Bienvenidos al "Instituto de Ciencias y Culturas Indígenas"
“Primero el pueblo, primero los campesinos,
los indios, los negros, y mulatos todos son compañeros;
por todos hemos luchado sin bajar la cabeza,
siempre en el mismo camino”.
Mama Dolores Cacuango.
La historia del Movimiento Indígena empieza luego de que se estructura la CONAIE en 1986, construyendo filiales regionales como el ECUARUNARI en la Sierra, CONFENIAE en la Amazonía y la CONAICE en la Costa.
Con fines y objetivos fundamentales que recoge un proyecto estructurado por la Conaie en la construcción de un nuevo orden social con un Estado Plurinacional y una Sociedad Pluricultural y Multiétnico.
El proyecto Político de la Conaie contienen principios y fundamentos políticos, Económicos, filosóficos y culturales que sirven como guía para la orientación del accionar como Nacionalidades y pueblos de las organizaciones de base y todos los sectores sociales.
Los principios fundamentales de este Proyecto Político son el de construir un orden social con un estado plurinacional y una sociedad pluricultural y multiétnica frente al modelo neoliberal.
Para que se cumpla este proyecto la CONAIE y el movimiento Indígena necesita reestructurarse y replantearse su visión, misión, objetivos fundamentales, tácticas y acuerdos con todos los sectores sociales.
Los campos más importantes que se han planteado para continuar con este proyecto Político de la CONAIE y las demás organizaciones sociales son el campo Económico, Político, la identidad y la cultura.
En el plano económico planteamos construir un nuevo modelo de desarrollo económico que sea solidario, equitativo, comunitario y justo para todos los sectores, en especial los más marginados.
Este modelo no será con fines de lucro o acumulación de riqueza para ciertas familias o pequeños sectores, sino para todos mancomunadamente de acuerdo a las prácticas ancestrales y comunitarias de los Pueblos y Nacionalidades, También habrá una creación de espacios mixtos entre el capital privado y la iniciativa comunitaria combinando los dos elementos.
El siguiente campo importante para llevar adelante este proceso es el Político, planteando una restructuración jurídica y política del Estado capitalista con el fin de dar paso así al Estado Plurinacional.
Con el fin de combatir la corrupción, la burocracia, todas las instituciones del Estado deberían cambiar su organización, estructura, roles y procedimientos para que de esta manera se pueda realizar y transformar una actividad en función de los intereses del Estado Plurinacional.
En este proceso de construcción de este Nuevo Estado Plurinacional se está desarrollando una política de alianza con los sectores sociales explotados y oprimidos, para de esta manera buscar la relación, participación y democratización entre todos estos sectores.
La identidad y la cultura es el punto más importante para los Pueblos y Nacionalidades, debido a que es la base para el desarrollo del Nuevo Estado Plurinacional, por eso exigimos el respeto, el fortalecimiento y revitalización de nuestros valores, costumbres, tradiciones y vivencias en todas las áreas y campos; impulsando y compartiendo conocimientos según las cosmovisiones de cada uno de los Pueblos y Nacionalidades, de esta manera lograr fortalecer, desarrollar y profundizar la educación, las formas de salud ancestral, la justicia indígena, etc. Etc.
De manera general, estos son los desafíos que el proyecto político de las Nacionalidades y Pueblos Indígenas deben afrontar y resolver para así concretar el objetivo histórico de la Construcción del Nuevo Estado Plurinacional.
Consejo Editorial:
Luis Macas
Patricio del Salto
Ricardo Ulcuango
Alicia Vacacela
Fernando Sarango
Blanca Chancosa
Floresmilo Simbaña
Edición Electrónica: Marc Becker
Raúl Zibechi
En los más diversos rincones del planeta la gente común está saliendo a las calles, ocupando plazas, encontrándose con otras gentes comunes a las que no conocían pero que inmediatamente reconocen. No esperaron a ser convocados, acudieron por la necesidad de descubrirse. No calculan las consecuencias de sus actos, actúan con base en lo que sienten, desean y sueñan. Estamos ante verdaderas revoluciones, cambios profundos que no dejan nada en su lugar, aunque los de arriba crean que todo seguirá igual cuando las plazas y las calles recuperen, por un tiempo, ese silencio de plomo al que denominan normalidad.
No encuentro mejor forma de explicar lo que está sucediendo que traer un memorable texto de Giovanni Arrighi, Terence Hopkins e Immanuel Wallerstein, 1968: el gran ensayo, capítulo del libro Movimientos antisistémicos (Akal, Madrid, 1999). Ese texto denso, inspirado en la mirada larga y profunda de Braudel, se abre con una afirmación insólita: Tan sólo ha habido dos revoluciones mundiales. La primera se produjo en 1848. La segunda en 1968. Ambas constituyeron un fracaso histórico. Ambas transformaron el mundo.
A renglón seguido los tres maestros del sistema-mundo exponen que el hecho de que ambas revoluciones no estuvieron planeadas y que fueran espontáneas en el sentido profundo del término explica tanto el fracaso como su capacidad de cambiar el mundo. Dicen más: que 1848 y 1968 son fechas más importantes que 1789 y 1917, en referencia a las revoluciones: francesa y rusa. éstas fueron superadas por aquéllas.
El concepto heredado y hegemónico aún de revolución debe ser revisado, y lo está siendo en los hechos. Frente a una idea de revolución centrada exclusivamente en la conquista del poder estatal, aparece otra más compleja pero sobre todo más integral, que no excluye la estrategia estatal pero que la supera y desborda. En todo caso, la cuestión de conquistar el timón estatal es un recodo en un camino mucho más largo que busca algo que no puede hacerse desde las instituciones estatales: crear un mundo nuevo.
Para crear un mundo nuevo, lo que menos sirve es la política tradicional, anclada en la figura de la representación que consiste en suplantar sujetos colectivos por profesionales de la administración, y del engaño. Por el contrario, el mundo nuevo y diferente al actual supone ensayar y experimentar relaciones sociales horizontales, en espacios autocontrolados y autónomos, soberanos, donde nadie impone y manda el colectivo.
La frase clave de la cita es espontánea en el sentido profundo. ¿Cómo interpretar esa afirmación? En este punto hay que aceptar que no hay una racionalidad, instrumental y estadocéntrica, sino que cada sujeto tiene su racionalidad, y que todos y todas podemos ser sujetos cuando decimos Ya basta. Se trata, entonces, de comprender las racionalidades otras, cuestión que sólo puede hacerse desde adentro y en movimiento, a partir de la lógica inmanente que develan los actos colectivos de los sujetos del abajo. Eso indica que no se trata de interpretar sino de participar.
Por encima de las diversas coyunturas en que surgieron, los movimientos de la plaza Tahrir en El Cairo y de la Puerta del Sol en Madrid forman parte de la misma genealogía del que se vayan todos de la revuelta argentina de 2001, de la guerra del agua de Cochabamba en 2000, de las dos guerras del gas bolivianas en 2003 y 2005 y de la comuna de Oaxaca de 2006, por mencionar sólo los casos urbanos. Lo común son básicamente dos hechos: poner un freno a los de arriba y hacerlo abriendo espacios de democracia directa y participación colectiva sin representantes.
Esa estrategia con dos fases, rechazo y creación, desborda la cultura política tradicional y hegemónica en las izquierdas y el movimiento sindical, que sólo contemplan parcialmente la primera: las manifestaciones autocontroladas, con objetivos precisos y acotados. Esa cultura política ha mostrado sus límites, incluso como rechazo a lo existente porque al no desbordar los cauces institucionales es incapaz de frenar a los de arriba y se limita, solamente, a preparar el terreno para el relevo de los equipos gobernantes sin cambio de política. Esa cultura política ha sido hábil para desplazar a las derechas y ha fracasado a la hora de cambiar el mundo.
Las revoluciones en marcha son estuarios donde desembocan y confluyen ríos y arroyos de rebeldías que recorrieron largos caminos, algunos de los cuales beben en las aguas de 1968 pero las superan en profundidad y densidad. Rebeldías que vienen de muy lejos, montaña arriba, para confluir de modo imperceptible y capilar con otros cauces, a veces minúsculos, para un buen día mezclar sus aguas en un torrente donde ya nadie se pregunta de dónde viene, qué colores y señas de identidad arrastra.
Estas revoluciones son el momento visible, importante pero no fundante, de un largo camino subterráneo. Por eso la imagen del topo es tan adecuada: un buen día pega un salto y se muestra, pero antes ha hecho un largo recorrido bajo tierra. Sin ese recorrido no podría nunca ver la luz del día. Ese largo andar son las cientos de pequeñas iniciativas que nacieron como espacios de resistencia, pequeños laboratorios (como los que existieron desde finales de los años 90 en Lavapiés, Madrid) donde se vive como se quiere vivir y no como ellos quieren que vivamos.
Quiero decir que los grandes hechos son precedidos y preparados, y ensayados como señala James Scott, por prácticas colectivas que suceden lejos de la atención de los medios y de los políticos profesionales. Allí donde los practicantes se sienten seguros y protegidos por sus pares. Ahora que esas miles de microexperiencias han confluido en estas correntadas de vida, es momento de celebrar y sonreír, a pesar de las inevitables represiones. Sobre todo, no olvidar, cuando vuelvan los años de plomo, que son esas trabajosas y solitarias experiencias, aisladas y a menudo fracasadas, las que pavimentan los jornadas luminosas. Unas con otras cambian el mundo.
Consejo Editorial:
Luis Macas
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CAOI
Estudio elaborado para la Universidad Nacional Autónoma de México advierte de los peligros que implican los organismos genéticamente modificados.
A menos de cuatro meses de concluir su mandato, el gobierno del Perú emitió el 15 de abril el Decreto Supremo 003-2011, que aprueba el reglamento «sobre Seguridad de la Biotecnología en el desarrollo de actividades con Organismos Vivos Modificados agropecuarios o forestales y/o sus productos derivados del Ministerio de Agricultura.» Las organizaciones indígenas, campesinas y agrarias del Perú exigen su derogatoria, porque, entre otros sólidos argumentos, los transgénicos constituyen un serio riesgo para la biodiversidad. Diversos estudios así lo comprueban, entre ellos el elaborado por úrsula Oswald Spring para la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Este estudio, titulado Transgénicos: efectos en la Salud, el Ambiente y la Sociedad. Una Reflexión Bioética, señala que “los Organismos Genéticamente Modificados (OGM) o transgénicos pueden producir efectos en la salud humana y animal y representan un potencial peligro a los países biodiversos. Particularmente delicada es su siembra en un país de origen, ya que México domesticó al maíz y el frijol, cuyas plantas se han convertido en alimento mundial. Debe proteger preventivamente su patrimonio natural ante cualquier riesgo”.
En el Perú, las múltiples variedades de papa, maíz, quinua, maca, oca y mashua, representan la diversidad de los cultivos andinos producidos a diferente altura en las montañas, donde la diversidad ecológica va acompañada de la diversidad cultural. La confluencia de un conjunto de factores geográficos y climáticos favorece variedad de biomas, ecosistemas y hábitats.
Desde tiempos ancestrales, en el Perú el 45% de las especies de papa (más de 5200) y el 30% de oca (más de 400) fueron colectadas sobre los 3,500 m.s.n.m. Los Andes son un corredor biológico de diversas especies animales: el oso de anteojos recorre el corredor de páramos y bosques de neblina desde la Cordillera de Mérida en Venezuela hacia Perú en el sur; el cóndor, el puma se mueven a través del páramo y el bosque. Y la mitad de las plantas que se encuentran en los páramos no se hallan en otros sitios del planeta.
Riesgos de los transgénicos
Los transgénicos, según el estudio de la UNAM, pueden destruir la biodiversidad al homogeneizarla, porque han sido programados con mayor resistencia y más fácil adaptación al medio natural. “Ello ha producido una ‘bioinvasión’ de especies exóticas que han propagado enfermedades y plagas antes desconocidas (p. e. la viña kudzu o la Dutch elm illness). Científicos de la Michigan State University han comprobado que plantas resistentes a ciertos virus pueden mutarse provocando plagas desconocidas. Investigadores de Oregón documentaron que los OGM, por ejemplo la Klebsiella planticola, matan los nutrientes esenciales del suelo que facilitan la fijación biológica del nitrógeno del aire, como es el caso de la bacteria Rhizobium melitoli”.
Advierte que también existen evidencias en laboratorios que transgénicos programados para producir su propio pesticida o resistencia a determinados herbicidas, provocaron resistencia en malas hierbas, lo que obligaría en un futuro a emplear pesticidas cada vez más poderosos. “Ya se documentó la asimilación del OGM resistente a la canola por parte de una planta silvestre de mostaza. Asimismo, en pocos años, el gusano del algodón se hizo inmune a los transgénicos. En ambos casos pueden surgir ‘superplagas’ o ‘superinsectos’, difíciles de ser controlados con los pesticidas existentes, pero, sobre todo, muy violentos para el medio natural”.
El estudio señala que la contaminación genética y los daños colaterales en campos aledaños a los transgénicos han debilitado biológicamente a regiones enteras. “Vientos, lluvias, pájaros, abejas e insectos han acarreado polen de OGM hacia campos aledaños y plantas silvestres. Se calcula que se requeriría una zona de protección natural de 5 kilómetros alrededor de un campo transgénico con el fin de evitar cualquier contaminación. Ello obligó a la Environmental Protection Agency a aumentar en 50% la zona de seguridad biológica alrededor de los campos sembrados con OGM”.
Hay más: la Universidad de Cornell confirmó que el trigo manipulado envenenó en pruebas de laboratorio a la mariposa Monarca en su estado larvario. Existe además un potencial peligro de crear insectos resistentes a agroquímicos que pudieran destruir el entorno natural y, por ende, también afectar la biodiversidad de la fauna silvestre y la cadena trófica.
Los cambios climáticos propiciados por el calentamiento global transformarán las regiones frías en graneros ideales. El manejo masivo de transgénicos en estas zonas puede cambiar la composición natural de los elementos silvestres. Pero el mayor riesgo se presenta sin duda alguna, en las zonas tropicales, caracterizadas por su amplia biodiversidad en flora y fauna.
Esterilización
El estudio se refiere también a la tecnología terminator, la cual destruye el material reproductivo de las semillas y las convierte en estériles. Hay diversos métodos para lograrlo, como la irradiación, la esterilización, el empleo de tóxicos, antibióticos, la producción de semillas suicidas, el choque térmico y el osmótico. Adicionalmente a la destrucción del material reproductor dentro de la semilla, el uso masivo de un antibiótico de amplio espectro como la Tetraciclina puede también producir resistencias a estos medicamentos en el ser humano.
“Mientras que las plantas crecen en estrecha relación con los microorganismos existentes en el suelo, las semillas impregnadas con antibióticos crean una zona muerta alrededor de ellas. Esto no sólo afecta al frágil equilibrio microbiano del suelo, sino que obliga al productor a incrementar el empleo de fertilizantes para compensar la pérdida natural de la fertilidad del suelo, así como a aumentar sustancialmente la fertilización química, que a su vez repercute negativamente en los costos de producción y en la contaminación de los acuíferos y suelos”, detalla el estudio.
En síntesis, la tecnología terminator crea una dependencia anual en la compra de la semilla, reduce la biodiversidad, destruye los microorganismos en el suelo y puede provocar resistencia a antibióticos en el ser humano y la fauna. El único beneficio está en manos de unas pocas transnacionales que garantizan una venta anual de semillas manipuladas, a la vez que aumentan el comercio de determinados agroquímicos relacionados con los transgénicos.
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