Boletín No 120

ICCI

Editorial

Propaganda electoral o mercado de votos


El Ecuador, está atravesando un proceso electoral inédito, singularidad que va desde la candidatura del presidente en funciones, hasta la utilización del viejo adagio “divide y vencerás.

La condición de presidente, al mismo tiempo de candidato a la reelección, le ha dado a Rafael Correa, más de una ventaja: primero la utilización de fondos públicos y de espacios de información que el actual mandatario ha creado para dirigirse al país, segundo por la utilización de los favores que el pueblo ha recibido en tiempo de bonanza económica del actual presidente; y, tercero utilizando el poder del dinero para crear fraccionamientos en las estructuras organizativas del pueblo; todo esto para beneficio de su candidatura y la permanencia de un proyecto económico y político, que en la práctica responde a una nueva derecha o lo que llamamos la oligarquía del siglo XXI en América.

Revisando el largo recorrido de la propaganda electoral, del mandatario Rafael Correa, ahora candidato a la reelección, podemos decir que tuvo ganado a los demás candidatos, en tiempo dos años, en plata todo el ingreso del petróleo, acuñado en las arcas del Estado desde que el barril de crudo llegó a costar más de 146 dólares a mediados del 2008, ventaja económica que le dio a Correa la facultad mágica de repartir como hada madrina, bonos, prestamos, presupuestos, subsidios, financiar la corte ministerial itinerante, una que otra escuelita del milenio, entre otras cosas más, todo esto en el marco de una crisis económica global que se anuncia con la subida de los precios, y, que la ceguedad popular causada por el marketing presidencial no ha querido ver.

Eso no es todo, el nivel de desempleo real que existe y que es invisibilizado por el incremento del subempleo y el fraccionamiento político organizativo, que ha causado en las estructuras organizativas del pueblo, ha quedado reducido a hechos sin importancia, frente a la majestuosidad prepotente de un presidente que lo compra todo y que tiene gran parte de los medios de comunicación de su lado.

La candidatura de Correa ha sido un hecho desde el 2007, y ésta ha pasado desde una incontrolable propaganda que según el diario El Hoy ha costado al país más de 17 millones de dólares. “El Gobierno ha pautado un promedio de 1 000 mensajes diarios por prensa, radio y televisión durante 2008, y ha gastado alrededor de $17 millones en publicidad. Si el cálculo contemplara los costos sin descuentos en los medios de comunicación, esos gastos superarían los $47 millones, de acuerdo con el monitoreo de Infomedia

Gastos públicos, que a la par han financiado estratégicamente rupturas organizativas, en las bases organizadas del pueblo, pues desde estos espacios contratados se ha deslegitimado dirigentes, se ha terminado con la construcción política ideológica de organizaciones sindicales, sociales, calificando a éstos de oportunistas, de dirigencias reducidas a dos o tres personas.

Esto no queda ahí, su propaganda electoral omnipresente a lo largo de estos dos años, ha sido liberada también en el plano ideológico, ha instrumentalizado el discurso de izquierda, ha desapropiado las letras, que un día fueron construidas de un quehacer político de izquierda organizada, para fusionarla a un discurso de participación ciudadana, sin organización ni participación política, hoy llamado socialismo del siglo XXI.

Podríamos decir que en el plano simbólico, la bandera que un día fue roja hoy flamea de color verde, como muestra de los procesos que permiten mostrarse como el símbolo de una sociedad agrupada en colectivos espontáneos, llamados movimientos sociales u ONGs ambientalistas, muchos de éstos colectivos, hoy se rasgan las vestiduras, por semejante equívoco.

En fin la propaganda electoral de éste régimen, iniciada hace dos años, se lanza abiertamente y con cierta alevosía unos días antes del 10 de marzo, día de apertura oficial de la campaña electoral, según el calendario del Consejo Nacional Electoral. Bajo la supuesta necesidad de demostrar la unidad del pueblo con el mandatario, presenta una canción del conocido grupo inglés, Beatles “Hey Jude” haciendo propaganda de la llamada revolución ciudadana, ¿Qué hizo al respecto el CNE? ¿Qué reflexiones se pueden deducir de este hecho, en relación a la regulación de la propaganda electoral, estipulada en la nueva Constitución?

Hechos que parecieran inconcebibles en la democracia, pero que en el Ecuador se da con total libertad. Debemos necesariamente citar que según la nueva Carta Magna, en el artículo 115, segundo inciso, se “prohíbe el uso de recursos públicos, infraestructura estatal y publicidad oficial, para campaña electoral” ¿Qué pasa entonces cuando el candidato presidente Rafael Correa, utiliza los espacios de los sábados, al informar al país de sus gestiones semanales, para realizar propaganda electoral?

Frente a lo cual el Consejo Nacional Electoral, solo ha cuestionado y prohibido la utilización de los nombres de los demás candidatos, disposición que para el colmo no ha tenido ninguna respuesta correctiva del mandatario-candidato, violando de ésta manera la constitución y uno de los principios básicos de toda democracia, “la oportunidad de ser elegidos en iguales condiciones”

Sumemos a ésta contienda electoral anti-democrática, las visitas que el mandatario-candidato hace a las obras concluidas, o en proceso de construcción, a las actividades organizadas por los ministerios, en especial de vivienda y obras públicas, a los programas semanales de radio, prensa escrita, y televisión sobre su gestión, subrayando siempre la diferencia de su gobierno en relación a quienes han pasado a la historia. ¿Cómo se puede ser juez y parte, sin tener ventajas?

Los demás candidatos de Alianza País, a prefectos, alcaldes, asambleístas, no solo han sido favorecidos por los espacios y los rubros que supone ser parte de la estructura estatal, sino también han sido endosados por la imagen de Rafael Correa, quien aparece a lado de sus coidearios políticos, legitimándolos, haciendo de esta contienda electoral, un mercado de votos a cambio de promesas económicas, que las condiciones económicas del país, del mundo y del régimen capitalista jamás podrán ofrecer, al puro estilo de un caudillo populista que basa su poder en el clientelismo.

Estas condiciones políticas se tornan aun más desesperanzadoras, cuando los demás candidatos se dedican tan solo a descalificar al candidato del régimen, vaciando de propuestas económicas y políticas la contienda electoral, entonces es necesario preguntarnos, ¿A quién se puede elegir, si los candidatos alternativos al régimen son de igual tendencia como Lucio Gutiérrez , Álvaro Noboa o de tendencias formadas al calor de la contienda, sin ninguna trayectoria política definida, donde confluyen todos los intereses individuales agremiados posibles, como la alianza representada por Martha Roldós?

Esperemos que los movimientos políticos, como Pachakutik que se abstuvieron de presentar un candidato propio para la presidencia y que con claridad política, se han negado a ser utilizados una vez más como masa electoral, alcancen un número considerable de mandos como asambleístas, prefectos, alcaldes y demás dignidades locales, para que los procesos de gobernabilidad sean realmente estén dirigidos al pueblo.

Solo de esta manera se justificaría que el país haya destinado, para esta contienda electoral, a través del CNE, 53 millones de dólares, que lamentablemente han sido utilizados para montar un show mediático de personas que se disputan un cargo en el Estado, sacando a relucir inclusive la vida privada de su contendiente, personalizando una contienda que debería darse desde la lucha ideológica de proyectos económicos, que procuren sentido y estructuras reales a una nueva Carta Magna, que determina jurídicamente el establecimiento de un Estado Plurinacional.

Esperemos que después de esta falacia democrática, los pueblos indígenas, el pueblo de las urbes, los campesinos, obreros y los pequeños comerciantes, dejemos de engañarnos en el espacio político dado por el capitalismo, y empecemos a construir estructuras organizativas politizadas, articuladas entre sí, capaces de superar reivindicaciones gremiales para generar procesos democráticos que garanticen la construcción de un estado plurinacional, más allá de la lírica jurídica, en las estructuras mismas de la sociedad.


Coordinación General: José Luis Bedón
Consejo Editorial:
Luis Macas
Patricio del Salto
Ricardo Ulcuango
Alicia Vacacela
Fernando Sarango
Blanca Chancosa
Floresmilo Simbaña
Edición Electrónica: Marc Becker

Movimiento de unidad Plurinacional Pachakutik


Blanca Chancosa

Las épocas de contiendas electorales son propicias para meditar y recordar el camino recorrido por los pueblos y nacionalidades del Ecuador, retornar a los pasos dados, a sus propuestas y las posiciones en los espacios políticos que sucedieron y que suceden en el país, es fundamental para el proyecto político de los pueblos y nacionalidades indígenas.

Haciendo un cuadro retrospectivo de la organización, podemos decir que el movimiento indígena nace en la colonia y va fortaleciéndose en la República. Para los años 40 la Federación Ecuatoriana de Indios, FEI, liderada por Dolores Cacuango, más tarde para el 72 el aparecimiento de la ECUARUNARI, para los 80 la conformación de la CONFENAIE y gracias a la visión política de éstas, la formación de la CONAIE en el 86, ha dado muestras de un caminar ligado a la organización del pueblo indígena, que basa su lucha en la recuperación de la tierra, como espacio vital para los pueblos.

Este andar político ligado a levantamientos y protestas nos permitieron conseguir muchas reivindicaciones, entre ellas la creación de la Dirección Nacional de Educación Intercultural Bilingüe, DINEIB, reconocida mediante un acuerdo firmado con el Ministerio de Educación en 1988, nos permitió además, la organización de un levantamiento que exigió al gobierno de Rodrigo Borja el reconocimiento constitucional, de un Estado plurinacional, que legitimara el territorio de los pueblos y nacionalidades, la educación intercultural bilingüe; las luchas por laS reformas a ley agraria, el posicionamiento político de los indígenas en relación a los quinientos años de explotación, nos permitieron dejar sentado nuestra presencia ante el pueblo ecuatoriano y ante el mundo como sujetos políticos y de derecho, no solo individual, como sujetos de derechos colectivos.

La responsabilidad histórica de estos hechos, nos exigió entonces, pronunciarnos en relación a los actores políticos del país, específicamente en relación a los partidos políticos, al mismo tiempo la decisión de construir un espacio político de participación electoral, como estrategia de posicionamiento y construcción del proyecto político de la CONAIE, que fue propuesto a todos los ecuatorianos.

Desde esta perspectiva nace el movimiento Pachakutik, signado como una propuesta indígena, y visionado como espacio de convergencia de diferentes sectores; este espacio nos permitiría articular a otras organizaciones, que sumadas al movimiento indígena miren en éste, el lado alternativo de lo que han venido siendo los partidos políticos de izquierda.

La pérdida de legitimidad de la llamada izquierda ecuatoriana, representada en partidos políticos como el FADI, el socialista y otros, dio carta abierta a la posibilidad del surgimiento de un espacio político electoral diferente, renovado, una esperanza para aquellos que no queríamos dejar de soñar con una sociedad diferente.

El Pachakutik nace entonces como un espacio político de participación electoral, en respuesta al crecimiento organizativo de nuestros pueblos y en respuesta a lo que significó ideológicamente la izquierda, nace con una propuesta diferente, que plantea la reestructuración del Estado; un Estado que ya no responde a la realidad de los años 30 del siglo XIX; recordemos que ésta era una realidad estructurada desde el concepto colonial, por lo tanto sus bases no podían seguir sosteniendo la gobernabilidad de un país que se supone, democrático y participativo.

La propuesta de la Plurinacionalidad, planteaba el cierre definitivo de un Estado uni-nacional, ideado desde la gran criollada de espíritu monárquico y de tendencia ideológica basada en la línea más conservadora de la revolución francesa.

La plurinancionalidad y la libre determinación de los pueblos como parámetros de gobernabilidad de una nueva sociedad, eran las banderas de lucha con la que nació el movimiento Pachakutik, una propuesta desde los indios para todos los pueblos que hacemos Ecuador.

Para concebir las dimensiones de estas propuestas, el sentido del Pachakutik como brazo político de los indígenas, es necesario entender el significado de Pachakutik, “Es el tiempo del universo que garantiza el retorno a mejor tiempo” cuando decimos el retorno no significa el regreso al pasado, es un tiempo nuevo que tiene como base, parámetros de vida del pasado, hablamos entonces del tiempo que aseguraba la vida, donde la relación de la naturaleza con los hombres y mujeres de esta tierra, y a su vez la relación de éstos con la naturaleza se dan en términos de reciprocidad. La representación de este tiempo es el churo, es un eterno retornar con la posibilidad de subir un peldaño en la búsqueda de la vida con dignidad para todos.

Junto a este nombre “Pachakutik”, sumamos al cotidiano político otros símbolos que dicen de nuestra propuesta, la Wipala y el churo, éstos símbolos resumen los objetivos, el carácter político ideológico de nuestro movimiento, que tiene como tarea llevarnos a lo que llamamos el Sumak kawsay, por lo tanto el papel del Pachakutik, como espacio político de nuestras organizaciones debe responder a éstos principios y a éstos objetivos.

Nacer signado como espacio de convergencia política de izquierda, comprometió al Pachakutik a aceptar la diversidad política al interior de sus filas, permitió dar apertura a personas que no eran parte del proceso organizativo del movimiento indígena; ese fue el error, traspié político que se dio por el miedo a ser tachados de indigenistas.

Esta ingenua generosidad política del movimiento Pachakutik, coloca a Freddy Ehlers como su primer candidato, para inicios de siglo, más tarde volvemos a equivocarnos con Lucio Gutiérrez, todo a nombre de la apertura y la diversidad en el accionar político.

Creemos que las coyunturas nos han desbordado, y la presencia de personas sin consecuencia política ha determinado que el Movimiento Pachakutik se mantenga como movimiento político electorero, provocando que se haya perdido el carácter, el objetivo político que dio sentido a su origen, hasta podríamos decir que ya no existe.

La convergencia política, para nosotros suponía el debate, mecanismo político que permitiría alimentar el proyecto político que el movimiento indígena proponía, esto no se dio, o nunca se entendió que la propuesta de convergencia política, suponía que los candidatos propuestos por Pachakutik, una vez devenidos en autoridad, éstos realimenten y practique la propuesta política, desde el ámbito local hasta cualquier instancia superior en la estructura del Estado. Lamentablemente los espacios políticos logrados, en su mayoría han sido utilizados como cargos de buena remuneración.

También es lamentable que la mayoría de personas que han llegado a ser autoridades, lo único que han hecho es cambiar de dueño del sillón que han ocupado muchos que no respondieron a los intereses de los pueblos, confundiendo la militancia con el oportunismo para conseguir puestos, por lo tanto han terminando utilizando al Pachakutik, y por lo tanto utilizando la fuerza del movimiento indígena. Estas son las condiciones que han empujado al Pachakutik a perder su sentido de ser.

Luego de una profunda evaluación, es necesario que varios de los compañeros electos como autoridades, representando al Pachakutik, no han tenido claro el proyecto político, o simplemente a la hora de ejercer la autoridad han prevalecido sus verdaderos objetivos económicos e individuales, lo que ha determinado la perdida a priori de la credibilidad de nuestras autoridades electas.

Otro de los puntos evaluados es el espacio político donde estamos luchando, somos conscientes de que éste no es un espacio creado por los pueblos, es la construcción democrática inspirada en el capitalismo naciente de Europa del siglo XVIII, modo de producción que nosotros no concebimos. No entendemos pues habla de individuos individuales compitiendo por un puesto en el poder.

También se ha analizado que existe un mal entendido en el interior del Pachakutik, no se si mal intencionado de ciertos compañeros, en relación al proyecto político, se cree que el objetivo es cambiar la fachada de la casa, es decir simplemente poner el nombre y nada más. Un Estado Plurinacional no se alcanza en estos compañeros al interiorizar la necesidad histórica de reconstruir la casa, por lo tanto, el objetivo político no se resumía al ornato lírico de la constitución, se quiere cambiar la estructura del Estado.

Sumamos a estos puntos analizados, la práctica del reencauche político de muchas personas, es decir, que personas lamentablemente sin escrúpulos andan de movimiento en movimiento o de partido a partido, que también lamentablemente se han filtrado a nuestras filas, una práctica de muchos que utilizan la organización popular para beneficio propio, así lo hicieron con el movimiento obrero y con los sindicatos.

Tomando en cuenta todos estos puntos mencionados, creemos importante recordar una y otra vez el sentido del Pachakutik, como espacio político estratégico para ir a tiempos mejores, al sumak kawsay, nuestro objetivo como ya lo he dicho no era llegar a un cargo de poder burocrático, que responde a este sistema económico que ha generado pobreza, el objetivo del Pachakutik era convertirse en la voz de un quehacer político diferente, alternativo al capitalismo.

La estrategia de utilización del espacio político electoral, como camino para llegar a construir nuestra propuesta, en la práctica no ha tenido resultados significativos, reconocemos que hemos logrado ciertas reivindicaciones, entre ellas la posibilidad de demostrar que los indígenas tenemos capacidad, no solo de administrar en su comunidad, que es capaz de tomar la rienda del acontecer nacional, regional y provincial, negando las actitudes racista que aun persisten en la sociedad.

Estamos convencidos que hemos caminando, sentado bases para que esta sociedad cambie y uno de los pasos dados en concreto, es precisamente que muchos compañeros y compañeras indígenas hayan demostrado capacidad en sus gestiones administrativas y políticas.

El Movimiento Pachakutik inició su camino en la contienda política, con un proyecto político claro, aprovechando además la confianza inusual del pueblo, en sus propios hijos, confianza que no queremos perder, por eso creo que es hora de detener, porque si revisamos nuestro proyecto político, concluimos que no se ha cumplido.

Sabemos que el proyecto político que el movimiento indígena propone, quizá no esté completamente acabado, que no será la última verdad que convenga a todos, indios y no indios, por lo mismo el Pachakutik surge para que sea el espacio de enriquecimiento y práctica diaria de la propuesta indígena que debió ser enriquecida por los demás sectores pobres y organizados de la sociedad, lamentablemente se ha convertido en el espacio propicio para llegar a un puesto, muy pocos han sido consecuentes con la propuesta dada desde de los pueblos indígenas.

Creemos también que es necesario recordar, releer y retomar el proyecto político de la CONAIE, debemos entender que dentro de este proyecto la plurinacionalidad es uno de los parámetros fundamentales de la construcción de una sociedad intercultural, por lo tanto su construcción va más allá del reconocimiento escrito, es necesario e ineludible su construcción en cuanto al Estado y a estructuras ideológicas a formar, porque en la vida real el Ecuador, está conformado por nacionalidades indígenas que han estado presente a lo largo de la historia y que no han sido reconocidas, pero que están presentes no solo como expresión folklórica del Estado ecuatoriano, sino como sujetos activos de su economía, ahora somos sujetos políticos de la nueva historia que tendrá que escribirse.

Este parámetro que hoy es parte de la nueva constitución, es para nosotros los indígenas una estocada al racismo, la discriminación, su práctica será un accionar revolucionario en cuanto a la nueva estructuración del Estado que esto exige, ahora la pregunta es ¿Podremos pasar del reconocimiento jurídico a la práctica cotidiana, política y económica de lo que significa vivir en términos interculturales?

Es este quehacer político que el Pachakutik está obligado a respetar y construir, ¿es éste poder el que queríamos y queremos hacer?, no queremos el poder del puesto o del dinero, queremos construir el poder, y no cualquier poder; el poder capitalista despojador de la dignidad de los pueblos no es nuestro objetivo, el poder del sumak kauwsay que está en los pueblos es el objetivo, en esto no hay duda.

La obligación que nos hemos creado en relación a la participación del Pachakutik en cada proceso electoral, nos ha esclavizado, nos ha cegado en relación al proyecto político. En nuestros análisis proyectivos de lo que queremos no está como necesidad participar en los comicios, por lo que debemos direccionar nuestras fuerzas a otros espacios que nos ayudarán a construir el poder del sumak kawsay.

Hemos realizado una evaluación no solo cualitativa de los resultados obtenidos, la evaluación cuantitativa está a simple vista, ya no contamos por ejemplo de un número significativo de asambleístas que permitan el avance de los objetivos, nos hemos quedado en número de votos que sólo se negocian al interior de la asamblea, condicionando siempre nuestra presencia, por lo tanto es hora de plantear otra estrategia.

No debemos negar ciertas reivindicaciones logradas por la vocería que los compañeros del Pachakutik, pero debemos también aceptar que lo logrado ha sido en un 90% por la lucha de los pueblos en las calles, es realmente la movilización de las bases las que han sido la fuerza de choque, para lograr lo que hemos conseguido en la Constitución o en otras instancias.


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Ley de soberanía alimentaria


Cecilia Chérrez

Desde 1930, el modelo económico que nos han impuesto, no le ha dado tregua a la naturaleza, ya sea por medio de monocultivo, por el petróleo o por medio de la minería, la explotación con fines simplemente acumulativos de la riqueza ha sido constante, afectando a la producción campesina e indígena, por ende a su vida cultural y territorial, situación que nos empuja a buscar caminos organizativos, político y jurídicos que permitan la visualización del daño que estamos ocasionando a la naturaleza y junto a ella, el daño a nosotros, a nuestra salud y a la de nuestros hijos.

Este modelo económico que basa el desarrollo en procesos extractivistas intensivos de la naturaleza, lo hemos vivido desde la misma conquista española, fuimos proveedores de oro, plata, canela y cacao, en la época colonial, necesidad que no fue nuestra, que estaba sujeta a las necesidades del mercado de la Europa feudal, más tarde con la república, las cosas no cambiaron mucho, el cacao o conocido entonces como la pepa de oro, fue el producto por excelencia que se cultivaba, sin importar cuanto daño se hacía a la naturaleza, en cuanto monocultivo; para mediados del siglo XX será el banano, después el petróleo, siguiendo a éste vendrá la palma africana, el camarón, las flores, producción que siempre ha estado sujeta a la necesidad del mercado internacional, bajo la única norma de acumulación de la riqueza, dirigida además a un solo sector minoritario de la población ecuatoriana.

Lo que es necesario preguntarse, para un análisis consecuente con la vida, es ¿qué pasó con los bosques, los ríos limpios, las comunidades, la diversidad productiva y económica que se manejaba antes de esas grandes plantaciones, en esos mismos territorios, ahora ocupados con monocultivos o actividades extractivas?

Hoy a un año de terminarse la primera década del siglo XXI, la explotación minera, con la nueva ley aprobada por la comisión legislativa, se deja abierta la posibilidad de la explotación minera a gran escala, es verdad que nosotros tenemos una minería artesanal desordenada, que hay que regularla, pero la minería a gran escala, inclusive regulada ¿Qué significa o que significaría para los territorios donde va a ser aplicada? ¿Qué pasará con la naturaleza, la flora, la fauna; con las poblaciones cercanas, tradiciones y costumbres económicas, productivas, alimentarias que han estado siempre ligadas al suelo agrícola? ¿Qué pasará también con el agua, no solo superficial, sino también con las fuentes subterráneas?

Es necesario hacernos estas preguntas porque conocemos que el total del territorio comprometido hasta hoy en la explotación petrolera es de tres millones quinientos mil hectáreas, que supone más del 15% del territorio nacional, si sumamos a esto los estudios hechos por el Banco Mundial hace una década, sobre la minería, donde podemos observar que existen cinco millones de hectáreas de potencial minero, que significa el 20% más del territorio ecuatoriano. Este tipo de actividad extractiva daña la naturaleza y el territorio donde se desarrolla. Si dimensionáramos todo el daño económico, poblacional y cultural de los espacios amazónicos donde el petróleo está siendo explotado, es seguro que no entenderíamos esto del “desarrollo ligado a la extracción minera o de hidrocarburos”

A este 35% de espacio ocupado por el petróleo y la minería, sumemos las 200 mil hectáreas de banano, producción que se da intensamente, utilizando agro-tóxicos, fumigados vía aérea o manualmente por los trabajadores, empobreciendo la tierra, generando una especie de dependencia agroquímica para hacer posible la producción; sin hablar de los problemas de salud que significa para los trabajadores, mujeres y niños que son fumigados junto a las plantaciones, quienes sufren impotencia, mutaciones genéticas en la descendencia, abortos, cáncer en la piel y otros, cosa igual sucede en los pueblos amazónicos que son pueblos bañados en petróleo, realidad que nunca es visualizada en el PIB, porque son poblaciones compuestas de campesinos e indígenas, quienes nunca son tomadas en cuenta en los datos estadísticos económicos.

Para el gobierno actual, crear una empresa nacional minera al igual que Petroecuador supone ir dando respuesta por adelantado al fin de la producción petrolera que según estudios tienen unos 20 años más de existencia en nuestro territorio, esto significa que el eje económico del país, pasará del petróleo a la minería, asegurado según los asesores económicos del régimen el desarrollo económico del país, lo que no se alcanza a entender o no se quiere entender es que la explotación minera a gran escala, realizada ya sea por una empresa estatal o una empresa transnacional, significa no solo ocupación del suelo agrícola de muchos pueblos indígenas y campesinos, sino terminar con todos los bienes naturales que viven en lo sitios previstos para la explotación, es terminar con las prácticas productivas propias, es terminar con la soberanía alimenticia de todos los ecuatorianos.

Muchos de los indígenas y campesinos afectados, que se dedicaban a la agricultura, se verán obligados a dejar sus tierras, competir con sus compañeros por una plaza laboral en la minera o migrarán a la ciudad a incrementar las grandes filas del desempleo o subempleo, además de afectar a los mercados locales, a la alimentación propia de los pueblos, pues nos convertiremos en un país minero por excelencia, dependiente de productos industrializados.

En relación al camarón, otro producto exigido por el mercado exterior, ha sido cultivado en 210 hectáreas de territorio nacional, en áreas de bosques de manglar, en suelo agrícola que conocemos como pie de monte, llegando a la torpeza productiva de contener los ríos o desviarlos para formar las grandes camaroneras, echando sal al agua dulce, para luego dejarla ir a los campos o a los ríos, contaminando y dañando; éste tipo de agro-negocio ha terminado con la alimentación de pueblos del manglar, recolectores de conchas, cangrejos y más animales que hacían parte de la alimentación de esos pueblos, inclusive terminando con los manglares que son la matriz bio-diversa del mar, terminando con la protección de los pobladores de las cercanías al mar, han terminado con varias hectáreas de monte dedicados a la producción de yuca, frutas dulces y cítricos, etc., terminando además con la pesca de los ríos, pues estos han desaparecido o están contaminados.

El camarón no solo ha terminado con todo lo citado, ha puesto en peligro la vida de los pueblos costeros, pues los fenómenos naturales, como del niño han sido cada vez más fuertes pues no contamos con la protección natural del manglar.

Hemos perdido más del 70% de manglares, con ello la alimentación, ligada a la recolección, a la pesca, a la agricultura, afectando directamente la soberanía alimentaria de la costa; los camaroneros que hoy no encuentran negocios en el camarón porque el mercado internacional ya no exige, han vuelto a sus bancos, a sus empacadoras de pesca industrial o simplemente invirtieron en otros negocios, como si nada ha pasado.

Si nos referimos al monocultivo de las flores bajo invernadero, el espacio ocupado es de 4 mil hectáreas aproximadamente, estos suelos que antes proveían de cebada, lenteja, habas, pastos y más productos de la sierra han sido reemplazados por el cultivo de flores, que como cualquier otro monocultivo, utiliza agro-químicos, afectando la tierra y la salud de los trabajadores que laboran en esta actividad.

También podemos citar otros productos, cultivados bajo este mismo sistema de monocultivo como la palma africana, que ocupa cinco agro-químicos tóxicos. Entender que la utilización de agro-químicos en los monocultivos, significa contaminación de los ríos, de las plantaciones de otros cultivos, pues se dispersan con la lluvia o llegan a los ríos y otras fuentes de agua, también ayudados por la lluvia, terminando así con la posibilidad de tener una vida, terminan con la fauna y la flora que existe alrededor de estos ríos, terminando finalmente con la alimentación sana.

Ahora estamos viviendo una especie de fiebre, de bio-combustible, que de bio no tiene nada; varias organizaciones campesinas, sobretodo en Brasil, han decidido llamarlo agro combustible, porque compite con la agricultura, con la vida del suelo agrícola, por ello me acojo a esta denominación. El cultivo de caña, maíz, de soya y el piñón, dirigidos a la producción de agro-combustibles es una falacia, pues hay estudios que dicen que si todos los países agrícolas de Latinoamérica, se dedicaran a producir éste tipo de energía, solo alcanzaría a cubrirse un porcentaje por debajo del 30% de la energía ocupada por estados Unidos.

Imaginemos cuanta producción de monocultivo de estos productos necesitaríamos en el planeta para reemplazar el 25% de producción petrolera y el 25% de producción de gas a nivel mundial, dirigido al consumo energético de los Estados Unidos.

Es necesario entonces, observar el nivel de dependencia productiva y alimenticia que se genera alrededor de esta planificación productiva, diseñada desde la necesidad de las grandes empresas transnacionales, desde el mercado mundial. Como prioridad para estas empresas están las fuentes de energía, minería y el monocultivo, por lo que la diversidad productiva agrícola no tiene importancia en los países como los nuestros, entregados a la división social del trabajo a nivel mundial, siempre destinados a ser proveedores de materias primas o consideradas como motocultivadores.

La actividad agrícola propia no solo está afectada por la minería, por el petróleo y el monocultivo, sino también está siendo atrapada por la dependencia en las semillas transgénicas, que nos obliga a consumir fertilizantes y pesticidas químicos, como es el caso de la soya, la malanga, entre otros productos.

Por los años 70, con la propuesta de los Estados Unidos llamada alianza para el progreso se introdujo en nuestra alimentación, el consumo de leche, lácteos y demás derivados del ganado vacuno como fuente de calcio y proteína, quitándonos otras fuentes propias, como el chocho, los cereales, los tubérculos, etc; además de generar un alto consumo de insumos farmacéuticos y alimenticios para sostener a animales criados con intervención genética, a fin de que rinda más.

Lo que no nos damos cuenta es que la vaca intervenida genéticamente, nos da 40 litros diarios de leche, se diferencia de la vaca criolla, aunque ésta nos de 5 litros de leche diario, en la fortaleza que tiene, la primera necesita de cuidados, vacunas, alimento especializado, mientras que las criollas no, están adecuadas a la alimentación, al clima de nuestra tierras, lo mismo pasa con el pollo criollo, con el chanco negrito, que hemos reemplazado por el pollo de criadero y el chanco rosado.

Mirar este circuito de negocio veterinario, cuando cambiamos las razas de nuestros animales, es importante porque genera dependencia, genera una falacia en la idea de la gente como ganancia, además de significar para el país, pérdida de soberanía alimentaria, porque nos han quitado la posibilidad de decidir que productos queremos producir y que productos queremos servirnos como alimento diario, además de irnos empobreciendo económicamente, porque ahora la dependencia química nos quita la posibilidad de seguir siendo productores de nuestras tierras.

El país que nos han construido a nombre del desarrollo y del progreso, es éste; con esta imagen de país en la mente es que empezamos a ver posibilidades de reconstruirlo, partiendo de potencialidades que aun nos quedan, evaluando los niveles de pobreza que nos han dejado, y aprovechando las diferentes experiencias organizativas a nivel nacional de los pueblos, ha empezado el proceso de la constituyente. Alrededor de éste proceso la gente se ha movilizado en contra de la privatización del agua, porque en la agenda del banco mundial y del fondo monetario consta, decidir sobre nuestros recursos naturales, porque somos considerados subdesarrollados, pobres y tontos, incapaces de decidir sobre estos bienes, modelo de desarrollo, propios del neoliberalismo.

Tomando en cuenta este modelo, ésta lógica productiva a nivel mundial, que hoy se muestra insustentable, es que las organizaciones con movilización, con exigencias hemos logrado varios puntos en la constituyente: sobre el agua, hemos logrado que este recurso sea declarado como un derecho humano de los pueblos, regido por lo que se conoce como prelación del agua, es decir su uso regulado por niveles de importancia, asegurando la vida de los pueblos.

Como primera prioridad del uso del agua, estará el consumo humano, en segundo lugar el riego, en defensa de la soberanía alimentaria de los pueblos, el tercero será el uso para el caudal ecológico, asegurando el ciclo vital de las fuentes de agua y del planeta, por último, para otros usos, es decir para la industria, para el monocultivo o para cualquier otro tipo de actividad que no comprometa la vida.

En este mismo marco hemos logrado el derecho a la resistencia, los derechos de la naturaleza, la soberanía alimentaria, este último citado en el artículo 281.

Ahora debemos estar atentos, porque en la constitución también se han introducido artículos que favorecen a lo que el gobierno ha llamado de interés nacional, y uno de los puntos declarados como de interés nacional por el presidente Rafael Correa es la minería, el petróleo, actividades que provocan altos niveles de contaminación del agua, además de terminar con la producción agrícola y ganadera de la zona donde se realiza esta actividad, afectando la economía campesina, generando migración y terminando con la soberanía alimentaria de nuestros pueblos.

Declarar asunto de interés nacional, es permitir al gobierno disponer con o sin consentimiento del pueblo la explotación de los recursos naturales, en caso que el pueblo se opusiera, el gobierno está en la potestad de llamar al ejército para contravenir cualquier acción que vaya encaminada a frenar la explotación. Todo a nombre del interés nacional.

Sin embargo, debemos empoderarnos de estas herramientas reconocidas en la constitución para luchar por la vida y la soberanía alimentaria de nuestros hijos y de la población que seguirá aquí después de varios siglos.


Coordinación General: José Luis Bedón
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