Boletín No 116

ICCI

Editorial

¿Obama, una reivindicación racial o una propuesta de gobernabilidad para Estados Unidos y Latinoamérica?


El triunfo de Barack Obama, ahora presidente electo de los Estados Unidos, ha creado en el mundo una suerte de desconcierto que aún no logramos concebir; comentarios y análisis de su triunfo coinciden en una frase que sería propia de los años 60 y 70, cuando los niveles de racismo norteamericano, no concebían la posibilidad de que los afroamericanos estén ocupando puestos de direccionamiento económico o político, pero ahora, en pleno siglo XXI, decir que el triunfo de un afro americano en las elecciones presidenciales de un país como Estados Unidos, es un avance histórico nos resulta ingenuo, mal intencionado o una buena estrategia para desdibujar de nuestros análisis, el proyecto político que hay detrás del nuevo presidente del país más poderoso en América.

Con esta posición, no pretendemos menospreciar el triunfo de Obama, como una ruptura en el quehacer político y electivo de Estados Unidos, debido al inmenso apoyo logrado, con el mayor porcentaje de votantes, afroamericanos, migrantes y estadounidenses que ha tenido en los últimos años este país, el que entrará para el 2009 a la casa blanca, sobre todo en un país donde el 10% de la población negra está bajo control militar y policial, por asuntos delincuenciales y porque aun en algunos norteamericanos y ciudadanos del mundo, existe la semilla de lo racial, es un triunfo singular por supuesto, pero de allí, que este triunfo lleve intrínseco la posibilidad de un cambio histórico en el quehacer político y económico de Estados Unidos, aún está por verse; el tiempo y las acciones de Obama y de quienes conformen su equipo nos dirán.

Frente a este triunfo surgen varias interrogantes, la “victoria histórica”, como llaman los demócratas estadounidenses, del primer presidente electo, de descendencia negra, ¿Será realmente la ruptura de las barreras raciales que existieron y aun existe en América y en el mundo? ¿Será una esperanza para salir de la recesión económica en la que está inmersa no solo la mayor potencia del planeta? ¿Significará cambios en las relaciones económicas, comerciales y políticas de este país y de Latinoamérica? ¿Será que este presidente se unirá a los países que han llegado a acuerdos de disminución de los niveles de contaminación, a los cuales Estados Unidos se ha negado siempre?

Esperamos desde el Ecuador, desde quienes somos parte de los pueblos y nacionalidades indígenas de este país, que las esperanzas de quienes afirman que el triunfo de Obama es la reivindicación de los negros; como dice el presidente de Kenia Mwai Kibaki, es un hecho histórico que alzará el auto estima de los negros en el mundo, o de quienes afirman que es la esperanza de una América distinta, porque Estados Unidos cambiará su forma de gobernar o de quienes afirman que es la figura más auténtica del sueño americano hecho realidad; esperamos firmemente que la historia no los traicione.

Para simplemente aportar en los análisis que para nuestro parecer, son carentes de memoria histórica y de información real, proyectados desde el sentir coyuntural y por el color de un hombre, queremos recordarles que, el Gobierno de George W. Bush, cuenta con una de las estrategas militares y diplomáticas, que es también la primera mujer negra en ocupar el cargo de secretaria de Estado de los Estados Unidos de Norte América, Condoleezza Rice, quien en 1986 trabajó en el Pentágono junto al Jefe de Estado Mayor, el almirante William J. Crowe, periodo en que la Unión Soviética vivía su ocaso.

Rice, ha sido una de las estrategas del gobierno de Bush, en relación a cuestiones soviéticas, de Europa oriental y parte de Asia mediterránea, donde como todos sabemos se vive una guerra por fuentes energéticas, donde Estados Unidos es el primer protagonista.

Para recordarles otro ejemplo de hombres negros que han ayudado a gobernar en Norte América, podemos citar al Ex comandante de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos y el primer Afro americano que ha llegado al más alto escalafón militar de este país, el General Colin Luther Powell, estratega de guerra del Golfo en 1991.

Para muestra basta un botón, dice el refrán sabio del pueblo, la gobernabilidad, o las agendas políticas que tienen las personas no dependen del color ni de pertenencias culturales, dependen de los intereses económicos que defienden por ser parte de ellos. Es decir es un asunto de carácter ideológico.

Ahora frente al triunfo de Obama, debemos empezar a preguntarnos, ¿A qué interés sociales y económicos responderá en la ejecución de su administración política?, Seguramente que dicha administración rebasará los análisis racistas que festejan hoy su triunfo.

América Latina, en especial el Ecuador que tiene como socio económico más influyente a Estados Unidos, no puede quedarse en estos análisis, los hombres de poder se los analiza por los intereses que defienden, sobre todo cuando Obama, tiene como vicepresidente a un hombre “blanco” Joe Biden, quien apoyó a las políticas del Presidente George Bush, reclamando tropas terrestres adicionales para la guerra en Afganistán, quien votó desde su senado, a favor de la resolución que autorizaba al gobierno a utilizar la fuerza contra Irak.

Nuestros análisis deberán tomar en cuenta, qué personajes negros, blancos o de cualquier color, formarán su equipo de apoyo; entendido desde que ha mencionado la posibilidad de pedirle al secretario de defensa Robert Gates, hombre de confianza de Bush en relación a su política militar, seguir siendo en su gestión ministro de defensa, si esto pasa de ser una simple probabilidad a ser un hecho, ¿Qué tipo de gobernabilidad va implantar Obama?

Esperamos entonces con cierto escepticismo que las palabras dichas por Obama, en su primer discurso como presidente electo, no sea épica hermosa. Aunque nuestro pensamiento comunitario no logre entender eso de “autosuficiencia, la libertad del individuo y la unidad nacional”, citados como valores para gobernar, esperamos que su gobierno traiga vientos distintos a los que visitaron nuestras tierras durante estos dos siglos.

Quisiéramos además entender cómo se puede gobernar sin violentar la soberanía de los pueblos, cuando se habla de….. “Aquellos que derrumbarían al mundo: os vamos a vencer. A aquellos que buscan la paz y la seguridad: os apoyamos…” a qué países se refiere Obama o qué Estados, desde su criterio ingresan en los cánones de aquello que derrumbarían el mundo, ¿Quiénes? los que queremos cambios, donde Estados Unidos no se presente contradictoriamente como el país más poderoso y a la vez como el Estado más represor ¿Quiénes serán sus amigos? aquellos que no atenten contra la seguridad de los Estados Unidos?

Esperamos con muchas dudas que la seguridad y la paz discursada por Obama, sea un deseo para el mundo, no solo para Norte América, porque la historia nos ha enseñado que la seguridad, la paz y la estabilidad económica de los Estados Unidos, siempre se ha logrado desde la guerra con otros países, la dependencia por deuda, el control político y el control militar de los países. Es decir que la geopolítica económica, política y militar de los EE.UU. no variarán, es parte fundamental de la Agenda de un país imperial.


Coordinación General: José Luis Bedón
Consejo Editorial:
Luis Macas
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Edición Electrónica: Marc Becker

El territorio para las nacionalidades y la constitución del 2008


Gonzalo Guzmán
Dirigente de Territorios de la ECUARUNARI

El gobierno no puede decir
que somos un pueblo de paz,
si todos los días atentamos
contra la naturaleza

Para los pueblos y nacionalidades del Ecuador, el territorio, es un cuerpo integral, donde el espacio físico, geográfico y humano, se interrelacionan, para hacer posible la regulación de las actividades económicas, sociales, culturales y políticas de las comunidades, es el espacio natural y social donde ejercemos los gobiernos territoriales. Este concepto no responde a la mirada de occidente capitalista, en éste, toda la biodiversidad, el páramo, toda la riqueza que existe en los territorios, se los mira por partes, partes que son posibles de vender, es decir convertirles en dólares.

En el pensamiento de quienes conforman una comunidad, no existe el concepto de riqueza natural que pueda dimensionarse automáticamente en dólares; el valor de los territorios está determinado por la necesidad de la vida, no solo de la supervivencia de esta generación, de la existencia plena de las generaciones venideras, para ello los abuelos, nuestros antepasados, nos han dejado como un préstamo los territorios, legado que tenemos la responsabilidad de cuidar para nuestra vida, que debe ser sana, es decir libre de contaminación, solo así aseguraremos la vida de los que vendrán después de nosotros.

Por ello, el territorio como tal, es la expresión más profunda de nuestros pueblos, de allí la lucha permanente con los gobiernos de turno, para conseguir el respeto a los territorios y a la población que vive allí, esta lucha invisibilizada por los años 90, hoy se ve reflejada en ciertos artículos de esta nueva constitución; nosotros sabemos que la lucha en contra de la facultad de las oligarquías nacionales y las empresas trasnacionales sobre la decisión de explotar a libre albedrío nuestros recursos, aun no ha terminado, no terminó con nuestra conquista de los derechos colectivos en el 98, y aun no ha terminado con ésta, sabemos que la construcción de las leyes secundarias que regularán las acciones en relación a los derechos de la naturaleza, el buen vivir y la consulta previa, debe ser la batalla próxima y la vamos a pelear.

A pesar de que en la nueva constitución, figure por ley que los recursos naturales pertenecen de manera inalienable al Estado, esta no debe ser tomada como pretexto para que se siga arbitrariamente y con la venia de los gobiernos, explotando recursos que hasta hoy solo han favorecido tan solo a grupos minúsculos, dejando a un lado a la población, perjudicando no solo al ser humano que vive en estos territorios, sino dejando esta tierra contaminada, pobre, sin capacidad de proveer a la gente que hoy vive ahí, peor aun a las generaciones venideras.

Hoy nos preocupa y nos convoca a asambleas y a talleres de reflexión, el tema de la ley minera, propuesta por el gobierno de Rafael Correa, que no se ha diferenciado de otros gobiernos en las políticas extractivistas. Frente a estos, debemos hacer conciencia que si estos territorios son para las futuras generaciones, eso debe guiar la decisión de nuestros pueblos para enfrentar estas políticas mercantilistas. Ahora en la nueva constitución, se dice que es nuestro país se organizará en un modelo económico social y solidario, entonces la elaboración de las leyes que faltan por diseñar, para construir estas características de país, deben ser encaminadas para conseguir que los recursos que tenemos sean realmente para todos los ecuatorianos, caso contrario no habremos hecho nada.

La historia y los resultados de la explotación minera, por parte de las transnacionales, nos ha demostrado que la explotación intensiva realizada hasta hoy, ha dejado solo contaminación y enfermedades, en los territorios de nuestras nacionalidades, el caso concreto de la compañía TEXACO, los resultados de su presencia, dejó como resultado más de 30 mil personas afectadas, cuyos resultados fueron subsanados frente al Estado con un ofrecimiento de remediación, el cual no ha sido cumplido hasta hoy.

Sobre el tema minero, hay muchas interrogantes que tienen que responderse nuestras nacionalidades, para con conciencia tomar decisiones políticas, allí el papel de la CONAIE, la formación e información adecuada para nuestras bases.

Es también preocupante el plan agrario propuesto por este gobierno, procedimiento agrícola que pretende orientar las tierras agrícolas a monocultivo, producción destinada a la generación del combustible limpio, plan que también contempla un programa de forestación de un millón de hectáreas de plantas como el Eucalipto, siembra que conocemos esta expandiéndose a la provincia de Esmeraldas.

Frente a esto hay que tomarle la palabra al presidente, sobre todo cuando dice que la patria es de todos y que la revolución está en marcha, porque si no cambia esta situación, esa palabra deja mucho que desear y mucho que pelear, sobre todo cuando analizamos que en nuestro país, mayormente en los territorios de los pueblos indígenas hay más de 4000 concesiones mineras y más 200 proyectos hidroeléctricos.

El trabajo de la ECUARUNARI, de la CONAIE, de la CONAICE y CONFENAE, es defender con todo, los derechos ganados en la constitución, porque no vamos a perder lo logrado gracias a la lucha constante de nuestros pueblos, porque estos cambios no fueron construidos de la noche a la mañana, por la asamblea constituyente instalada en Montecristi, primero fue construida con la gente de las comunidades y en las luchas y luego propuestas en la asamblea y este trabajo no lo perderemos a la hora de elaborar las leyes secundarias.

Otra de nuestras preocupaciones y razón de nuestras luchas, ha sido el agua, que para nosotros es como la sangre de nuestro cuerpo, el agua es la sangre de nuestro territorios sin su fluir estos no existen, por ello nuestro deber es cuidarla no solo para las nacionalidades, también para todos los ecuatorianos y para todos los que vivimos en este planeta

Para asegurar todo esto que implica nuestros territorios, agua, minas, agricultura y otras actividades productivas, nosotros planteamos la consulta previa, la cual no fue posible introducirla en la nueva constitución, no fue posible en la plenitud de su ejecución, pues es el Estado quien tiene la última palabra, más no las comunidades o colectivos humanos implicados, sin embargo nosotros hemos dicho que la lucha, o lo que se ha logrado hasta este momento, se ha logrado al margen de las leyes, de cualquier constitución, esta enseñanza la hemos aprehendido de nuestros padres, solo la tenacidad de la lucha del pueblo que es el único soberano, podrá asegurar las normas y las leyes que sirvan para mantener el equilibrio, entre la economía y la ecología, porque el fin último es la vida del ser humano en total armonía con la naturaleza.

Creo muy convencido que la constitución, cualquiera que esta sea, o de cualquier lugar, debe someterse a la realidad de la humanidad, caso contrario vendrán contradicciones pues la gente no se va a someter a cuestiones que definitivamente son demasiadas abstractas. Un ejemplo de esto son los compañeros woagranis, ellos no reconocen ningunas constitución, ni leyes, para ellos, las normas internas que poseen, son las estructuras jurídicas que tienen validez; la pena de muerte por ejemplo, en la constitución de los ecuatorianos no existe, no es valida como norma regulatoria de convivencia, sin embargo para algunos de nuestros pueblos existe como norma de vida de sus comunidades, aunque suene contradictorio.

Por ello, organizar un Estado plurinacional es entender que en la práctica y como resultado de una coexistencia cultural diversa, siempre estarán presentes las contradicciones entre las leyes que están escritas como parte del estado en relación a las leyes que se vive y se practica en las nacionalidades, pues las formas de ver la vida, las cosmovisiones son distintas.

Frente a lo cual podríamos decir que la constitución que hemos aprobado, funciona más para la gente que vive fuera de este concepto de territorio, por lo que de alguna manera vamos a tener dificultades con este gobierno o con otro que aun no entienda que la territorialidad no es una cosa geográfica, va más allá de esta mirada, por ello debemos ser estratégicos con las comunidades que no tienen como normativa la constitución, que su normatividad es la vida misma, realidad que nos obliga o que les debe obligar a nuestros gobernantes a adecuar la ley a la realidad.

Recuerdo que por los años 90, cuando logramos recuperar algunas haciendas, cayeron muchos compañeros y compañeras, defendiendo el derecho a la vida y al territorio y si este hecho es necesario repetirlo para defender lo que en la constitución actual esta citado “el derecho a la naturaleza” lo haremos, no es posible que hasta ahora, en estos tiempos en que la amazonia es declara y reconocida a nivel internacional como el pulmón del mundo, no podemos tener, ni legitimar gobiernos encaminados a destruir.

Ahora nosotros nos preguntamos, ¿por qué surge estas contradicciones entre pueblos y gobernantes?, surge en este llamado “desarrollo” cuestionado no solo por los pueblos indígenas, por la misma realidad, la misma crisis económica que están viviendo en este momento los llamados países desarrollados, los problemas ambientales, el calentamiento global, que nos afectan a todos, países del primer mundo, del segundo y tercero como nos han llamado, contaminación que tienen origen los procesos de producción de estos países con economías desarrolladas que han llegado a saturar a la naturaleza, a nombre de este llamado desarrollo, que parece se ha resumido en llenar a las ciudades de automóviles, industrias, supermercados.

A diferencia de nuestros pueblos, donde la vida, su continuidad y su equilibrio es lo prioritario, nosotros nos proveemos de la naturaleza, allí pescamos, cosechamos, cazamos, recolectamos, vivimos en familia y comunidad, todo significa nuestro territorio, para nosotros el valor de la tierra no es monetario, tiene un valor de sobre vivencia.

Negar que también en nuestros territorios se ha introducido los criterios, visiones monetarias sería mentirnos, frente a lo cual trabajamos las organizaciones para elevar la conciencia de que este territorio que se nos fue dado por nuestros abuelos, tienen como máxima de vida, el cuidarlo para las generaciones que vienen. Esta lucha de formación y de conciencia de lo que estamos adoptando ideológicamente es muy dura, pues las transnacionales hacen muy bien su trabajo, ofrecen muchos regalos a nuestros compañeros, entregan dinero para crear la necesidad de comprar, a veces cualquier cosa que no es de provecho para la vida, cambiando así las formas de vida y de pensamiento de nuestras comunidades, esta práctica es también un peligro, que nosotros los dirigentes de la CONAIE, la ECUARUNARI; CONAICE Y CONFENAE, tenemos que enfrentar para lograr en los compañeros de base, la conciencia de que el único objetivo de las transnacionales es extraer todo lo que tenemos, dejándonos enfermos, contaminados, sin ninguna riqueza.

Tener en la constitución los conceptos de nuestros pueblos, nos permite tener herramientas para defendernos de estas prácticas muy sutiles de las trasnacionales, desde estos conceptos como el Buen vivir, el derecho a la naturaleza, la Interculturalidad y el Estado plurinacional nuestros dirigentes intervendrán y expondrán, con conocimiento de causa, el rechazo no solo a la explotación de nuestros bienes naturales, también reclamaremos el abuso de las empresas mineras y petroleras, frente a la ingenuidad de nuestros pueblos, engañándoles para poder entrar a los territorios con permiso, ofreciéndoles cualquier cosa, comprando inclusive a los dirigentes.

La CONAIE, como gobierno de los pueblos y nacionalidades indígenas, debe intervenir en la relación de las empresas mineras y petroleras con nuestros pueblos, con el fin de garantizar el Territorio, la relación hombre naturaleza y todo lo que esto implica, asegurando de esta manera la paz entre todos, para que este país sea de paz, no solo con los países vecinos, sino también con la naturaleza, porque nosotros no podemos decir que estamos viviendo o que somos un pueblo de paz, si atentamos contra la naturaleza.

Por lo tanto nuestro trabajo como dirigentes es llegar a desarrollar un nivel de conciencia en los compañeros que viven en las comunidades para que no puedan ser presa fácil de las transnacionales, empresas que son las primeras en atentar contra nuestro territorio.

La responsabilidad de los gobernantes es defender los territorios, termino diciendo esto por que si el discurso del gobierno llegara a ser cierto, la responsabilidad no sería solo nuestra, sería compartida con los gobernantes del Estado ecuatoriano.


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La minga de los pueblos frente a 516 años de barbarie


Nancy Bravo
Cabildos Indígenas del Norte del Cauca

Hace 516 años inició la barbarie, en las tierra de Abaya Yala, desde entonces, mientras el trabajo forzado nos arrancaba el pellejo y el soplo de la vida, hemos tratado de ponerle palabras a lo que no alcanza a nombrarse, pero que se vive hasta con la médula de los huesos, el hambre, la amargura, la tristeza y la rabia de los pueblos que han perdido gracias a la conquista su tierra, el alma y su propia historia.

Ayer, 20 de Noviembre de 2008, en Soacha, Colombia, escuchamos testimonios tan terribles, tan tristes, tan perversos, que se nos hace imposible aplacar la memoria de pena e indignación acumulada, es esta misma indignación que hizo posible el nacimiento de la Minga Social y Comunitaria, que ha nacido y que tiene vida propia, quienes la propusimos y la proclamamos tenemos que compartir el trabajo de su crianza para que llegue a su edad madura y camine sus propios pasos que son de todas y todos.

Hoy caminamos hacia la Plaza de Bolívar. En medio de la algarabía de la Minga, una de las compañeras indígenas que caminaba nos dijo:

-Siento lástima por quienes vivían en esta ciudad, esta ciudad tan bonita, pero que yo veo como una cárcel, porque la desconfianza hace que uno se cuide de los demás y camine a toda hora preocupado y solitario.

-Es la rabia contenida la que nos hace seguir caminando, a pesar de que el cuerpo no da más, a pesar de que el hambre nos quite el aliento, existe entre nosotros mucho cansancio, tristeza, pero esa rabia nos obliga a seguir para no ahogarnos en la amargura, para no dejarnos envenenar.

No pudo comer en todo el día, sintió náuseas, lloraba todo el tiempo recordando las historias ocasionadas por policías y militares con gente inocente desde ya hace muchos años atrás, concluyó sus relatos diciéndonos que evita mirar de frente a los policías y militares para no odiar más, para tratar de entender que son instrumentos de un sistema, irresponsables, culpables, pero también obedientes de otros que son los que diseñan y organizan las políticas y los instrumentos de horror que ellos aplican.

Escuchando este y otros relatos de terror de familiares, de hermanas y de madres, se retuerce en la conciencia 516 años y 40 días de Terror, 516 años y 40 días de amargura acumulada, de rabia contenida como consecuencia de la aplicación de ese terror frío, calculado, sistemático que se ha utilizado como herramienta para robar, para despojar, para imponer la codicia de unos pocos sobre muchos que caminan en esta minga y de muchos otros que quedaron en casa esperándonos.

516 años y 40 días en los que se sabe que el poder egoísta ha acumulado experiencia y armas para entrenar y ejecutar la barbarie sobre pueblos y personas, 516 años y 40 días de memoria del terror y la injusticia acumulada en las víctimas. Es un dolor histórico y tan profundo, que ha exigido lo mejor de todas y todos para no convertirnos en resentidos. Una rabia tan colectiva y constante, que no encontrará alivio mientras no llegue el día en el que Nunca Más se llegue atentar contra los derechos humanos y colectivos de nosotros los pueblos de América india.

Ese día llegará, lo estamos construyendo desde ya, para que en el terror deje de aplicarse y la vergüenza de los perpetradores se convierta en remordimiento acumulado y condena permanente de los agravios realizados contra el pueblo.

Hoy, la Minga llega a la Plaza de Bolívar a entregar la decisión de denunciar y superar un modelo de poder, basado en la codicia insaciable que debe terminar, 516 años y 40 días resistiendo y luchando para que esto cambie tan pronto como podamos lograrlo, venimos de tan lejos no solamente para que nos den unos mendrugos, ni queremos seguir siendo parte de este horror económico y político, queremos que se acabe para siempre, mientras tanto, la rabia será la fuente de donde tomar fuerza, y nos permitirá decir la verdad, y contagiar poco a poco a muchos para que la verdad no se entretenga, ni la encubra, ni la maquillen, ni nos compren jamás.

Este modelo económico capitalista, se ha servido del terror y por eso hoy, con una miga de los pueblos indígenas de Colombia, después de 516 años y 40 días de barbarie, decimos con serenidad y fortaleza que en la agenda de los pueblos dice, mucho más que Derechos Humanos, dice Defensa de la Vida, decimos ¡NO! al terror del régimen para seguirnos despojando de la dignidad, de nuestras tierras y de la vida.

Nos negaremos a permitir que nos quiten la memoria, los recuerdos de la barbarie capitalista enquistada desde hace 516 años y 40 días en nuestras tierras, salvajismo económico que nos niegan, nos arrebata la posibilidad de vivir como seres humanos plenos, llenos de alegría, por eso para que la ira y la indignación quede en la memoria con la misma fuerza de la alegría y la sabiduría propia e histórica de nuestros pueblos, vamos a caminar a la Plaza en Minga para decir que este camino termina cuando termine el Terror.

Con nosotras y nosotros llegan todas las víctimas de un terror genocida que ha durado más de 500 años, es esta memoria que vamos a convertirla en camino. Son gritos contenidos por siglos que tenemos que caminar hoy, transformádoles en la agenda de los pueblos, son gritos que solo se silenciarán cuando se derrumbe el modelo despojador y capitalista, hasta que en esta tierra los pueblos vivan sin dueños.

La Minga social y comunitaria de los Pueblos indígenas en Colombia, tienen como propuesta política, proteger la minga de los pueblos, como un espacio de lucha permanente, de denuncia indeleble pues las ideas, sueños y ganas de hasta hace poco, hoy son imperativos concretos e inmediatos que nos desbordan, que nos compromete, nos preocupa y nos desafía.

Este compromiso doble y simultáneo de proteger la Minga siendo parte de ella, pero también de dejarla en Libertad para que camine en la dirección que le demos nosotros, nos obliga a mantener la lucidez del proyecto político que tenemos que defender cuando decimos que queremos una Colombia libre de dueños.

Porque lo que exige ese ser que nació y quiere vivir, la Minga de los Pueblos, es mucho, pero mucho más de lo que podemos ofrecerle desde nuestras capacidades particulares. Nos desborda y eso nos entusiasma y nos preocupa. No hay costumbre de Minga. Esa es una verdad y un desafío. El desafío consiste en tener la sabiduría que nos permita compartir el sentido  y no sacrificarlo mientras obtenemos logros concretos en este proceso de lucha, debemos caminar entonces hacia la transformación del país, hacia la unidad y coordinación entre todos los pueblos.

Nuestra propuesta es tejer la unidad de los pueblos de Colombia y por qué no, de la América india, que reclama de hijos que se indignen y que luchen, por ello convocamos a tejer acciones, movilizaciones coordinadas y compartidas, tejer debates para caminar la palabra para construir pensamientos encaminados a levantar la dignidad de los pueblos.

Esta movilización, que inició hace 40 días y que significó un centenar de heridos y un compañero comunero muerto, a manos de los escuadrones móviles al servicio de Álvaro Uribe, nos deja una agenda de debate y práctica que construya una Latinoamérica libre de hambre, guerra y terror. La rebeldía es un derecho que vamos a ejercer sin autoritarismos sectarios ni imposiciones.

La Minga de los pueblos en Colombia, después de ser burlados en la audiencia publica solicitada a Álvaro Uribe, no volveremos a pedirle audiencia a nadie, porque quienes hacemos la Minga de los Pueblos, somos el país y la autoridad, los que nos representan, nos mandan obedecen, o se van.

La verdadera historia recordará la Minga de los pueblos, realizada con más de 10.000 indígenas que caminando sin amilanarse al hambre y al cansancio ha recorrido Colombia para visualizar la rabia y la indignación frente a este sistema depredador de nuestros pueblos.


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La culinaria indígena:
Resistencia y defensa cotidiana de la soberanía alimentaria de los pueblos y nacionalidades indígenas


Olga Tene*

Llegar a pensar que desde los cotidianos quehaceres culinarios de nuestros pueblos, resistimos y abrimos espacios de lucha por la soberanía alimentaria, pereciera irrisorio; pues así es, desde los primeros años los pueblos estamos en contacto con el fogón, lugar donde se reproduce nuestra memoria histórica, es el sitio del intercambio simbólico de los cuentos, mitos y tradiciones que se anudan en el tiempo para que no dejemos de vivir y de sentir, es el lugar donde nos alimentamos no solo de machika, quinua, chicha, habas choclos y mellocos, también del sentir colectivo y territorial de nuestras comunidades.

Esta pampa-mesa, alimentadora del cuerpo y de la conciencia del hombre en las comunidades, crece a la hora de las mingas para sembrar, cosechar o desyerbar, y es allí donde nuestros alimentos se resisten a perderse en el tiempo, prevalecen junto al poncho, al anaco, al pondo y a la guitarra.

Creer a los 6 años, que ayudar jugando a la mamá en la tullpa, era guardar en la memoria nuestra alimentación, es difícil, sobretodo cuando llega a la comunidad, en la prensa escrita, recetas de comidas desconocidas que nos llamaban la atención, o cuando sale a la ciudad y ha probado salchipapas remojadas en salsa de tomate, mayonesa y mostaza, recuerdo que otra comida que me sorprendió y supongo que a otros niños de la comunidad con igual intensidad, fue el arroz con pollo adornado con un tomate y lechuga y de beber la llamada coca cola o cualquier gaseosa adicional.

Cocinar como dice la receta de la revista o el periódico, se tornaba complicado, sobretodo a la hora de conseguir, los champiñones, los espárragos o el queso parmesano, crepes de pollo, escalopes de ternera, pechuga de pollo cordón blue y otros más. Mientras jugábamos a cocinar alimentos que no conocíamos, nosotras las mujeres de mi pueblo ganábamos en destrezas culinarias propias.

A la hora de migrar a la ciudad, ya sea por los estudios como es mi caso, o por cuestiones laborales para complementar los ingresos de la casa, la cocina de las recetas que se nos hacia extraña, estaba frente a nuestros ojos, a la orden de nuestro paladar, una vez realizado el sueño de probar alimentos con nombres curiosos y que por cierto son costosos, la melancolía por los alimentos con sabor a hierva buena, eneldo o paico, no eran compensados por el rico caldo, la mayonesa o cualquier otro condimento que se suele poner en las comidas citadinas de mercado.

Aun no conciente de esta diferencia y de la importancia política que comprende nuestra sazón, color y composición nutritiva de los alimentos propios de nuestra tierra, e incursione en el arte de la gastronomía, espacio de estudio que abrieron mis ojos y paladar al mundo de la cocina nacional e internacional, dejando en el recuerdo de mi niñez, el arte de la cocina que muchos llaman “típica”

El arte de cocinar para servir una mesa muy bien presentada al ojo del comensal y la ciudad, me fue apartando de mi identidad, dejando en el baúl de los recuerdos o de aquellos secretos que no queremos que alguien conozca, los anacos, las blusas bordadas, las fajas que ceñían mi cintura y las chalinas que solían abrigarme en las tardes cuando la neblina se tomaba el pueblo de donde vine, todo por el miedo a la discriminación que hasta hoy sufrimos los pueblos y nacionalidades indígenas.

A pesar de ello, los conocimientos culinarios, nacionales e internacionales, me dejaron espacio y tiempo para el inicio de la militancia política, en las organizaciones de los pueblos indígenas, fue precisamente este ingrediente político que me permitió mirar la importancia de nuestros platos no solo a la hora de presentar una mesa, sino a la hora de defender nuestro derecho a decidir con libertad plena, por nuestra comida, a la hora de decidir por una alimentación que asegure la salud de quienes vivimos hoy en este tiempo y la salud de quienes vendrán a caminar sobre nuestros pasos.

Desde entonces retorné la mirada, hacia donde nací y crecí, sentí que las raíces de mi pueblo trascendían no solo en los grandes discursos, dados en los medios de comunicación o en las reuniones de formación; trascendían en lo cotidiano, en lo aparentemente invisible, a la hora de servirnos el choclo con queso acompañados de habas frescas y mellocos, o a la hora de tararear nuestra música mientras se trabaja sobre un plato internacional.

Con conocimiento de causa, después de haber mirado y saboreado recetas culinarias de aquí y de allá, de ese allá que se nos hace desconocido, puedo decir que la lucha por la soberanía alimentaria que lidera nuestro pueblo tiene un fundamento esencial, la salud, pues la variedad de inventos culinarios que fusionan varios ingredientes distorsionan el equilibrio nutricional so pretexto de satisfacer el paladar.

En el caso de nuestros alimentos, la combinación o elaboración de platos supone un conocimiento real de los nutrientes, de los ingredientes, así tenemos el tostado con chochos, lentejas y arroz, monte con arvejas, una combinación de cereales y leguminosas que contienen grandes cantidades de proteínas, minerales y vitaminas, como presentar el plato para ingresar a los cánones de arte culinario es secundario a la hora de mantener la salud, no solo de la familia, de la comunidad, de un pueblo y de una nacionalidad.

Por ello la importancia de la soberanía alimentaria y de su ante sala, el ejercicio de nuestras prácticas agrícolas, del mantenimiento de nuestras semillas y de las técnicas históricas para el cultivo de los productos que hacen nuestra comida.

Introducir con criterios interculturales, productos como verduras, legumbres y hortalizas, en nuestros pueblos ha resultado difícil, sobre todo cuando estos productos por tradición han estado dirigidos a la alimentación de los animales. Aspiramos que este tipo de productos lleguen a nuestra mesa, no solo para dar color o tan solo por cuestión ornamental, sino para permitir la complementariedad alimenticia.

Junto a estos alimentos y a otros que han distorsionado nuestro justo, convirtiéndose en un elemento más de la mal nutrición en las comunidades, vienen los químicos, las semillas transgénicas, la coca cola, etc, etc, logrando así terminar con nuestra soberanía alimentaria, quitándonos la oportunidad a trabajadores o profesionales jóvenes, de desarrollar, mantener y recrear una culinaria propia y porque no la posibilidad de procesar alimentos desde nuestras formas de combinación nutricional dadas y heredadas por siglos.

Junto a este mal o como primer paso, nos quita el derecho al desarrollo de nuestra agricultura, convirtiéndola en una actividad dependiente de semillas y de agroquímicos que contaminan, no solo nuestros alimentos, la tierra, el aire y el cuerpo.

Por esta realidad planteo como estrategia de lucha, la recuperación de nuestra cocina, como alternativa nutricional y como medio de recuperación de nuestras costumbres, mitos, leyendas y formas de relacionamiento productivo, que solo eran posibles de recrear alrededor de la tullpa, del fogón, al calor del fuego.

Es una propuesta que nos permitirá, eliminar el consumo, debilitando un mercado absurdo de comidas rápidas y de exhibición, que lo único que hacen es cumplir con el papel de enriquecimiento a costa de la desnutrición de todos.

Volver a la quinua, el trigo, la cebada y al amaranto es retomar también nuestras chacras, las mingas y la pampa mesa, logrando de esta manera retornar y mirarnos de frente para reconocernos.

* Gastrónoma del Pueblo Puruwa


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