Boletín No 119

ICCI

Editorial

Los retos de una verdadera izquierda en el siglo XXI


Frente a la utilización mercantil de los medios de comunicación, y a la reducción de una sociedad civil politizada a una masa poblacional simplemente informada, debemos construir lazos de irreverencia política, frente a este gobierno que ha usurpado en el discurso nuestras luchas, mostrándose de rojo, cuando viste de verde, al servicio de un proyecto capitalista que prioriza la propiedad privada de los grandes medios de producción, comprometiendo los recursos naturales, la soberanía y la existencia misma de nuestros pueblos.

Los trabajadores, obreros, estudiantes, campesinos, indígenas, del campo y la ciudad, debemos trabajar para crear la unidad de los pueblos y caminar juntos, construyendo el poder de una gobernabilidad comunitaria, diversa pero unida, bajo un proyecto político único.

Quienes caminamos en las arenas de la producción real, sosteniendo una economía ficticia, basada en el valor de cambio, somos responsables de encontrar mecanismos que desdibujen los llamados colectivismos, propios de la sociedad pos moderna, debemos mirar hacia atrás sin resentimientos y temores para desenredar ideológicamente la maraña colectivista que nos entregó el capitalismo a inicios de los 90, cuando llorábamos frente a un supuesto cadáver, perdiendo referencias.

Frente a tal ilusoriedad, nos quedamos divididos en colectivos, de mujeres, de hombres, trans-géneros, indios, barrios, comerciantes y más; y, no es que esté mal colectivizarnos, lo perverso de esta diversidad agrupada es que trabajemos individualmente por reivindicaciones colectivas, ciegos frente a la verdad que nos puede unir, que hace de todos una misma identidad, capaz de enfrentarse a desarrollismos, neoliberalismos y socialismos del siglo XXI, que no son más que fases del capitalismo, o corrientes políticas encaminadas a sostener un sistema económico consagrado a la propiedad privada, fuente de desigualdad social.

Buscar voluntades para crear una agenda política común, para terminar con este sistema económico no es el camino, puesto ha dado muestra de ser nefasto no solo para el ser humano sino también para el mismo planeta, fuente de riqueza para ellos y fuente de vida para nosotros; debemos ir más allá de voluntades políticas que se unen por cuestiones coyunturales.

La visualización de los elementos comunes que nos convierten en comunidad, diversa pero unida por el nexo del trabajo, nos permitirá no solo crear alianzas, nos permitirá construir un proyecto común, ¿acaso los hombres, las mujeres, los trans-géneros, los indios y más, no son trabajadores explotados ya sea desde la fábrica, del campo, o desde la deuda bancaria que nos transforma en obreros generadores de riqueza para el capital financiero?

Es el trabajo que ha sostenido, a costa del hambre, la desnutrición, la ignorancia y la muerte, la economía que ellos llaman irreal; es tal la ambición de acumulación que no basta la plusvalía generada por el obrero en la fábrica y en el campo, la necesidad de acumulación no tiene fronteras, ni límites cuantitativos, busca en el mercado incrementar su ganancia, sin considerar que a la larga, el trabajo real no podría sostener por mucho tiempo tal mentira.

Se les fue de la mano, el reinado de una economía basada en el capital financiero, realidad mundial que en primera y en última instancia afectará solo al obrero, un obrero que silente y alienado de su identidad productiva, necesita desmarañar los colectivismos que nos han dividido, y que nos han maniatado la posibilidad de construir un proyecto político que nos convoque a todos.


Coordinación General: José Luis Bedón
Consejo Editorial:
Luis Macas
Patricio del Salto
Ricardo Ulcuango
Alicia Vacacela
Fernando Sarango
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Floresmilo Simbaña
Edición Electrónica: Marc Becker

El movimiento indígena después de la marcha contra la ley minera


Miguel Guatemal

Mucha gente inicia hablando del proyecto político de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador, CONAIE, proyecto que ha sido construido desde las necesidades no resueltas de nuestros pueblos y nacionalidades, alrededor de este, se conforma el Movimiento Pachakutik con miras a fortalecer al movimiento indígena, en lo que respecta a la participación política electoral, por ello creemos que los resultados del veinte de enero, por un lado son el resultado agresivo, prepotente, minimizador, burlesco del presidente, situación que nos da cuenta de la clase de gobierno que tenemos los ecuatorianos, también es la demostración fehaciente de que el pueblo indígena está dispuesto a continuar con sus luchas por defender sus derechos y sus territorios.

A través de la historia hemos aprehendido que para armar el poder, la estructura que sostenga nuestro proyecto en las bases, en los pueblos y nacionalidades, debíamos y hemos participado en muchos levantamientos, hemos elaborado varios proyectos de ley, e incidido en algunas leyes que son ya parte de la nueva constitución de nuestro país, muestra de una claridad política.

Ahora son otros retos los que avizoramos, debemos trabajar por crear las posibilidades de una verdadera unidad de todos los sectores, trabajadores, indígenas, estudiantes, para crear una agenda común que nos permita construir actividades coordinadas, encaminadas a cimentar un horizonte común, ese horizonte necesariamente será una sociedad justa, con relaciones de producción equitativas, fundamentados en lo comunitario y en el respeto a la diversidad cultural que tenemos.

Esta agenda nos exige tiempo y voluntad política, cosa que no se puede construir de la noche a la mañana, peor aún para estas elecciones, caso contrario la unidad solo sería en términos electorales y el movimiento indígena está cansado de ser utilizado como una masa de votantes, pues la historia nos ha enseñado que al final de los resultados de estas alianzas o agendas comunes montadas solo por coyuntura política, quienes pierden han sido siempre los pueblos indígenas.

Hemos aprehendido también que la política ahora se presenta con disfraces o tendencias ocultas, cuando los partidos o los gobiernos de derecha gobernaban sabíamos a que atenernos, conocemos sus intereses, pero ahora, en estos dos últimos gobiernos especialmente, hemos sido engañados como niños, llegando a presentarse como “compañeros”, proponiendo agendas comunes, pero a la hora de ejecutar las propuestas conjuntas, traicionan la agenda común y los acuerdos políticos hechos.

Nos hemos equivocado como movimiento indígena, pero hemos aprehendido de ellos. Creemos que nuestro proyecto político es una propuesta de gobernabilidad diferente y que responde a la realidad del país, por lo tanto cualquier agenda en común que se vaya a construir en adelante deberá tomar en cuenta y por qué no, tomar como base de su gobernabilidad el proyecto político de la CONAIE construido con una visión de futuro, intercultural y comunitario.

El movimiento indígena, mira a este gobierno como una administración anti-democrática, como muestra de ello es la aprobación de la nueva ley minera, sin el menor debate, desde una postura absolutamente estadista, socializando la ley entre los mismos coidearios políticos, legitimándola sin abrir el mínimo debate a la sociedad civil, donde se pueda discutir los beneficios y los daños que nos da esta ley, su estrategia de socialización han sido los medios de comunicación masiva, quienes han trasmitido publicidad construida a favor de la ley, ¿Deberíamos llamar eso debate público?.

Bajo la misma práctica se ha construido y legitimado la nueva constitución, demostrando que la gobernabilidad del presidente Rafael Correa está dirigida a los intereses de las transnacionales, por ende al mismo modelo económico del neoliberalismo, pues favorece al mercado, a la compra y venta de nuestros recursos.

Para este gobierno, el protestar, el poner sobre el tapete político la discrepancia, es causa de subversión, quitándonos el derecho a la palabra y lo que es más grave, el derecho democrático de ser el discrepante de un gobierno que se debe solo a los intereses de quienes ahora y siempre sustentaron el poder económico y productivo.

Muestra de esta posición anti-democrática es la declaración dada por el presidente Correa, antes del 20 de enero del presente año, donde sentenciaba que cualquier marcha, movilización o acción convocada en contra de la denominada “revolución ciudadana” –será reprimida por la fuerza pública-

Luego de los resultados derivados en la marcha, de la represión y de los calificativos a los dirigentes de los pueblos y nacionalidades indígenas, creemos que es necesario retomar nuestras lecturas y hacer caso al mandato de nuestras bases, el pueblo en las asambleas se ha pronunciado a favor del fortalecimiento organizativo, la formación política, la unidad con otros sectores y la relectura de nuestras propuestas y el proyecto político.

Volver sobre los pasos dados desde los 90, nos permitirá mirar los errores y caminar hacia lo que queremos, una sociedad plurinacional y comunitaria; y, sabemos ahora que desde las comunidades existe la voluntad política, el convencimiento de que el proyecto político de la CONAIE es el bosquejo de gobernabilidad que queremos, no solo en función de la vida de los indígenas, sino también en función de la naturaleza y del planeta.

Trabajar con y desde las comunidades, hacer alianzas de unidad, dar un seguimiento a esas coaliciones, no dejar que sean solo acciones de momento es lo aprendido, por lo tanto que creemos que la presencia de las bases de la CONAIE en las calles ha dado resultado cuantitativos y cualitativos, nos ha permitido mirar los caminos recorridos para caminar hacia el futuro que queremos.

Frente a las interrogantes que nos han hecho los medios de comunicación, en relación a las acciones que la CONAIE va a tomar frente a la aprobación de la ley minera, hemos sido enfáticos al decir que el movimiento indígena inicia una etapa de socialización, debate, análisis de las leyes que se están aprobando, de la misma constitución y de nuestras propuestas, de manera que orientemos políticamente a nuestras bases.

Nuestro objetivo en adelante, será fortalecer la organización y la conciencia, sobre lo que significa convertir nuestros territorios en áreas mineras, y ellos son los llamados a defender la vida, el territorio para las futuras generaciones.


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La coyuntura nacional enmarcada en lo global e histórico de los acontecimientos


Alejandro Moreano

Las acciones tomadas por el movimiento indígena y otros sectores de la sociedad, tiene ausencia de análisis dialéctico, que revise el quehacer económico y político del Ecuador, Latinoamérica y el mundo, además no se hace un estudio de las implicaciones históricas y categoriales con las que arengamos a nuestros movimientos. Revisión que es necesaria a la hora de dar cuenta de las acciones económicas de los individuos, en este caso de Rafael Correa y su gabinete, una posición correcta de los sectores populares es analizar con objetividad.

Para argumentar lo dicho es necesario recordar varios hechos históricos: empecemos por los años 80, Ecuador y Latinoamérica, estaban abarcados en un proceso de desarrollo industrial, de desarrollo de los mercados internos, como un intento de escapar a la estructura clásica de la división de trabajo internacional, que había hecho de los países latinoamericanos, territorios dedicados a la producción de materia prima y en mercados de venta de los productos elaborados por los países industrializados.

La crisis del 29, permitió algunos países con mayor desarrollo, un proceso de industrialización significativo, hecho que permitió a su vez las revoluciones burguesas, en este proceso estuvieron inscritos México, Argentina, por lo que podemos decir que el desarrollo industrial da sus primeros pasos en el Cono Sur, para luego llevar consigo a los países del área andina, como es el caso de Ecuador que por los años 50 y 60 entró a este proceso, sobre todo en el gobierno de Rodríguez Lara, donde se dio una industrialización acelerada.

Estos hechos originaron en el Ecuador el surgimiento en la escena política varias corrientes, de contención social: El desarrollismo que no era más que el planteamiento político de los sectores emergentes alrededor de la industria, era una de ellas.

La tendencia del desarrollismo, no era más que la política de los sectores emergentes que buscaban el desarrollo industrial y empresarial. Propuesta que buscaba legitimarse, bajo los estudios de la CEPAL, que tenía como propuestas: Primero la inversión pública, segunda la regulación por parte del estado en las actividades productivas, para acrecentar el mercado interno y asegurar la distribución de la riqueza, y la tercera la inversión en las políticas sociales, estas fueron las pautas para los gobiernos de los años 70; en el caso del Ecuador, el desarrollismo lo implantó Rodríguez Lara y la máxima expresión de esta tendencia política lo practicó Jaime Roldós.

Para Roldós la propuesta del desarrollismo, podríamos decir que fue el soporte de su gobierno, por ello en ciertos aspectos fue nacionalista, se enfrentó a los Estados Unidos por el problema centro americano y apoyó la revolución andinista, pero en cuestiones de petróleo la cosa era diferente, puesto que los lazos de dependencia con Estados Unidos nunca se rompieron, puesto que son gobiernos burgueses, entiéndase bien, eran “revolucionarios” al interior del capitalismo, ya que este exigía cambios, pero de ninguna manera revolucionarios.

La política desarrollista centro-andino keynesiano es desmoronar el proyecto neoliberal, a diferencia de este último, que representa intereses que pretenden acabar con las conquistas sociales, por ello en nuestro país, en el caso del presupuesto en educación ha bajado de 16% al 7% de inversión, llegando a ser el país con más bajo porcentaje de inversión social de Latinoamérica.

El debilitamiento de la inversión pública, y la transferencia a la inversión privada el eje de la economía, tomando en cuenta que gran parte de la inversión privada son las transnacionales, significó la des-industrialización, la apertura del mercado a fin de que la gran industria logre espacios de venta, por poco terminó con el segundo sector de la economía, en nuestros países, este modelo ha venido implantándose y hoy entró en crisis a nivel mundial, y son estas condiciones las que marcarán los nuevos acontecimientos a nivel mundial.

Teniendo en cuenta que el neoliberalismo, es una política que traslada el eje de la economía a la inversión privada y que el desarrollismo como tendencia también del capitalismo, permite el traslado de la economía a la inversión pública, a Rafael Correa no se le podría calificar como neoliberal.

Correa no es neoliberal, porque está aplicando políticas del desarrollismo propio de los 60, ha transferido a la inversión pública el eje de la economía, por eso, invierte en salud, en educación; ha tomado medidas para favorecer a la industria nacional, y esta aparece como soporte del régimen, esa industria que estuvo en contra del TLC, es hoy su brazo fuerte.

De ninguna manera pretendo decir que Rafael Correa es un nacionalista a ultranza, su actitud es más bien dirigida a la búsqueda de financiamiento para sostener su proyecto de beneficio público, por ello posee votos a la hora de elegirse; ahora se debe entender que el desarrollismo como tendencia política es progresista frente al neoliberalismo, pero frente a un proyecto nacionalista popular es reaccionario.

En Latinoamérica, después del pensamiento desarrollista, tuvimos la presencia de la teoría de la dependencia y la teología de la liberación, corrientes que dieron paso al pensamiento de izquierda, hacia las cuestiones marxistas del pensamiento social, que ellas sí fallaron claramente al proyecto socialista, a un proyecto de nacionalización radical de nuestras riquezas. Desde este escenario se debe entender porque Rafael Correa detesta la tendencia de la teología de la liberación y la teoría de la dependencia.

Lo que nos confunde es la actitud del gobierno de Correa en relación a la tendencia, por un lado a favor del proyecto minero, claramente a favor de las transnacionales, pero también no debemos perder de vista su visita a Irán, una actitud claramente de desobediencia al imperio, desafiar al imperio es cosa seria en el ámbito político internacional, debemos ver el conjunto de los procesos para entender la tendencia de este gobierno.

Revisar la tendencia nos permitirá no caer en determinaciones a priori, cuando calificamos a Correa de neoliberal parece que más bien partimos de la necesidad de insultar, más que de ubicarle en el quehacer político que lo caracteriza, perdiendo de vista que el neoliberalismo es una categoría de análisis, no como un escarnio, si esto lo tenemos claro podemos entonces establecer acciones, de lo contrario vamos a quedarnos en el análisis de la traición, como si Correa hubiera traicionado un proyecto popular, pues él nunca ha representado un proyecto popular, es progresista dentro de las misma reglas de juego capitalista.

El problema que debemos considerar, es la crisis a nivel mundial, que aun está manejada por el capital financiero, porque el neoliberalismo es la política del capital financiero mundial, por ello las medidas de salvataje que se dieron en los Estados Unidos, fue manejado por el capital financiero. En Europa no, porque se nacionalizaron los bancos.

La crisis actual obligará a retomar las políticas Keynesianas que significa invertir en lo social, el mismo Barack Obama plantea 800 mil millones de inversión pública, porque se ve una crisis con un desempleo masivo sin precedentes, lo que va a ocasionar primero una convulsión social y después en el mercado se impedirá cualquier posibilidad de recuperación, la inversión pública se está imponiendo como una exigencia, no es todavía un cambio de modelo al modelo keynesiano pero son elementos que van marcando el quehacer político, en la cual se inscribe la política de Correa, por ello el FMI incrementa los gastos, a diferencia de antes cuando las propuestas eran disminución de gastos, reducción del Estado, porque es la única medida que puede contrarrestar en parte la debacle del capital, lo que nos da a pensar que la nueva política del capitalismo, va abrir un proceso de modificación global del capitalismo mundial, del neoliberalismo al neo-keynesianismo, con ello existirán conflictos, tensiones sociales que el capital tendrá que parar, sin resultado, pues la crisis del capital es arrollador.

Es en este marco mundial que debemos actuar políticamente, conociendo hacia donde van las tendencia económicas y políticas, debemos proponer posiciones políticas que realmente respondan a un proyecto popular.

Sobre la marcha de la CONAIE realizada el 20 de enero, analizada dentro de este marco es un error, pues su convocatoria fue alrededor del rechazo a la ley, se debió convocar la marcha en rechazo a la totalidad del proyecto minero, porque la negociación del gobierno de Correa con las transnacionales mineras, se está dando por adelantado con el objetivo de solucionar el bache económico que le ha generado la caída del precio de petróleo, por lo tanto la preocupación, del movimiento indígena y de los movimientos sociales no puede quedarse en la ley, es el proyecto minero en su totalidad el que se debe rechazar.

Otro de los componentes que debemos tener presentes, pero que no se deben presentar como elementos bases de la lucha, es el ambientalismo, es importante, pero como argumento solo no es suficiente, porque la gente se convence y no mira más allá cuando Rafael Correa habla de los millones que va a representar el cobre. Frente al proyecto minero no podemos salir con políticas puramente defensivas como el ambientalismo, debemos tener un proyecto económico claro, de lo contrario también podríamos decir que por los niveles de contaminación debemos eliminar todo el arsenal industrial que la humanidad ha desarrollado, para lo cual se necesitaría bombas atómicas.

Con todo esto no quiero decir que estoy a favor del proyecto minero, ni a favor del gobierno de Correa; estoy en contra del proyecto minero, porque me parece que volver a la vieja forma de división social de trabajo a nivel mundial donde el Ecuador se convierta en un país minero es un crimen y no estoy a favor de Correa porque entiendo que su gobierno es reaccionario frente a un proyecto político popular.

Debemos hacerle entender al presidente Correa que permitir el proyecto minero, es destruir la economía nacional, nos convertirá en un país importador; el dinero que aportará la minería podrá servir para aplicar una política populista, además tendremos que comprar todo, a cambio se destruirá toda posibilidad de desarrollo de nuestro país, pues la minería lo que hace es cumplir un papel en el desarrollo de la economía mundial, entonces la posibilidad de una economía latinoamericana no existiría.

En el marco de esta crisis se abre una posibilidad, parecida a la que se abrió en los años treinta, un proceso de desarrollo económico, agrario, industrial sostenido, en el marco de la integración suramericana, esto se podría dar en el marco de una integración productiva; en los años 70 con el acuerdo de Cartagena que no se llegó a firmar, definía una división social productiva que determinaba que Venezuela desarrollaría unas ramas específicas de la industria, Colombia otra, Ecuador, Perú y Bolivia otras, con el afán de crear un gran mercado de tinte solidario, si se pudiera plantear eso, sería la mejor forma de enfrentar la crisis para nuestros países, al mismo tiempo de asegurar un desarrollo suramericano de aquí a 20 años.

Entonces estaremos frente a la reconstrucción de un poder mundial, con características multipolares amplias; es en esta perspectiva que debemos plantear un proyecto económico audaz que ubique al Ecuador en el marco del desarrollo suramericano.


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Las mujeres indígenas frente al gobierno de Rafael Correa


Norma Mayo

Frente a la actitud del presidente Rafael Correa, en relación a los pueblos indígenas, tomando en cuenta que al inicio de su campaña para ser presidente tuvo el apoyo de estos mismos pueblos, que ahora discrimina, las mujeres de las nacionalidades y pueblos a las cuales represento, dejamos asentado un firme rechazo a la actitud poco democrática del presidente, pues creemos que estas actitudes deslegitiman la democracia, peor aun en un país como el nuestro, donde la gran mayoría de la población es indígena; no tomar en cuenta la diversidad cultural que existe, bajo términos interculturales de respeto, para ejercer la gobernabilidad, es desconocer el trabajo organizativo que como pueblos y nacionalidades hemos realizado por el bienestar de todas y todos los ecuatorianos, es también ir en contra de los derechos colectivos reconocidos en la constitución política ecuatoriana.

El movimiento indígena ha jugado un papel importante en el ejercicio democrático, hemos reclamado nuestros derechos, y queremos que el presidente Correa entienda que el ejercicio y cumplimiento de los derechos colectivos de los pueblos, es una norma básica para gobernar en democracia. Su actitud poco respetuosa, con tintes racistas y discriminatorios, nos da a entender que su gobierno, por más que conceda migajas económicas frente a la necesidad de los pueblos pobres, es un gobierno poco democrático.

El ejercicio de nuestros derechos va mas allá de una letra escrita, es sobretodo, una norma que rige en la vida cotidiana de nuestros pueblos y por lo tanto exigimos su cumplimiento a este gobierno y a cualquier otro; estamos cansadas de ser marginadas siempre, el gobierno está en la obligación de trabajar por relaciones sociales, productivas y culturales con equidad.

Pero según el proceder del presidente Correa, nos hemos dado cuenta que no es de fiar, cada ofrecimiento ha quedado en el discurso, nos ha prometido no pagar la deuda y la paga, nos ofrece casa digna y nos entrega un cuarto que probablemente se caerá con el tiempo, por ello, la calificación que podemos darle al mandatario de turno, es que, es una persona que no cumple con lo ofrecido.

De lo estipulado en la constitución, hace caso omiso. En esta carta magna que fue el resultado de muchas luchas lideradas por el movimiento indígena, se encuentran estipulados los derechos de los pueblos y nacionalidades, y sobre esta base estamos reclamando, estamos en las calles para que las leyes, que recoja un cuerpo de normas que regule nuestros recursos naturales, sea construida en función de la protección de nuestros territorios.

Frente a este objetivo los pueblos nos negamos a aceptar la ley minera, la ley de aguas y la ley de soberanía alimentaria, que este gobierno propone pues atenta contra la vida de nuestros pueblos, contra nuestra soberanía alimentaria y productiva, transgrediendo además la democracia, pues las leyes propuestas por el régimen no han sido socializadas ni debatidas por el pueblo.

Su práctica política es totalmente mercantilista, compra la conciencia de pueblos y si no la compra amenaza, un claro ejemplo se vive en la provincia de Cotopaxi, quienes reciben el bono saben que si no salen a una marcha convocada por el gobierno para apoyarle, se les retirará el beneficio que reciben, y la gente tiene miedo.

Si analizamos que beneficios tiene la gente de ese dinero, no existe, no recibe beneficio alguno pues se lo gasta en productos que vienen a través de un mercado dominado por las transnacionales, así tenemos la coca cola por ejemplo, los productos como mayonesa, salsa de tomate e inclusive licor, entonces no podemos estar a favor de estas políticas populistas que en el fondo lo único que hacen es beneficiar el mercado.

Las mujeres, estamos en contra de una práctica política que nos margina y nos utiliza, en la constitución por ejemplo consta el reconocimiento del trabajo a la mujer doméstica pero esto no se cumple, pues ha quedado en letra muerta, porque para cambiar una sociedad no solo se necesita un mandato, se necesita voluntad política para hacer que se cumpla.

Las mujeres de las nacionalidades sabemos que en la nueva constitución, solo un 40% benefician a nuestros pueblos, pero si se lee detenidamente, descubriremos que el resto abre la puerta y asegura la gobernabilidad de las mismas personas, de las mismas empresas que nos han gobernado hasta hora.

Frente a la ley minera, lucharemos para que esta ley sea de beneficio al pueblo, la ley propuesta y aprobada por el gobierno es claramente construida a favor de las empresas trasnacionales.

Queremos una ley que regule la minería que ya existe, y que se respete nuestra soberanía productiva que es hegemónicamente agrícola, por eso la ley de soberanía alimentaria también tiene que ser construida por nosotros, porque somos quienes más conocemos de semillas, no necesitamos una ley que nos venga a regular nuestra producción, nosotros lo hemos practicado por miles de años, sin necesidad de un sistema de regulación escrita.

Lo que necesitamos es una ley que garantice que nuestros productos se vendan, la ley de soberanía alimentaria que propone éste régimen favorece o deja la puerta abierta para que productos foráneos desplacen los nuestros y por lo tanto dejen campos sin capacidad productiva.

El proceso de desvaloración de nuestra alimentación, han sido trabajadas desde las mismas empresas de alimentos transnacionales, desde proyectos de ayuda social, entregándonos inclusive alimentos que no responden a nuestra realidad, por tanto la presencia de estas empresas y de la ley son un peligro para todos. El pueblo indígena ha dicho y nosotros como dirigentes lo trasmitimos a todos los ecuatorianos “no permitiremos que las mineras entren a nuestros territorios, ni que las empresas trasnacionales de alimentos desplacen nuestros productos”

Con la movilización del 20 dejamos sentado que el 2% que nos da Correa, a los pueblos y nacionalidades es una falacia, con ésta movilización le demostró al gobierno que no somos tan solo cuatro dirigentes, que el malestar es general, que la gente ya no le cree.

Luego de evaluar los acontecimientos después del 20 de enero, nos damos cuenta que son ellos, los que hacen Alianza País, son los que no tiene base organizada, son ellos los cuatro pelagatos que han captado gente en base a la compra y al interés de un puesto, a diferencia de la CONAIE, organización de raíces históricas con militancia política de conciencia y de proyecto político claro.

Pareciera ser que el presidente Correa mientras más poder cree tener, más se acrecienta su amnesia, se olvida que fue él quien se acercó a nuestro movimiento para lograr apoyo, partiendo del análisis político de que nosotros como movimiento significábamos una estructura organizada y masiva, entonces los representantes o los dirigentes que ahora llama oportunistas, significábamos el nexo con nuestras bases. Como lo hemos dicho la marcha del 20 le demostró a este gobierno que no somos el 2% ni solo los dirigentes oportunistas, quienes estamos en contra de la aplicación de leyes que atenten contra la vida.

La lucha y las propuestas del movimiento indígena están dirigidas para todos los ecuatorianos, para blancos, indios, negros, para todos los que hacemos el país, por ello pedimos que sean tomadas en cuenta, que sean debatidas a la hora de determinar leyes, pues son propuestas que han sido elaboradas basados en la realidad de nuestros pueblos, no se basan en estudios estadísticos de muestras recogidas por encuestas, son el resultado del debate abierto de los pueblos.

Las mujeres de la CONAIE estamos en contra de que este gobierno nos despoje las conquistas que hemos logrado en base a la lucha, por eso convocamos a las bases a analizar profundamente los pasos que damos dentro del quehacer político electoral que se nos viene encima, que no nos dejemos amedrentar con amenazas, y que empecemos a construir el poder desde la organización misma de nuestro pueblos.


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