Boletín No 80

ICCI

Editorial

La CONAIE da demostración de fuerza política y orgánica


Gran jornada por la dignidad y la defensa de la soberanía nacional constituyó la presencia de miles de indígenas que liderados por la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador, CONAIE, el miércoles 16 de noviembre llegaron a la ciudad de Quito desde diferentes provincias del país, para posicionar con gran fuerza el rechazo al tratado de libre comercio, TLC, la exigencia de la caducidad del contrato de la compañía petrolera occidental OXY, y la convocatoria a la Asamblea Constituyente con plenos poderes y sin la participación de los partidos políticos tradicionales.
                                                                                                                       
La Casa de la Cultura que acogió al movimiento indígena se convirtió por más de 48 horas en LA CASA DE LAS CULTURAS y esa mismas tarde y noche en gran marcha se dirigieron al Congreso Nacional. Una vez más el movimiento indígena hizo sentir su fuerza orgánica y política que aterrorizó a los deslegitimados diputados que no controlaron sus nervios pese a la brutal represión sobre los manifestantes.

El jueves 17 llegaban por cientos más representantes indígenas de las provincias y durante la mañana de ese día una multitudinaria marcha llenó la plaza de San Francisco. En la noche una poderosa marcha desde el Ágora se dirigió al Palacio de Carondelet y el presidente de la República fue exigido a recibir a una nutrida delegación del movimiento indígena, quienes entregaron al Presidente el MANDATO DE LA CONAIE. El pronunciamiento del Presidente Palacio sobre el TLC; la caducidad de la OXY, no convenció a la dirigencia indígena, porque no hubo un compromiso escrito, tampoco demostró firmeza y claridad en su intervención, es claro que en el país el valor de la palabra ya no tiene sentido.

Por ello creemos que la CONAIE desde ya preparará acciones políticas de gran envergadura para exigir la suspensión de las negociaciones y la pretendida firma del TLC y la caducidad de la OXY.

Destacamos de estas jornadas la lucha del movimiento indígena dirigido por la CONAIE, que dio una demostración de fuerza orgánica y política, que sorprendió a algunos racistas, incrédulos, dueños de canales de televisión, enemigos del pueblo indígena, que creyeron que la CONAIE ya no tenía poder de convocatoria, puesto que se hallaba debilitada y dividida; pues esta multitudinaria presencia del movimiento indígena fue una respuesta organizada a las pretensiones de los Estados Unidos de tratar de imponer nuevas formas de dominación. La gran movilización indígena no fue pagada como lo mencionara un lacayo defensor del TLC, diputado oligarca que quiso minimizar y desprestigiar al movimiento indígena y a sus dirigentes.

Estas jornadas demuestran que la CONAIE a más de ser un sujeto político con fuerte protagonismo nacional e internacional, es un referente moral y aglutinador de la esperanza de millones de ecuatorianos que no queremos ser colonia norteamericana y no permitiremos que a nuestro país se lo convierta en basurero de la chatarra norteamericana si se firma el TLC.

Tenemos la certeza que los actuales dirigentes de la CONAIE, no solamente están entretejiendo las fibras del poncho del movimiento indígena, sino que están entretejiendo las fibras de la unidad estratégica entre los indígenas, movimientos sociales, asambleístas populares, ecologistas, jóvenes y pueblo en general, para construir una propuesta seria que articule las grandes necesidades de los más pobres del Ecuador y fundamentalizar la lucha contra el TLC; la exigencia de la caducidad  de la OXY; la salida de la base militar estadounidense de Manta; el no involucramiento en el Plan Colombia; el rechazo a la Ley de Beneficios Tributarios para las inversiones productivas (Nebot-Moncayo); exigir un presupuesto para el 2006 que beneficie a los sectores sociales; y bajo la consigna de que SE VAYAN TODOS, exigir la convocatoria a una Asamblea Constituyente con plenos poderes y sin participación de partidos oligárquicos.

El movimiento indígena y su dirigencia tienen un compromiso con los excluidos, el situarse al frente de esta GRAN MINGA es un deber por construir el gran país PLURINACIONAL, solidario y profundamente humano, como es tarea también de todo ecuatoriano comprometido en la lucha, contra quienes quieren hipotecar la vida de las presentes y futuras generaciones y también hacernos perder la memoria.


© Los artículos del presente Boletín pueden reproducirse citando la fuente

El futuro ecuatoriano a la luz del TLC

René Báez*


En esta vuelta de siglo el panorama económico-político internacional se singulariza por dos grandes procesos: la constitución del poder unipolar de los Estados Unidos y la integración de grandes bloques bajo comando de las potencias industrializadas (TLCAN-CAFTA, Unión Europea, ASEAN).

Más allá de sus cristalizaciones específicas, ambos procesos apuntan a una creciente “marginalización del Sur” (aunque también de vastos contingentes poblacionales en los propios niveles centrales del sistema, conforme evidencian recientes acontecimientos en los propios Estados Unidos y Francia).

La aludida marginalización se origina, a su vez, en dos tendencias generales de la economía internacional contemporánea.

La primera de ellas relacionada con la nueva ola de innovaciones tecnológicas originada en los Estados Unidos, la Unión Europea y el Japón: robótica, nuevos materiales, informática, comunicaciones, exploración de fondos submarinos, microtecnología, biotecnología.  Cambios tecnológicos que se orientan a sustituir la base productiva anterior -la denominada base fordista- con la consecuencia de institucionalizar y extender la exclusión de la mano de obra y que, en cuanto concierne específicamente a los países periféricos, está resultando en una desvalorización de sus exportaciones primarias (salvo el petróleo).

La segunda tendencia tiene que ver con el estrangulamiento financiero tercermundista, y latinoamericano en particular, derivado de una astronómica deuda externa y de otras retribuciones al capital transnacional.  Pagos que en su conjunto y ligados a las pérdidas comerciales han venido a galvanizar un estatuto de rampante neocolonialismo que se reproduce y profundiza al tenor de las políticas impuestas por el capital financiero internacional a través de entidades como la OMC, el FMI, el Banco Mundial, el BID.

El desenvolvimiento de la socioeconomía ecuatoriana en el futuro previsible no podrá soslayar el contexto lacónicamente descrito. Aún más, la eventual firma del Tratado de “Libre Comercio” con Estados Unidos radicalizaría el impacto de las tendencias descritas.

Una crisis por partida triple

El Ecuador está amaneciendo al siglo XXI envuelto en tres crisis simultáneas: la crisis de su capitalismo “tardío” y subalterno, el agotamiento de una mal aplicada estrategia desarrollista- intervencionista y la fomentada por un neoliberalismo esquizofrénico cuya “explosión” en l999 agudizó la inveterada vulnerabilidad de nuestra socioeconomía.

La crisis estructural del capitalismo ecuatoriano se verifica en la persistencia e incluso agravamiento de problemas como los siguientes: a) baja productividad de la mano de obra y consiguiente baja generación de recursos capitalizables (el país ocupa uno de los últimos lugares en productividad a escala del continente), b) elevadas transferencias al exterior de tales recursos (el año 2004 aproximadamente la mitad de los ingresos ordinarios del presupuesto fueron destinados al servicio de la deuda externa- interna), y c) usos irracionales de los fondos capitalizables remanentes (consumo suntuario, excesivos gastos militares, operaciones especulativas).

El fracaso de la estrategia fondomonetarista- bancomundialista como medio de asegurar la estabilidad y el crecimiento amerita algún desglose.

El agotamiento de la estrategia desarrollista- intervencionista predominante en los años 70 -sustentada en las palancas de la renta petrolera, las inversiones y el crédito externo, el gasto público y la equívocamente denominada “industrialización sustitutiva”- se expresó en un cúmulo de desequilibrios externos y fiscales que, a la par que marcó la interrupción del tenue proyecto de capitalismo nacional autónomo impulsado por el gobierno de Rodríguez Lara y la tecnocracia de la época, condujo a la moratoria y la “sucretización” durante la administración del demócrata cristiano Osvaldo Hurtado, decisiones que hipotecaron las finanzas públicas y, a la postre, colocaron al país en la ruta del monetarismo y la reestructuración subordinada.

La sistemática imposición de la estrategia liberal puede explicarse por tres factores concretos: a) el intento de las distintas administraciones -desde la de Hurtado hasta la del renegado del nacionalismo, Alfredo Palacio- por superar la crisis apelando a las reglas del mercado y la acumulación privada en obediencia a la presión generalizada de grupos locales de presión económica; b) el interés del capital financiero internacional por una explotación intensiva de los países periféricos mediante la desprotección de los recursos naturales y la mano de obra; y c) la debilidad organizativa y política de los contingentes laborales y populares. Conforme se apuntó arriba, en el Ecuador, igual que en el resto de América Latina, la práctica del liberalismo se ha desarrollado bajo una modalidad ambigua -auténticamente esquizofrénica-, es decir, Estado máximo para los grupos financieros y empresariales y Estado mínimo para los pobres.

El liberalismo esquizofrénico y el hundimiento ecuatoriano

La recurrente instrumentación de la estrategia liberal ha venido a exacerbar viejas y negativas tendencias de nuestra socioeconomía, a la par que ha generado otras del mismo signo desfavorable.

Aludimos específicamente a:

– Estancamiento del producto social

Desde una perspectiva global, y con referencia al índice más utilizado para la medición de la actividad económica, los años 80 y 90 vinieron a confirmarse como las “décadas perdidas”.  La reanimación del crecimiento en los últimos cuatro años no revelan en modo alguno el inicio de un ciclo expansivo, puesto que se explica más bien por la gravedad de la caída de l999, las remesas de los emigrados, el ingreso de divisas del narcotráfico y más recientemente por la escalada del crudo derivada de las guerras recolonizadoras de Estados Unidos en Afganistán e Irak. Previsiblemente la tendencia al estancamiento se mantendrá dado que no se avizora ninguna explotación que pueda contribuir a sustentar una dinámica significativa como en su momento ocurriera con el cacao, el banano o el petróleo, como debido a las “sobrecargas” que soportan el sector externo y las finanzas públicas (servicio de la deuda, incorporación a la guerra civil colombiana, etc.).

– La insularidad del proceso económico

La debilidad de la economía ecuatoriana para la generación, retención y utilización productiva del excedente económico, por una parte, y por otra, los procesos de concentración y centralización de capital, han venido determinado un cuadro de marcada polarización económica, social y espacial, conforme permiten verificar las propias estadísticas oficiales.

– Parasitismo financiero y contracción del peso relativo de los sectores productivos

Las políticas de ajuste ortodoxo y el desmantelamiento de los mecanismos de intervención del Estado han tenido el efecto de impulsar la monopolización dentro de un patrón de acumulación marcadamente rentista y especulativo.  Esta modalidad de acumulación se habría reproducido en el contexto de la dolarización instrumentada desde comienzos del 2000, alimentando un crecimiento hipertrófico del sector terciario (la propia banca, los seguros, el comercio de importación, los servicios suntuarios).  Todo esto en detrimento de los sectores y ramas propiamente productivos como la agricultura y la industria.

El modelo neoliberal es el responsable de la elevada fragilidad financiera que exhibe el Ecuador, identificable en la vulnerabilidad de la economía a las decisiones de un reducido número de agentes económicos.  Las gigantescas expatriaciones de excedentes económicos, estimadas en un monto de l0 mil millones de dólares, ilustran sobre esta tendencia institucionalizada.

– Debilidad del esquema primario exportador

En concomitancia con el interés del capital financiero internacional por la explotación intensiva de nuestras recursos naturales y energéticos y de la fuerza laboral, y en función de que el país genere divisas para el servicio de su deuda externa, la economía ecuatoriana se ha orientado en los últimos años al mercado externo.  La dolarización y el referido bajo nivel de productividad, sin embargo, han venido restringiendo las posibilidades de financiar la expansión económica con el soporte del mercado externo.

Contrariamente a las ilusiones oficiales y de los segmentos empresariales partidarios del TLC con Estados Unidos, las posibilidades de incrementar las ventas a ese mercado son mínimas, tanto más que Washington ni siquiera aparece dispuesto a preservar la totalidad de las exoneraciones concedidas en el marco del ATPDEA, aprobado a título de compensación por nuestra inscripción en la fementida cruzada contra el “narcoterrorismo”.

– Contracción y precarización del empleo y los ingreso; urbanización hipertrófica

La contracción de la inversión productiva y en general el panorama recesivo que predomina en la economía ecuatoriana, la hegemonía del capital financiero, la sistemática contracción del mercado interno derivada de los recurrentes ajustes, entre otros factores, han determinado un clamoroso problema de ocupación e ingresos de la fuerza laboral.

Expresiones específicas del problema ocupacional son: el éxodo de la fuerza laboral, el aumento de los empleos informales (cuentapropismo), la precarización del trabajo, el multiempleo, el trabajo infantil.

Un corolario de la recesión y de la simplificación del esquema productivo constituye la disfuncionalidad del sistema educativo, conforme denota la abultada desocupación de los egresados y graduados universitarios o su empleo en campos ajenos a su formación.

Los procesos de urbanización desordenada y concentrada en los tradicionales polos de atracción demográfica completan el cuadro de deterioro ocupacional y espacial.

– Lumpenización del desarrollo

A manera de válvula de escape a la impotencia de nuestro “capitalismo real” y como reacción a los efectos excluyentes del neoliberalismo, amplios grupos humanos han optado por soluciones desesperadas a sus necesidades de supervivencia, soluciones que van desde las oleadas migratorias -particularmente a Estados Unidos, España e Italia, aunque también a distintos países latinoamericanos- hasta la incursión en actividades reñidas con preceptos legales y morales que nuestra sociedad dice defender.  No se trata únicamente de la extensión de viejas y denigrantes formas de vida como la prostitución y la mendicidad, sino de la proliferación de actividades tan protervas como el tráfico de menores y órganos vitales, la trata internacional de prostitutas y travestis, el sicariato, la industria del secuestro, la venta de protección, el saqueo del patrimonio cultural, la depredación de especies vegetales y animales, la usura rampante en las economías subterráneas.

La eventual suscripción del TLC con Estados Unidos tendría como correlato inevitable la liquidación de la agricultura y ganadería que actualmente abastecen el mercado interno y constituyen fuente de ocupación e ingresos para aproximadamente 4 millones de ecuatorianos.  La ruina de esas actividades tradicionales solo puede resultar en un nuevo auge de las migraciones internas y externas, así como en la proliferación de cultivos de marihuana, coca y amapola, con lo cual el país mutaría su actual condición de lugar de tránsito de drogas psicoactivas por una en la cual también cumpliría el rol de fabricante de las mismas.  Un proceso de “colombianización” de la economía y la política ecuatoriana con su correspondiente saga de violencia y desinstitucionalización.

En suma, el TLC convertiría al Ecuador en un “Estado fallido”. ¿Fundar esa caricatura de Estado será el honor con que quiere registrar su nombre en la historia el médico Alfredo Palacio?


Notas

[*] ALAI. René Báez es profesor universitario, miembro de International Writers Association.


© Los artículos del presente Boletín pueden reproducirse citando la fuente

Ecuador: Frente a la movilización de la CONAIE
Nerviosos


Leonardo Vicuña Izquierdo*

El Presidente de la República se demostró nervioso y a su vez atento frente a la movilización de miles de indígenas de la CONAIE, que protestaban por una eventual suscripción del TLC, exigían la declaratoria de caducidad del contrato con la OXI y la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente (ANC).
 
En diálogo con los dirigentes respondió, «que la iniciativa de la Constituyente es suya, que ya le dio plazo a la Occidental para que responda a las acusaciones y que su gobierno trata de firmar con dignidad el TLC».

Sobre la ANC, recordamos que en efecto, aunque tardíamente, el Presidente decidió ir a la consulta; pero lo hizo con tal cantidad de enredos y un estatuto electoral antidemocrático, elaborado torpemente por sus asesores, que sembró serias dudas. Luego corrigió y el «proceso» avanzó, hasta que, en medio de pujas y cediendo a presiones políticas de los que se oponen a ella, lo envió a la congeladora; esto es, al Congreso Nacional, de donde no saldrá por la voluntad de la mayoría de los diputados, sino por la voluntad popular, que ya comenzó a expresarse en las calles, con firmeza e indignación, lo que también puso nerviosos a los congresistas.

Lo cierto del caso es que la ANC es una salida democrática viable y necesaria, que se corresponde con la crisis política del momento y la variedad y profundidad de cambios que el país requiere, para lo cual es indispensable construir el marco jurídico necesario. ¿Qué va a hacer el Presidente? No lo dijo. Vamos para un mes de torpedeo y tomadura de pelo, y la paciencia se le agota a la gente.

En el tema OXI, recordamos que el Procurador hace meses, se pronunció por la caducidad; lo mismo el ex presidente de Petroecuador, Ing. Carlos Pareja, por lo que lo remplazaron; ahora, el Ministro la notifica con una redacción dudosa, insinúa que se le da 60 días para que corrija los incumplimientos contractuales; dudas que se alientan por las declaraciones del Ministro de Comercio, que desde EE.UU. expresa ,en relación al TLC, que el tema de la OXI «podría poner en peligro la inclusión del Ecuador en el tratado».

También, muy suelto de huesos, considera al TLC como «una ventana de oportunidades para nuestro pueblo», sin que se hayan aclarado los diversos problemas y demandas pendientes, que industriales, agricultores, ganaderos, productores de fármacos, atuneros, etc., consideran importantes. Si es como afirma el Ministro, simplemente habría que firmarlo sin la aprobación del Congreso y sin consulta al pueblo.

Sorprende que se hable de «ventana de oportunidades» y no se señale cuáles son, ni cómo utilizarlas y que el gobierno no exhiba una agenda – país para moverse con ella en este peligroso TLC.

Si el Presidente espera «firmarlo con dignidad», debe señalar qué partes indignas tiene el TLC y cómo superarlas. El problema no es sólo de dignidad, sino de conveniencia.

Con estos temas sensibles no se debe jugar. El pueblo no va a dejar que otro Presidente lo engañe.

Por fin el Presidente afirmó que en su mandato quiere mantener «incólume» la soberanía. Debe recordar que todo esto tiene que ver con ella.

La Constituyente, con la soberanía popular, que se la debe recuperar y los de la OXI y TLC con la soberanía nacional, que por cierto está sensiblemente lesionada.


Notas

[1] Altercom. Leonardo Vicuña Izquierdo. Profesor universitario. Economista político ecuatoriano. Autor de varias obras y editorialista de algunos medios.


© Los artículos del presente Boletín pueden reproducirse citando la fuente

Leave a reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *