Bienvenidos al "Instituto de Ciencias y Culturas Indígenas"
Consejo Editorial:
Luis Macas
Patricio del Salto
Ricardo Ulcuango
Alicia Vacacela
Fernando Sarango
Blanca Chancosa
Floresmilo Simbaña
Edición Electrónica: Marc Becker
Acción Ecológica
El sábado 19 de marzo comenzó el ataque militar a Libia luego de que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas impusiera una zona de exclusión aérea, por presión de Estados Unidos. Esta llamada zona de exclusión en realidad permite todo tipo de acción militar por parte de la coalición encabezada por la Organización del Tratado de Atlántico Norte (OTAN). Desde esa fecha, centenares de misiles estadounidenses, franceses y británicos hay caído sobre territorio libio. El objetivo de esta resolución es permitir a las tropas rebeldes ganar territorio en zonas controladas por Muamar Gaddafi. Si bien la resolución de la ONU excluye la presencia de fuerzas de ocupación extranjera en el territorio, todo indica que se estaría dando un paso previo para una intervención militar por tierra.
Debemos señalar que Libia posee una economía totalmente dependiente del petróleo que representó más del 95% de los ingresos de las exportaciones en el 2010. Sus reservas ascienden a cerca de 50.000 millones de barriles de petróleo y 55 millones de millones de pies cúbicos de gas. Libia posee las mayores reservas de petróleo de áfrica. Su riqueza petrolera habría colocado a ese país en condiciones bastante favorables en cuanto a derechos económicos y sociales con relación al resto del áfrica. Sin embargo, las cosas cambiaron. Si bien en 1969 Gaddafi nacionalizó el petróleo, a partir del año 2004 el gobierno creó un modelo de explotación y de producción de petróleo favorable a las grandes empresas transnacionales, europeas y estadounidenses, abriendo un camino hacia la privatización de los hidrocarburos.
Concomitantemente al proceso de expansión petrolera y al ingreso de transnacionales petroleras, Gaddafi se convertía en el niño mimado de gobiernos como el de Italia y un agente de las grandes empresas petroleras y, al mismo tiempo, crecían las políticas de represión contra las protestas sociales. Europa ha tenido además un buen negocio en Libia con la venta de armas y a su vez gobierno libio ha invertido muchos petrodólares en empresas italianas como la FIAT, bancos como UniCredit, la petrolera ENI y hasta en el famoso club de fútbol Juventus. También cerca de 150 empresas británicas abrieron negocios con Libia. El resultado de esta mezcla explosiva, ha sido graves violaciones de los derechos humanos, a través de medidas represivas para contener la insatisfacción del pueblo libio.
Al cabo de casi 3 meses de revueltas en el mundo árabe-musulmán se entiende aún poco sobre lo que realmente levantó a los movimientos sociales en aquellos países. De hecho, los análisis en los medios de comunicación son confusos, sesgados contra Gaddafi y marcados con el sello impuesto desde Estados Unidos luego del 11 de septiembre. Las revueltas parecen ser distintas unas con otras., dependiendo del país en el que ocurrieron. Desde Túnez, a Egipto, hasta lo que está ocurriendo en Libia.
Una de las diferencias es la reacción de Gaddafi al reprimir violentamente a la oposición, pues ésta podría haberse convertido en una suerte de guerrilla que podría durar muchos años. Debemos sin embargo puntualizar que un territorio dominado por las tropas de la OTAN/ONU tampco es una garantía de democracia pues puede ser un bastión contra cualquier posibilidad de revolución árabe frente a un modelo petrolero que está favoreciendo ante todo los intereses de las grandes empresas petroleras.
Lo único que parece estar claro es que en el caso de Libia, el aire de rebelión y el ataque de la OTAN siguen el olor del petróleo.
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Ileana Almeida*
El primer Congreso de la Conaie, realizado en 1986, evidenció que los pueblos indígenas habían dejado de ser invisibles y que alcanzaban una insospechada actualidad. Su identidad étnica se transformó en una lucha peculiar que conjuga la historia y la política.
En aquella ocasión, la Ecuarunari, organización de los quichuas de la Sierra, planteó la descentralización del poder central, el rechazo a la explotación de las empresas nacionales y transnacionales, la defensa de la justicia indígena, la conservación de los bioconocimientos ancestrales, la necesidad de dirigir de manera autónoma la Educación Intercultural Bilingüe, la representación de cada una de las nacionalidades en el Congreso.
La Confeniae, organización de las nacionalidades amazónicas, expresó su requerimiento de asegurar el equilibro en el medioambiente natural y la urgencia de acceder a vastos territorios propicios para los cultivos rotativos, la caza, la pesca y la recolección de plantas comestibles y medicinales para asegurar su subsistencia. Se pronunció en contra del Instituto Lingüístico de Verano, por considerar que las misiones religiosas, a través de convenios con distintos gobiernos, pretenden terminar con las creencias y prácticas religiosas indígenas.
La Conaice, organización de las nacionalidades de la Costa, expresó la necesidad de abrir vías de comunicación terrestre en sus territorios, y que estos les sean reconocidos, para unir a las nacionalidades separadas por las fronteras oficiales; y demandó la atención del Estado para superar las enfermedades endémicas que les aquejan.
Eran, ya para entonces, claras las demandas de la Conaie, pero los regímenes de turno, en una actitud tan manifiestamente injusta, no habían sido proclives a atender las demandas que se les hiciera. Recién en el Gobierno de Rodrigo Borja se empezaron a reconocer débilmente, algunos territorios habitados y cultivados por ellos desde tiempos inmemoriales. El reconocimiento fue resultado de las demandas planteadas por el levantamiento de 1990. Antes ya se había logrado el establecimiento oficial y la autonomía de la Educación Intercultural Bilingüe.
En los tiempos que corren cabía esperar que, ateniéndose a la Constitución vigente, el presidente de la República diera paso al Estado plurinacional, pero no ha sido así. Confundiendo ciudanía con nacionalidad, criminalizando a los líderes indígenas, desarticulando las organizaciones y, ahora, tratando de sobornar a las comunidades con la entrega de borregos para obtener el «Sí» en la consulta que se avecina, interfiere y tergiversa el contenido de la lucha. El presidente debería guiarse por el razonamiento de un dirigente quichua en el último Congreso de Organizaciones Indígenas de los Países Andinos, realizado en el Cusco: «No necesitamos que los Estados nos den una mano, sino que nos las quiten de encima».
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Luis Vittor
ALAI AMLATINA, 09/04/2011.- En pocas horas los peruanos asistirán en primera vuelta a elegir a los candidatos que pasaran a disputar la presidencia de la república. El electorado se encuentra divido entre cinco candidatos, entre la continuidad o el cambio, lo conocido o por conocer. Los medios de comunicación y los propios candidatos han contribuido al dilema al plantear: “democracia o temores de dictadura”.
Lo incierto se develara el domingo en una elección de fotografía por saber quien acompañará a Ollanta Humala a la segunda vuelta.
12 partidos políticos y alianzas electorales inscribieron candidatos para la presidencia. Hay cinco grandes que tuvieron iguales posibilidades de llegar a segunda vuelta (Luis Castañeda, Alejandro Toledo, Ollanta Humala, Pedro Pablo Kuczynski, Keiko Fujimori), hubo cinco chicos y el partido de gobierno se quedó sin candidata. Muy temprano la candidata oficialista, Mercedes Araoz, tuvo que renunciar a la candidatura por pugnas con Jorge del Castillo, uno de los líderes del partido.
Ha sido un proceso electoral marcado por cambios bruscos en el ánimo del electorado. Hace un semestre el favorito era el derechista Castañeda Lossio quien tuvo que renunciar a la alcaldía de Lima para postular a la presidencia y hoy ha caído al quinto lugar en las encuestas.
Al iniciar el año el favorito en las encuestas era el ex presidente Toledo pero actualmente ha pasado a ser el tercero en la intensión del electorado. Y desde hace tres semanas el favorito es el nacionalista Humala que ha despertado los temores de la derecha peruana.
Fujimori hoy es la favorita para acompañar a Humala en segunda vuelta. Kuczynski ha venido de menos a más y es posible que pueda disputarle a Fujimori el segundo lugar.
En términos de tendencias ideológicas, se puede decir que Toledo, Kuczynski, Castañeda y Fujimori, representan al neoliberalismo, unos más que otros, que siendo un cuarteto dividen su electorado que podría ser la causa que hoy ubica a Humala como el favorito de la primera vuelta.
Toledo de la Alianza Perú Posible ha señalado reiteradas veces que él maneja la economía con la derecha para redistribuir con la izquierda, lo que supone la continuidad del modelo y su política de “chorreo” económico aplicado en su anterior gobierno.
Kuczynski de la Alianza por el Gran Cambio tiene un historial laboral vinculado a las empresas extranjeras y ha sido ministro Toledo; se ubica como el candidato ideal del capital y además contaría con los votos del partido de gobierno. Durante la campaña se ha visto obligado a renunciar a su nacionalidad norteamericana.
Fujimori del partido Fuerza 2011 se ha reafirmado en la continuidad del modelo liberal iniciado durante el gobierno de su padre. Sobre ella pesa el pasado de corrupción, dictadura y violación de los derechos humanos, hechos que condujeron a su padre y su principal asesor a la cárcel.
Castañeda de la Alianza Solidaridad Nacional, de poco hablar, es otro de los candidatos derechistas que apuesta por la continuidad del modelo.
Durante su gestión en la Municipalidad de Lima se denunciaron actos de corrupción que argumento desconocer, conocidos como el “caso Comunicore”.
Al otro lado, despertando desconfianzas, se ubica Ollanta Humala del partido Gana Perú. El no se define de izquierda sino como nacionalista y su plan de gobierno plantea fuertes cuestionamientos al modelo neoliberal aunque ha garantizado cambios sin afectar el crecimiento económico del país por el que ha sido acusado de doble discurso. Ha recibido fuertes cuestionamientos de los medios y candidatos derechistas por su cercanía a Hugo Chávez y Evo Morales.
Durante la campaña se ha escuchado y visto de “todo” para atraer o asustar al electorado. Desde paseos con la reina de belleza del vecino país u ofertas de empleo masivo, como los 3.5 millones de empleos, de Luis Castañeda. Desde manoseos en público hasta promesas de crecimiento económico como las de Pedro Pablo Kuczynski.
Temores como las del premio nobel Mario Vargas Llosa al comparar las candidaturas de Ollanta Humala y Keiko Fujimori con el sida y el cáncer.
Llamados desesperados de última hora de Alejandro Toledo para defender la democracia frente a una posible victoria en primera de Humala y Fujimori.
A la par de la elección presidencial se realiza la elección al Congreso y Parlamento Andino. El actual Congreso es una de las instituciones más impopulares en el país y la mayoría de los actuales congresistas van a la reelección. Se estima que ningún grupo político obtendrá la mayoría en el parlamento nacional lo que supone que tendrán que establecerse acuerdos para garantizar que sus propuestas se viabilicen.
Finalmente, se puede calificar a esta campaña electoral como la más millonaria. Los cinco grandes en conjunto han gastado más de 11.6 millones de dólares en poco más de cuatro meses de campaña según han reportado a la autoridad electoral. Humala, Castañeda, Toledo, Fujimori y Kuczynski, en ese orden, han gastado entre cantidades que van de 2.9 a 1.5 millones de dólares.
Luis Vittor es economista peruano, asesor de la Coordinadora Andina de Organizaciones Indígenas (CAOI).
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