Boletín No 163

ICCI

Editorial: Ser niños en el Ecuador: El tiempo «debe estar» a favor de los pequeños

Equipo Editorial ICCI

“La institucionalidad
desaparece a los niños y se
construye una narrativa de
criminalización sobre las
razas negras, con el guion
del gobierno”
— Juana Francis,
mujeres de asfalto

El 8 de diciembre de 2024, cuatro niños —Josué Arroyo, 14 años; Ismael Arroyo, 15 años; Saúl Arboleda, 15 años; y Steven Medina, 11 años— fueron detenidos por militares en Guayaquil mientras jugaban fútbol. Desde entonces, no se ha vuelto a saber de ellos. 

La familia denunció su desaparición, y un video mostró a los militares golpeándolos y llevándolos por la fuerza. Se presume que los niños fueron trasladados a la Base de Taura. La Fiscalía ha abierto una investigación por secuestro y desaparición forzada. Mientras tanto, el presidente Daniel Noboa asegura que habrá «cero impunidad», palabras que se sienten huecas frente a la tragedia. 

Protestas en Guayaquil, Cuenca y Quito claman por el regreso de los niños con vida. La organización CDH ha presentado un hábeas corpus, exigiendo que el caso sea investigado como desaparición forzada. Sin embargo, el ministro de Defensa, Giancarlo Loffredo, admitió la detención, pero descartó cualquier responsabilidad en su desaparición. 

En el ámbito internacional, el Comité de Desapariciones Forzadas de la ONU emitió acciones urgentes, demandando al Estado ecuatoriano medidas inmediatas para la búsqueda y protección de los menores. El plazo: hasta el 7 de enero de 2025. 

Lo ocurrido refleja la irresponsabilidad estatal en el marco del “conflicto armado no internacional” (CANI), denunciado por violar normativas internacionales, derechos humanos y el derecho humanitario. ¿Qué justifica que militares retengan y desaparezcan a cuatro niños afroecuatorianos, empobrecidos y de sectores populares? Estas vidas, desde la óptica del poder, parecen no importar. El gobierno de Noboa, entregado a la lógica feudal y neoliberal, perpetra una narrativa de racismo y desprecio de clase que insulta la humanidad misma. 

Diciembre, en tantas culturas, es un tiempo para celebrar la vida y la niñez. Entre el pueblo Kichwa Saraguro, el Kapak Raymi convierte a niñas, niños y adolescentes en el centro de atención. Con amor y dedicación, se les enseña tradiciones, roles y significados ancestrales. Este es un homenaje a la esperanza, al porvenir, al valor colectivo de la vida. 

En contraste, el Ecuador oficial desaparece a sus niños. Josué, Ismael, Saúl y Steven, con rostros hermosos y llenos de ilusión, salieron a jugar fútbol y encontraron a 16 militares que los detuvieron arbitrariamente. Su único “delito”: ser afroecuatorianos y pobres. CUATRO VIDAS truncadas por un Estado que exuda racismo colonial y desprecio de clase. Mientras tanto, Noboa sugiere que sean considerados «héroes nacionales». ¿Héroes? Esta declaración no solo evidencia la incomprensión del presidente sobre su investidura, sino también una insultante falta de empatía e inteligencia. 

En este boletín 163, junto con la académica Milena Almeida Mariño, reflexionamos sobre cómo el gobierno ataca las expresiones culturales mientras permite y perpetúa actos de violencia estructural. Además, resumimos y comentamos las preocupaciones de la CONAIE sobre la Ley Orgánica de Recursos Hídricos (LORHUAA), que amenaza derechos fundamentales en favor del extractivismo. 

Finalmente, el texto de Katik Macas sobre el Kapak Raymi resalta cómo la cultura Kichwa Saraguro resiste las embestidas neocoloniales mediante la acogida amorosa de niñas y niños en su comunidad. Una lección de humanidad frente al abismo moral del poder. 

SIN JOSÚE, ISMAEL, SAÚL Y STEVEN, ¡NO HAY NOCHEBUENA, NO HAY NAVIDAD! 

La Censura, el Hip Hop y el Arte como Proceso Político

Milena Almeida Mariño

Jamás imagine que llegara el momento
Romper el sistema es nuestro proyecto
Presentando el arte urbano de modo diferente
Hacemos crecer así al movimiento independiente
Dando con el arte sentido a las cosas
Poniéndolo en rimas que para muchos son sabrosas
Bajando la teoría lenguaje callejero
Por eso de las artistas somos los mas certeros
Es duro el jale así ¡!
Pero hay que reconocer
Que rompiendo este contexto si la vamos a poder
Nadie nadie nadie sabe dónde queda mi país
Nadie sabe dónde queda mi país
Asnos Caso, Mugre Sur

«Romper el sistema es nuestro proyecto», gritaban los asistentes al Quitofest del 5 de diciembre de 2024, evocando el mismo himno que resonó en octubre de 2019, cuando el gobierno de Lenin Moreno aumentó los precios de los combustibles. Pero no solo era Mugre Sur: el rap se hizo presente también en 2022, cuando el proyecto BoomBapKillaz, producido en los barrios de Quito, se convirtió en la banda sonora de la manifestación contra el gobierno de Guillermo Lasso.

Cinco años después, con el coro «Nadie, nadie, nadie sabe dónde queda mi país», los manifestantes levantaron un Noboa de cartón ahorcado, mientras la multitud coreaba: ¡Fuera Noboa, fuera! El arte, en su esencia, siempre ha sido un campo de resistencia frente al poder. En el Ecuador de 2024, el acto performático de Mugre Sur, banda de hip hop conocida por su actitud contestataria y crítica social, desató una ola de controversia y censura, reflejando las tensiones entre la libertad de expresión artística y las estructuras de poder político.

El Acto Performático de Mugre Sur en el Quitofest 2024: Un Grito de Resistencia Social y Cultural

El acto de Mugre Sur en el Quitofest no fue solo una protesta, sino una poderosa declaración de resistencia cargada de simbolismo. Bajo una lluvia torrencial, los integrantes de la banda se presentaron con trajes extravagantes, dejando claro que su mensaje era un rechazo directo al gobierno neoliberal que asumió el poder en 2023.

Uno de los momentos más impactantes de la performance fue la figura de cartón que representaba al presidente Daniel Noboa, cubierto con una funda negra y colgado con cuerdas alrededor del cuello, un acto visceral de denuncia al gobierno. Pero la protesta no se limitó a este gesto: también se vieron símbolos como un Anonymous con la máscara de Guy Fawkes, un Diablo Huma que representaba la lucha del pueblo indígena, y una cabeza de televisor retro acompañada de una tapa de basurero tipo payaso. Estos elementos no solo desafiaban las estructuras de poder, sino que denunciaban la masificación de la información y la manipulación mediática de la realidad social.

Con esta performance, Mugre Sur fue más allá de la música, convirtiéndose en un arte de acción que reflexionaba sobre las injusticias sociales, la resistencia popular y la crítica al statu quo. La canción «Asnos Caso», que ya había sido himno en las protestas de 2019, retumbó en la multitud de casi cinco mil personas, quienes coreaban «¡Fuera Noboa!» El coro no solo expresaba el rechazo al presidente, sino el descontento acumulado por la necropolítica instaurada en el país, comenzando con la declaración de guerra de Noboa al narcotráfico, y reflejaba también la frustración con las medidas económicas y la creciente pobreza que golpea a las clases populares.

Entonces, ¿qué fue lo que realmente irritó al gobierno? ¿Qué desató tanta polémica? Algunos medios, con tono despectivo, calificaron a los miembros de Mugre Sur como «mugrosos» o «vándalos», mientras el acto generaba un debate polarizado en redes sociales y medios de comunicación. Para muchos, fue una protesta legítima, un grito de descontento social y político; para otros, la violencia simbólica del presidente ahorcado fue algo inaceptable.

Algunos comentarios de prensa señalaron:

Pablo Granja: “Si el Alcalde no contrató a estos mugres, entonces la responsabilidad es de una Secretaría de Cultura mugrosa que irrespeta a la autoridad y a la sociedad por igual”, (La Hora, 12 de diciembre de 2024)

Fernando López Milan: Así son ellos, ignorantes y violentos. Pretendidamente rebeldes, pero en el fondo dogmáticos, que, como cacatúas, repiten y repiten “sistema, sistema”, “poder, poder”, las palabras que, para ellos, representan lo que se debe odiar. Dicen “sistema”, gritan “poder”, y la furia de la horda se apodera de ellos, los galvaniza, los inflama. Y, sacerdotes del poder de la masa, ofician su eucaristía. (Diario La República, diciembre 2024)

El Origen de Mugre Sur: Identidad, Lengua y Compromiso Social

Formada en el año 2000, Mugre Sur nació con el propósito de dar voz a las comunidades marginalizadas del sur de Quito, históricamente excluidas y estigmatizadas. El nombre de la banda refleja precisamente esta identidad: Mugre, como símbolo de lucha y resistencia de los sectores más empobrecidos, y Sur, haciendo referencia al sur de Quito, donde residen muchas de las comunidades más desfavorecidas. (Vergara, V, 2021)

El grupo está compuesto por Henry Moposita, Eduardo Vela, Mateo y DJ Aya Taki, quienes han utilizado el rap como un vehículo para expresar sus luchas sociales y políticas. Las letras de Mugre Sur son fuertemente críticas de la situación política y económica de Ecuador, abordando temas como la pobreza, la violencia, la discriminación y, sobre todo, la desconexión de las élites con las necesidades de las clases populares.

Lo que distingue a Mugre Sur es su compromiso con las lenguas y culturas originarias. En sus canciones, incorporan  el Kichwa como una forma de reivindicar la identidad indígena y de romper con las estructuras coloniales que han intentado borrar esas tradiciones. Este uso de la lengua Kichwa no solo enriquece sus canciones, sino que también refuerza su mensaje de resistencia cultural.

Una mezcolanza entre un ‘cachullapi style’ (baile serrano popular), rap y ritmos ancestrales es el resultado de juntar todas sus influencias. Se aseguran de atar los ritmos nacionales. (Ibid)

Cantar desde la Calle

El rap, en su esencia, es un movimiento urbano que emerge desde los márgenes de la sociedad, canalizando las vivencias y luchas de comunidades excluidas. Nacido en las calles de Nueva York a partir de las voces de los pueblos afroamericanos, se levantó como una respuesta contra el sistema racista a través de la música, el baile y la lírica. En Ecuador y en muchos otros países de América Latina, el rap ha trascendido su origen como una forma de entretenimiento callejero para convertirse en una poderosa herramienta de protesta social y cultural. El movimiento de Mugre Sur no es un caso aislado, sino que forma parte de un fenómeno más amplio de grupos de hip hop que abordan temas como la resistencia, la injusticia social, la violencia, el machismo y la crítica al orden patriarcal.

Cantantes como Rebeca Eunice Vargas Tamayac y Ana María Merino Tijoux, provenientes de Chile y México, respectivamente, o bandas como Mafia Andina y Los Nin, siguen una línea similar. Usan la música como un vehículo para expresar las dificultades y las demandas de comunidades urbanas violentadas y empobrecidas. Mafia Andina, por ejemplo, ha ampliado su mensaje para incluir el feminismo, la denuncia de la violencia callejera y una fuerte crítica al orden social establecido. A través de expresiones como grafitis, tags, street art y las conocidas “rayadas”, los artistas dan voz a quienes se sienten marginados por las estructuras de poder.

Nienke Laan (2016) señalaba como el Rap tuvo una capacidad de insertarse además en jóvenes indígenas urbanos en América Latina a partir de los ritmos pegajosos del Hip hop:

desde los principios de los años noventa, los grupos indígenas de hip hop se han hecho presentes en la región, utilizando la música rap como una estrategia para combatir el colonialismo y el imperialismo. Es una manifestación sociocultural de rebelión de las minorías, oprimidos y excluidos por los políticos latinoamericanos y los centros económicos del capitalismo.

Este tipo de expresión se caracteriza por frases cortas y estribillos pegajosos que se insertan en el imaginario colectivo de la calle, como en el caso de la canción «Asnos Caso» de Mugre Sur, en la que declaran: «Dando con el arte sentido a las cosas / Poniéndolo en rimas que para muchos son sabrosas / Bajando la teoría, lenguaje callejero / Por eso de las artistas somos los más certeros». A través de estas rimas, se coloca la calle como escenario de las injusticias sociales, utilizando el lenguaje popular para que todos y todas puedan identificar y repetir el mensaje.

Mugre Sur, con su estilo crudo y directo, busca que el pueblo tome conciencia de las injusticias que enfrenta. Hablan de un país que parece ser desconocido para muchos, un país que debe ser transformado. En su canción, el grupo afirma: «Es duro el jale así / Pero hay que reconocer / Que rompiendo este contexto sí la vamos a poder». Este es un claro llamado a la acción, una invitación a luchar por el cambio y a desafiar las estructuras opresivas del sistema.

El Debate Político: Censura y Libertad Artística

El acto de Mugre Sur en el Quitofest suscitó un debate candente sobre la libertad de expresión artística y la responsabilidad social de los artistas, tensionando las fronteras entre la crítica legítima y la censura. La ministra de Cultura, Romina Muñoz, expresó su preocupación por las implicaciones del acto, sugiriendo que, aunque el arte es una herramienta válida de crítica, los artistas deben ser cautelosos para no incitar al odio ni caer en la deshumanización. Su postura intentaba encontrar un equilibrio entre la libertad de expresión y los límites de la responsabilidad social. Sin embargo, muchos vieron la intervención de Mugre Sur como una protesta legítima, un acto necesario frente a las injusticias que aquejan a las mayorías excluidas.

El Ministro de Defensa, Gian Carlo Lofreddo, fue aún más duro en su crítica, calificando el acto como una manifestación de «narcocultura», una acusación que implicaba un ataque a la institucionalidad y los valores que, según él, deberían regir la sociedad. Este tipo de acusaciones refleja la creciente polarización, donde las expresiones artísticas son temidas por su potencial subversivo en un contexto de violencia y crisis social.

Este rechazo a formas de arte provocadoras puede entenderse a través de la crítica de Walter Benjamin (1993) en su ensayo La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica, donde subraya que el arte tiene un poder subversivo capaz de desestabilizar las estructuras de poder establecidas. Para Benjamin, el arte no debe limitarse  al entretenimiento, sino que debe ser una herramienta de resistencia, una forma de desafiar las jerarquías y las injusticias del orden político y social. En tiempos de crisis, como los que vive Ecuador, el arte tiene la capacidad de despertar la conciencia crítica del público, movilizarlo hacia la acción y cuestionar los fundamentos del sistema.

El acto de Mugre Sur, con sus poderosas representaciones simbólicas como el muñeco de cartón de Daniel Noboa y el Diablo Huma, se inserta en esta tradición de arte y resistencia que desafía el poder, movilizando a la sociedad, no importa el espacio, la lluvia, si es en las calles o en un concierto público.

Aquí emerge una crítica que recuerda los estudios de Benjamin sobre el fascismo: en tiempos de crisis, los regímenes totalitarios no solo buscan censurar, sino también neutralizar las formas de arte que pueden movilizar a la sociedad. La censura, en este contexto, es una herramienta del poder para controlar las narrativas, estigmatizar lo subversivo y mantener la quietud frente a la injusticia. La crítica a Mugre Sur y su actuación, puede entenderse como una manifestación de este impulso censor, que pretende silenciar las voces disidentes que, a través del arte, se atreven a cuestionar las estructuras dominantes.


Bibliografía:

Benjamin, W. (1993). La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica. Ciudad de México: Editorial Itaca.

ECUAVISA, (2024)  Indirecta para Mugre Sur? Ministro de Defensa exhorta a hacer música para la paz. 12 dic 2024 , 16:26.  Recuperado: https://www.ecuavisa.com/noticias/seguridad/mugre-sur-ministro-defensa-musica-paz-AD8467031

Granja, P (2024). La Mugre (Columna), Diario La Hora, 11 de diciembre, 2024. Recuperado: https://bit.ly/4ga7XNS

Laan, N. (2016), Voces de resistencia: el hip hop para promover el feminismo en América Latina. Rebeca Eunice Vargas Tamayac & Ana María Merino Tijoux. Universitat Leinden. Netherlands

López, M (2024). El Ahorcado, Diario República, 8 de diciembre de 2024. Recuperado: https://www.larepublica.ec/blog/2024/12/08/el-ahorcado/

Mugre Sur, Asnos Caso

Vergara, V. (2021). Hip hop ecuatoriano al compás de Mugre Sur. Revista Diners. 13-08-2021. Recuperado: https://revistamundodiners.com/mundo-diners-plus/hip-hop-mugre-sur/

¡Alerta¡ La Asamblea Nacional legislará las aguas para el extractivismo

Reseña comentada del Equipo editorial ICCI sobre la propuesta presentada ante la AN sobre el informe para primer debate de la LORHUAA

«Yaku wakcha, runa wakcha» (Sin agua, no hay humanidad).
 «Mi amor no precisa fronteras, como la primavera no prefiere el jardín.»SR.

La Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE), junto con sus filiales y diversas organizaciones, ha enfatizado durante años la importancia de contar con un marco legal sobre el agua que respete los derechos de los pueblos y nacionalidades indígenas, los principios constitucionales y las necesidades de sostenibilidad. Este esfuerzo responde a la inconstitucionalidad de la Ley Orgánica de Recursos Hídricos, Usos y Aprovechamiento del Agua (LORHUAA) de 2014, declarada por la Corte Constitucional en 2022, y a la necesidad de construir una normativa que integre la consulta prelegislativa de manera participativa y de buena fe.

Condición Jurídica del Agua

Desde la Constitución de 2008, el agua tiene una triple dimensión jurídica: como derecho humano, como bien jurídico fundamental y como parte integral de la naturaleza, que se encuentra reconocida de manera pionera por el texto constitucional ecuatoriano como sujeto de derechos. Este marco garantiza el acceso al agua como una condición esencial para los derechos humanos, sociales y colectivos; así como, prohíbe cualquier forma de privatización. El agua también se define como patrimonio nacional estratégico, de dominio inalienable e imprescriptible.

A pesar de estas definiciones, persisten inconsistencias conceptuales entre el carácter de bien público y estatal del agua, lo que resalta la necesidad de una nueva normativa que armonice estas dimensiones y desarrolle el reconocimiento constitucional del agua como sujeto de derechos, incluyendo los avances jurisprudenciales de la Corte Constitucional.

Esto conlleva cambiar las viejas prácticas excluyentes en la toma de decisiones en la política de recursos hídricos e implicar a toda la sociedad en su conjunto y aceptar y respetar los otros derechos y artículos consagrados en el texto constitucional.

Gestión Comunitaria del Agua y Derechos de los Pueblos y Nacionalidades

La gestión comunitaria es fundamental para garantizar el acceso al agua y el cuidado de los ecosistemas. Este enfoque, basado en principios de reciprocidad y solidaridad, incluye sistemas comunitarios de agua potable y riego construidos y mantenidos por comunas, comunidades y pueblos a través de prácticas como mingas. La nueva legislación debe fortalecer estas formas de gestión, reconocer la diversidad organizativa y garantizar recursos estatales para su sostenibilidad.

Los derechos colectivos incluyen la participación en el uso, usufructo y conservación del agua, la implementación de normas propias y la resolución de conflictos bajo el derecho consuetudinario. El agua es parte integral de los territorios comunitarios, donde se preserva bajo una visión cultural, espiritual y ecológica. Asimismo, las aguas sagradas y los conocimientos ancestrales sobre su manejo deben ser protegidos como patrimonio hídrico y cultural.

Derechos de la Naturaleza y el Agua

El agua, como eje articulador de la naturaleza, enfrenta amenazas graves debido a la implementación del modelo extractivista, el cambio climático y la contaminación. La nueva ley debe desarrollar principios de prevención, precaución y gestión integral del agua, protegiendo ecosistemas clave como páramos, manglares y cuencas hidrográficas. La creación de territorios comunitarios de protección hídrica y la prohibición de actividades extractivas en zonas sensibles son medidas esenciales para garantizar el ciclo hidrológico y la biodiversidad.

Cuidado de los Territorios y Ecosistemas

El manejo sostenible de recursos naturales en territorios comunitarios, como páramos y manglares, es indispensable para el equilibrio ambiental y la soberanía alimentaria. Las comunidades han liderado la defensa del agua frente a actividades extractivas y propuestas de privatización, protegiendo fuentes y ecosistemas fundamentales para las generaciones futuras. La gestión comunitaria de páramos y territorios de recarga hídrica debe ser priorizada con apoyo estatal y recursos suficientes.

Dentro de esta perspectiva las viejas formas de control y manejo de su territorio han sido fundamentales, urkukamas, guardias, kuentayos, rodeos, etc. etc. necesitan ser reconocidas, preservadas y fortalecidas.

Democratización y Nueva Institucionalidad del Agua

El modelo institucional actual ha sido insuficiente para garantizar la gestión participativa y equitativa del agua. La propuesta incluye la creación de una Autoridad Única del Agua (AUA), liderada y dirigida por un Consejo Intercultural y Plurinacional del Agua (CIPA), con representación de pueblos y nacionalidades, gobiernos locales, usuarios y colectivos. Este modelo busca el establecimiento de verdaderas políticas de Estado de largo plazo, a la vez que garantizar derechos humanos, colectivos y de la naturaleza, además de aplicar principios como la justicia hídrica y climática.

El CIPA sería responsable de elaborar planes nacionales, supervisar la redistribución del agua y garantizar consultas previas, libres e informadas en temas relacionados con el agua. La AUA, por su parte, implementaría políticas, monitorearía la calidad del agua y desarrollaría infraestructura hídrica. Adicionalmente, se propone transformar la Dirección Social y Articulación del Recurso Hídrico en un Instituto Plurinacional del Agua, enfocado en fortalecer la gestión comunitaria y asociativa.

La propuesta que va primando en la discusión del legislativo ecuatoriano no conformaría una institucionalidad ni intercultural, ni plurinacional; predominando la representación del ejecutivo. Frente a esta realidad, es imprescindible una lectura de contexto desde la categoría de la plurinacionalidad, como alternativa para la vigencia de la democracia en Ecuador.

Financiamiento y Derecho a Servicios de Agua

Un “derecho humano fundamental” sin los recursos financieros necesarios es una simple declaración lírica. El acceso al agua debe garantizarse mediante un financiamiento sostenible. Se propone la creación de un Fondo Nacional del Agua para apoyar la gestión comunitaria, la conservación de fuentes y la infraestructura hídrica. Este fondo estaría financiado por tarifas de uso, sanciones y cooperación internacional, y gestionado de manera autónoma por el CIPA. La propuesta también incluye medidas para simplificar trámites de autorizaciones y garantizar inversiones en zonas rurales y periurbanas.

Redistribución del Agua y acabar con el acaparamiento

El acaparamiento del agua en pocas manos, especialmente por agroindustrias y actividades extractivas, ha generado desigualdades profundas. La Constitución prohíbe el acaparamiento, pero su aplicación ha sido nula limitada. La nueva ley debe incorporar mecanismos para identificar y revertir casos de acaparamiento, redistribuyendo el agua hacia comunidades afectadas. Se propone una auditoría histórica para analizar concesiones de agua otorgadas desde 2014 y garantizar un acceso más equitativo.

Autorizaciones y Actividades Extractivas: Un Riesgo para los Territorios y el Agua

La nueva Ley de Aguas, tal como se plantea desde los sectores económicos y políticos, puede tener implicaciones significativas para los territorios ancestrales, dado que establece regulaciones que podrían facilitar el acceso al agua para actividades de alta explotación contra los ecosistema, como la minería metálica y la agroindustria. Estas actividades se concentran en áreas que, paradójicamente, son también las principales fuentes de agua del país, incluyendo páramos, bosques, quebradas y ríos que alimentan tanto a ecosistemas como a comunidades humanas.

Por eso la propuesta desde los pueblos y nacionalidades indígenas es tajante en establecer y exigir claramente que no haya posibilidad de actividades extractivas en fuentes de agua o zonas importantes para el ciclo hidrológico.

Impacto de las Autorizaciones en el Uso del Agua

La propuesta actual oficial contempla otorgar autorizaciones de uso del agua para actividades productivas, incluidas las extractivas. Aunque, en el Informe a Primer Debate de 16 de diciembre, se menciona el cumplimiento del orden de prelación establecido en la Constitución —priorizando el consumo humano, la soberanía alimentaria y los ecosistemas—, en la práctica esto puede ser fácilmente desplazado por intereses económicos. La experiencia en otros sectores muestra que las actividades extractivas a menudo obtienen licencias sin una evaluación adecuada de los impactos sociales y ambientales, especialmente en zonas de recarga hídrica o territorios colectivos.

Las autorizaciones para cambiar cauces, intervenir quebradas, desviar ríos o construir estanques para uso extractivo podrían normalizarse bajo el principio de «eficiencia productiva». Esto pone en riesgo no solo las fuentes de agua, sino también los sistemas de vida de comunidades que dependen directamente de estas fuentes para su subsistencia.

Minería y Regulación del Agua: Riesgos Extendidos

La expansión minera en el país es uno de los escenarios más preocupantes. Con el avance de concesiones mineras en territorios indígenas, el agua se convierte en un recurso estratégico para la operación de estas industrias. Las actividades mineras requieren grandes volúmenes de agua para la extracción y procesamiento de minerales, lo que genera tensiones por su uso exclusivo, contaminación y desplazamiento. Además, intervenciones como la construcción de relaveras, estanques de almacenamiento y alteraciones del flujo natural de ríos afectan la calidad del agua y contribuyen a la degradación de los ecosistemas.

En este contexto, los pueblos y nacionalidades indígenas, que históricamente han defendido el agua como un bien común y un derecho colectivo, enfrentan un doble desafío: por un lado, la presión de las concesiones mineras, y por otro, un marco legal que podría legitimar el uso extractivo del agua en sus territorios, además exigen el cumplimiento del derecho a la consulta previa, libre e informada antes de la presencia de los proyectos y empresas extractivistas en sus territorios.

El Agua en la Agroindustria y la Concentración del Recurso

Otro factor crítico es el impacto de la agroindustria, especialmente en grandes haciendas productoras de exportación. Estas operaciones también demandan altos volúmenes de agua, desviándola de usos comunitarios y productivos para la alimentación del país -que implican una perspectiva de integralidad, manejo apropiado cultural y ecosistémicamente-, hacia el riego intensivo. En provincias como Guayas y Manabí, se han documentado prácticas como el acaparamiento de fuentes y la construcción de infraestructura para captar agua en grandes cantidades y prácticas extendidas de peligrosa  contaminación, a menudo en detrimento de pequeños productores agrícolas y comunidades locales.

Las autorizaciones actuales, en muchos casos, no limitan el uso excesivo o el daño ambiental causado por estas prácticas. La nueva ley debe abordar esta problemática con claridad, prohibiendo de manera efectiva (la ley: manda, prohíbe, permite, no oculta y confunde), el acaparamiento y estableciendo mecanismos estrictos de monitoreo y redistribución.

Prohibición de Actividades Extractivas en Ecosistemas Frágiles

El proyecto de ley menciona la protección de ecosistemas frágiles, pero esta protección podría quedar subordinada a las famosas excepciones para «proyectos estratégicos». Es esencial garantizar que zonas de recarga hídrica, páramos, ríos y manglares estén completamente libres de actividades mineras y agroindustriales que puedan alterar su función ecológica. La prohibición debe incluir el uso del agua para actividades extractivas en estas zonas, respetando el principio de precaución. La normativa constitucional ecuatoriana de manera específica además de reconocer a la Naturaleza como sujeta de derechos; reconoce a los ecosistemas frágiles en una dimensión de mayor cuidado, protección y garantía de derechos.

 Consulta Previa y Defensa Comunitaria

Una medida clave para proteger los derechos de los pueblos y nacionalidades indígenas y sus territorios es la implementación efectiva de la consulta previa, libre e informada, antes de otorgar cualquier autorización de uso del agua en sus territorios. Este derecho, reconocido en la Constitución y en instrumentos internacionales, debe garantizarse sin ambigüedades. Sin embargo, la experiencia ha demostrado que las consultas suelen ser manipuladas o ignoradas, dejando a las comunidades en una situación de vulnerabilidad frente a las actividades extractivas. Recordamos también que la consulta es un derecho y un medio para alcanzar la posibilidad de un diálogo y de un consentimiento respetuoso por parte de comunas, comunidades, pueblos y nacionalidades.

El fortalecimiento de la gestión comunitaria del agua y la defensa de los derechos de los pueblos y nacionalidades  son fundamentales para contrarrestar los impactos del modelo extractivista y agroexportador. Las comunidades deben tener un rol central en la toma de decisiones sobre el uso del agua, incluyendo la posibilidad de vetar proyectos que afecten sus territorios.

Consulta Prelegislativa

El derecho a la consulta prelegislativa es fundamental para pueblos y nacionalidades. Este proceso debe realizarse con buena fe, garantizando una participación libre e informada desde la elaboración de la ley hasta su implementación. La consulta debe respetar estándares internacionales y considerar los aportes de las comunidades (en todas sus etapas o fases) como sujetos de derechos colectivos.

Cabe recordar que la figura de la consulta previa a decisiones administrativas y legislativas que todo nivel estatal afecte a los pueblos y nacionalidades, se ha constituido en la base de sus derechos, desde la ratificación del Convenio 169; y, siendo una sociedad transida de la diversidad cultural que es Ecuador, el conjunto de actividades, definiciones, normas, instituciones y políticas públicas: NOS IMPORTAN Y SON NUESTRO ASUNTO.

¡NADA SOBRE NOSOTROS SIN NOSOTROS¡

Kapak Raymi: Identidad y Resistencia Cultural del Pueblo Saraguro

Katik Macas

Hay algunas versiones sobre la definición del Kapak Raymi desde el campo teórico y el marco conceptual sobre esta festividad, sin embargo, haré un aporte para este aspecto desde la descripción de mi vivencia de esta celebración que con total entrega y compromiso se lo hace en el mes de diciembre en el cantón que lleva el nombre del pueblo al que pertenezco, este Raymi[1] es ícono para el Pueblo Kichwa Saraguro.

La celebración del Kapak Raymi atraviesa por un proceso muy sigiloso de ritualidad en el territorio, desde mi infancia tenía curiosidad y aspiración de participar en ella, lamentablemente, no tuve dicha oportunidad debido a que la crisis económica y social que azotó nuestro pueblo forzó a una ola migratoria de cientos, miles de miembros del pueblo Saraguro. Yo vivo en Quito desde hace 25 años junto a mi familia, crecí en esta ciudad situada a varios kilómetros de mi tierra natal, sin dejar de regresar con inmensa emoción, aunque de visita a nuestro territorio, y sin perder la esperanza de en algún momento ser uno de los personajes en la celebración del Kapak Raymi.

Kapak Raymi es una celebración que honra principalmente el liderazgo, la juventud, la fertilidad, la abundancia y la renovación de la vida. Esta festividad andina se lleva a cabo justo el 21 de diciembre coincidiendo con el solsticio de verano en el hemisferio sur, un momento de gran importancia en el calendario agrícola, de igual manera, hace encaje con el evento cristiano de la natividad, navidad, que se celebra en la creencia judeo cristiana. Yo entiendo como la celebración del líder, un tiempo de cambios de mando.

Para la y el Saraguro, la migración nos separó del territorio de manera física, pero lo que me sorprende es que no suprimió la capacidad de organización y convivencia comunitaria en cualquier parte del país y del mundo en el que nos encontremos. En Ecuador, el pueblo Saraguro está situado en la provincia de Loja, con mayor particularidad en el cantón bajo el mismo nombre, la migración abrió fronteras en el país, ampliando el territorio en la Amazonía ecuatoriana, Zamora. A nivel internacional, habitan varios miembros del pueblo Saraguro en Europa y Estados Unidos, lugares en donde han forjado espacios organizativos con la posibilidad de mantener vivas las costumbres y tradiciones de nuestro pueblo. Es en ese mismo sentido, quienes vivimos en Quito no somos la excepción, nos organizamos y creamos espacios de unidad, siempre con el deseo de compartir y, sobre todo, de mantener vivas las tradiciones, esas festividades que nos caracterizan y que son únicas.

Mi vida en la ciudad de Quito fue de mucha batalla desde mi infancia, por la discriminación y racismo latente en Ecuador, fue una experiencia diversa, pese a que en ocasiones llenas de tristeza y en otras llenas de alegría, me ha permitido formarme y adquirir el conocimiento y criterio que ahora tengo. De niña fui excluida y rechazada en una escuela mestiza, la fuerza de la organización nacional hizo que germinen instituciones educativas bilingües, y tuve la oportunidad de acceder en una de ellas en la capital de la y los ecuatorianos. Con los años y para acceder a la educación secundaria regresé a las instituciones mestizas. Allí, intenté “blanquearme” para ser acogida dentro de ese círculo, pero y gracias a la fortaleza de mi madre y a la historia de lucha de mi padre, que fueron la fortaleza para mantenerme en el Kapak Ñan, el camino real, el camino de la grandeza.

Pese a que ahora soy una profesional, aún temo esa exclusión, sin embargo, me ha permitido reafirmar mi pertenencia cultural y fortalecer esas raíces de lucha y reivindicación del que provengo. El Pueblo Saraguro es miembro de la gran Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador – CONAIE[1], ente que surgió de un arduo proceso de lucha y reivindicación por la libertad, cultura y territorio. Vivir en carne propia el racismo y discriminación en tierras ajenas reafirmó mi compromiso de continuar con el legado de nuestras ancestras y ancestros quienes no dejaron morir nuestras raíces.

Atravesar agobiada en la rutina de la ciudad no merma el interés de estar cerca a la celebración de nuestra festividad mayor del pueblo Saraguro, por ello, cuando llega diciembre emerge una sonrisa en mi ser, porque habrá viaje para compartir con el ayllu[2], el Kapak Raymi o Navidad, en el que observaré a los wikis, escucharé sus locuras, sarcasmos que alegran todo a su alrededor; ver a los ajas con sus grandes atuendos es como imaginar que el Tayta Pugalla está bailando entre nosotros; mirar a los animalitos como el oso, el puma y sus paileros evoca la idea de que el espíritu de estos seres míticos vive entre nosotros.

Existe una particularidad en mí, lo que más me conmueve es ver a las y los niños, Kari Sarawi y Warmi Sarawi, quienes, con sus caritas llenas de inocencia y ternura, adornadas con colores y brillos hermosos se vuelven personajes que realzan la fiesta. De niña anhelaba ser Sarawi, yo no pude serlo debido a que la preparación se hace con mucho tiempo de anticipación y en territorio, pero ahora me llena de una inmensa alegría ver a mi hija bailar y cantar durante la festividad.

En la ciudad de Quito vivimos varias familias del pueblo Saraguro, hace 15 años atrás se vio la necesidad de organizarse, “juntarse” como dirían los taytas, para compartir entre Saraguros, de ahí nace la Organización de Saraguros Residentes en Quito, Karu Panaka[3], este nombre tan peculiar que se puede interpretar al español como «la familia real que vive lejos», y el vivir lejos

de nuestro territorio no ha sido razón para romper con nuestras raíces o para dejar de reconocernos como parte del Pueblo Saraguro.

He descrito parte del proceso histórico del pueblo Saraguro y cómo se constituyó en la ciudad de Quito, así como de la fuerza organizativa que tenemos en Ecuador.

Ahora vuelvo a describir la vivencia y los componentes del Kapak Raymi, en el pueblo Kichwa Saraguro cuenta con personajes destacados: primero están Markantayta y Markanmama, quienes son los dueños de la fiesta; además, hay tres guiadores mayores y tres guiadoras menores quienes son responsables de una serie de actividades, se pueden entender como los ayudantes de los markantaytas; por otro lado, tenemos a los músicos, que incluyen al violinista y al que toca el bombo, juntos preparan las danzas que se presentarán en el gran día, misma que lo hacen seleccionando con meses de anticipación a niñas, niños y jóvenes que tendrán personajes y roles que cumplir.

Los personajes incluyen[1]:

  • 4 Ajas: son personajes que representan la naturaleza, las montañas, transmiten fuerza, resistencia, colaboración.
  • 4 Wikis: estos son jóvenes que se han preparado todo el año para cumplir con este papel, hacen bromas, son pícaros, carismáticos, alegran la fiesta y de manera sarcástica revelan secretos vergonzosos de los integrantes del pueblo o ciudadanía, forjando a una reflexión con las acciones que culminan el año.
  • 1 Oso, 1 León y 1 Tigre (con su respectivo pailero): Estos animales míticos representan la conexión de la comunidad con la naturaleza y la espiritualidad. Los pailerosson quienes acompañan a estos personajes, se podría interpretar como el domador de estos, sin embargo, representan esta relación armónica entre la naturaleza y el ser humano, ya que juntos llevan a cabo danzas y rituales que evocan la esencia de esta relación armónica.
  • 4 Kari Sarawi: estos son niños que representan a los nuevos líderes, realizan diversas danzas demostrando su activo en las celebraciones y actividades comunitarias.
  • 4 Warmi Sarawi: son niñas pequeñas que simbolizan la inocencia, la pureza y la dulzura de esta época, durante las procesiones van cantando y en la casa del markantayta presentan diversos bailes, ya sea solo entre warmis o conjuntamente con los karis sarawi.

Tal vez falten algunos personajes que aún se conserven o se hayan ingeniado en la celebración del Kapak Raymi en Saraguro, sin embargo, los personajes mencionados son con quienes

hacemos el Kapak Raymi en la ciudad de Quito. Esta actividad es un espacio muy relevante para quienes sostenemos este proceso de lucha identitaria, porque permite que niñas, niños, jóvenes y adultos aprendamos el protocolo dentro de la celebración de esta festividad y mantengamos viva nuestras costumbres y tradiciones, aunque no estemos en nuestro territorio.

Con este relato de mi vida, mi vivencia, mi lucha en la capital de las y los ecuatorianos considero que el Kapak Raymi es un acto de resistencia cultural y no una mera celebración “folclórica” como varios estudiosos han intentando colocar. Este hecho es incluso revolucionario, un acto de resistencia, porque se lo hace en el epicentro del quehacer político, social y económico de Ecuador, celebración que reivindica la necesidad de forjar la unidad más allá de las fronteras establecidas por sistema en el que vivimos.

¡Ñukaka Saraguro warmi runami kani, kaypimi kani, kaypimi katisha, karaju!


 

[1] Raymi = fiesta, festividad, celebración

[1] CONAIE se constituye en 1986, 16 de noviembre (https://conaie.org/quienes-somos/ )

[1] Ayllu = familia, linaje

[1] Link del Facebook https://www.facebook.com/karuPanakaEc

[1] Es una interpretación propia del significado de estos personajes, es de mi autoría.

 

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