiosos autores peruanos y latinoamericanos de todo color político como José Carlos Mariategui, o Alberto Flores Galindo o Mario Vargas Llosa, para mencionar algunos ejemplos, afirman con todo el peso de su autoridad intelectual, que los indígenas en nuestra historia hablan y luchan por su libertad y sus reivindicaciones, porque quieren «REGRESAR AL PASADO». Este terrible anatema, como frase y contenido, es un ejemplo claro de lo que llamamos: códigos racistas de transculturación, puesto que lo que es Pasado para estos criollos es Futuro de liberación, para los pueblos indígenas. Estos temas contemporáneos importantes que tienen que ver con las tareas de descolonización de nuestras patrias andinas, son tareas y luchas que van desde el develamiento de estos últimos “pueblos evangélicos indígenas”, hasta la crítica y combate a la “razón occidental” o “ruptura epistemológica del mundo andino con occidente”; tareas muy difíciles, pero que ya están siendo tomadas como temas de investigación y de acción política en el Perú, Ecuador y Bolivia, por algunas organizaciones de la resistencia indígena al colonialismo interno.

Notas

* Javier Lajo: Ha sido co-organizador del Primer Congreso de los pueblos Indígenas del Perú y uno de los fundadores de la Conferencia Permanente de los Pueblos Indígenas del Perú, en Cusco, 1997, ha sido también el Responsable del Comité Organizador de su Segundo Congreso en Lima, en Agosto del 2001; y es actual miembro de su Comité Directivo. Es también Director-Fundador de la Revista Internacional ‘Pueblo Indio’ (1982) y de la Revista ‘Pachakuti’ en 1992. javierlajo@hotmail.com

1. Entre los días 24 de Mayo y 12 de Junio del presente año, se han desarrollado los II y III Cursos Internacionales de Líderes Indígenas de la Región Andina, auspiciados por el Instituto del Banco Mundial, y organizados por el Fondo Indígena en estrecha colaboración con los Movimientos Indígenas de los cinco países mencionados.


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DEMOCRACIA E INTERCULTURALIDAD

Luis A. Macas A.


LA DEMOCRACIA

El concepto y el término de la DOMOCRACIA, se traslada a nuestras tierras en los albores de y los fragores de la colonización europea al Continente Abya-Yala. Un concepto, que al aplicarlo cobra institucionalidad, en función de desaparecer las monarquías y las relaciones de producción del sistema feudal en los países del viejo continente, es una adaptación de la teoría ARISTOTELICA, de su obra llamada política: donde señala que la monarquía es aquel Estado, en que el poder dirigido al común interés no corresponde más que a uno solo. Mientras que democracia es aquel Estado en que la multitud gobierna para la utilidad pública.

DEMOCRACIA: proviene de dos términos griegos: DEMOS significa PUEBLO y CRATOS, significa AUTORIDAD, PODER. Es decir el poder o el gobierno del pueblo por el pueblo, o al menos a través de sus representantes legítimamente elegidos. Pero obviamente, esta teoría se encontraba en un proceso de desarrollo en cuanto a su aplicación.

No es menos cierto que la implantación de este sistema, de la democracia, en Abya-Yala haya sido solo institucional, sino implica el traslado de todo un sistema, esquemas y comportamientos aún no desarrollados con altos niveles de precariedad y debilidades persistentes. En consecuencia la presencia colonial europea en nuestro Continente constituye el inicio de improvisaciones y anacronismos, en el mejor de los casos se trata del establecimiento de experimentos y ensayos en función de afirmar y consolidar la colonia.

Entonces, nuestras sociedades y pueblos desde la presencia colonial son herederos de un sistema cuya crisis profunda es crónica. Es mucho más grave cuando en la concepción y la aplicación existen errores y desatinos por la escasa inteligencia por parte de las élites criollas, es decir, lo malo se copia mal.

Por tanto la crisis política actual tiene una explicación histórica, la democracia ecuatoriana arrastra una crisis crónica y en ninguno de los periodos de la vida republicana del Ecuador se ha podido establecer una mejoría o salud del sistema democrático. Muchos estudiosos, especialistas coinciden de que no ha existido una cultura política democrática, las raíces de la precariedad política son profundas. La política ha sido usada en función de prioridades particulares por sobre los intereses nacionales. El sistema político siendo una crisis estructural profunda, tiene la tradición de ser manipulada por las oligarquías criollas. El Estado está sometido a los intereses de sectores económicos y al sistema de mercado. Es decir que, la política está subordinada al poder económico, está sujeto a decisiones supranacionales desde los dictámenes de los organismos multilaterales, imposiciones de corporaciones transnacionales y desde las hegemonías de los países desarrollados en contra de los elementales principios de la soberanía nacional y la autodeterminación de los pueblos.

En definitiva, la fragilidad del sistema democrático se refleja en la debilidad de las instituciones públicas para resolver problemas, sociales, económicos, culturales y políticos.

Por otra parte, la creciente e irrecuperable crisis de representatividad de los partidos políticos hace que se viva una total carencia de legitimidad del sistema político. Parece que ni la formalidad democrática existe. El divorcio entre el sistema político y la sociedad civil es abismal. Por tanto el sistema democrático ha colapsado, sin haber llegado a su estado de maduración. Pues para unos ha nacido el Estado y se encuentra en un estado embrionario, para otros ha evolucionado y se encuentra en un proceso de perfeccionamiento, mientras que para los pueblos indígenas el Gran Estado Plurinacional está por nacer.

LA PLURINACIONALIDAD

Pero lo fundamental y el motivo de nuestro análisis radica en la diferencia entre el un sistema político y el otro, pues existe una diferencia extrema entre lo que es la democracia y los sistemas de consensos. El mundo occidental se identifica y maneja lo que es el sistema democrático, mientras que el mundo indígena maneja el sistema de consensos o procesos consensuados. Para facilitar la comprensión, no hablemos de sistemas sino de sociedades o culturas, cuando nos referimos al sistema occidental y sistema indígena. Las sociedades o culturas indígenas provienen milenariamente de procesos o formaciones con una visión colectiva, su concepción del mundo son eminentemente comunitarias, sus pensamientos y prácticas se basan en las relaciones de reciprocidad, de complementaridad, de equidad y redistribución y que estas características básicas se han convertido en valores y normas, por tanto la constitución de las sociedades indígenas obedecen a estas dimensiones sociales, culturales económicas y políticas.

Entonces debemos reflexionar, si es equiparable entre lo uno y lo otro, o si el mundo indígena se ha introducido y adaptado definitivamente al mundo y a la concepción occidental. O será acaso que, estemos en una etapa de transición lenta o talvez acelerada. O acaso existen aún distanciamientos mutuos entre los dos mundos.

Es esta visión distinta la que ha jugado un papel preponderante en la resistencia a la introducción de otros modelos, valores y conductas, ejemplo, la resistencia al modelo neoliberal, al sistema de mercado, a la acumulación de la riqueza, al consumismo. Entonces la respuesta sería que hay que afianzar, consolidar los procesos identitarios de nuestros pueblos, por cuanto en la identidad están los valores, los principios, los sistemas de vida diferente. Entonces la lucha del movimiento indígena cobra fuerza en esta dimensión de lucha.

Cuando hablamos de lucha, debemos recordar que la resistencia y las propuestas del movimiento indígena son las que permiten visibilizar el tema de la interculturalidad, el tema de la plurinacionalidad, del plurilinguismo, de la territorialidad, a partir de vivencias concretas del concepto de la DIVERSIDAD cultural histórica de nuestras nacionalidades y pueblos, a través de tomar conciencia interna de nuestras nacionalidades de la necesidad de la unidad de la diversidad, la concertación y la convergencia en base a un mínimo común.

Ahora, si hemos logrado un consenso nacional mínimo sobre el tema, aún no. El reto está entonces en la toma de conciencia sobre nuestra realidad, la DIVERSIDAD DE IDENTIDADES y este presupuesto nos permitirá un reconocimiento exacto con nuestra realidad, que permitan construir una diversidad en la lógica jurídica, sistemas de organización, sistemas de economías, sistemas políticos, etc.

Es necesario por tanto, replantear un modelo de Estado desde la profundidad de nuestras realidades considerando estas dimensiones y otras, digo esto por que se debe considerar la diversidad de visiones y cosmovisiones, practicas, concepciones y lógicas.

Por tanto la interculturalidad según Catherine Walsh, debe ser asumida desde lo político y desde la epistemología. Es decir, como premisa fortalecer las identidades desde la producción de la ciencias y una visión política.


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